lunes, 29 de abril de 2019

Nosotros ya no somos los mismos
En Morena ¿el fin justifica los medios? // Esta vez Aldous Huxley perdió la votación
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Cuando escuché la propuesta de la diputada veracruzana Ana Miriam Ferráez, que considera que el problema de la violencia contra la mujer tiene una fácil y solución, a saber: su reclusión en el hogar a partir de una hora prudente, de inmediato pensé que se trataba en un resabio de aquella asociación llamada UFCM. 
Foto Cuartoscuro
 
La polémica sobre la autoría de la expresión es tan antigua como la primera fecha en la que ésta se hizo pública: Cum finis est licitus, etium media sunt licitus. O la versión más conocida: El fin justifica los medios. Que dizque la versión original, la de don Nicolás, fue corregida luego en la última página de su biblia política, por don Napoleón, el más añejo de los destilados que llevan ese nombre. Sin embargo, es el teólogo alemán Hermann Busembaum, en el libro Medulla Theologide Moralis –que fue gran best seller allá por 1650–, quien se manifiesta como un aguerrido defensor de las opiniones de los hijos de la Compañía y, como en esos tiempos del Señor, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), aún no cobraba vida, considero innecesario aclarar que, por la Compañía, me estoy refiriendo a la orden fundada por San Ignacio de Loyola, en 1534.
Por supuesto, mil veces más milagrosa ésta que la otra. Los jesuitas, con vehemencia, sostenían que recurrir al uso de medios inmorales pero que proveían a la consecución de un fin noble y generoso merecía el perdón absoluto, como está contemplado para los perpetradores de las peores infamias, siempre y cuando éstas se cometieran en cumplimiento de la consigna que sustenta la cofradía: Ad maiorem Dei gloriam .
Ya en nuestros tiempos, Aldous Huxley expresaría al respecto una idea difícil de rebatir: Los fines no pueden justificar a los medios, porque éstos terminarían determinando la validez de los fines perseguidos, y… por supuesto alcanzados. Porque si no, hijo, ni la vergüenza. Pues todas estas disquisiciones me llevaron a ponderar y reconocer la intensidad de los enormes conflictos morales, ideológicos, de severa estrategia política e ingeniería electoral, que tuvo que afrontar la nomenclatura morenista para lograr encontrar los cientos de idóneos ciudadanos que integrarán el ejército capaz de ocupar enclaves (por demás claves), tanto en el Congreso de la Unión, en el Poder Judicial y la Administración Pública Federal, como en algunas entidades que renovaron sus autoridades.
¿Cuáles serían los argumentos sustentados en mesas dentro de Morena, para justificar las postulaciones de, por ejemplo, Ana Miriam Ferráez Centeno, Lilly Téllez y algunos más de los que ya hablaremos? ¿Y qué decir del selecto grupo de guardia de corps que le fue aprobado al capo di tutti capi, de la alguna vez autónoma y benemérita Universidad de Hidalgo, para que desde la Cámara de Diputados se le garantizara no sólo inmunidad, sino la total impunidad de que ha venido gozando desde el aciago momento en el gobierno abdicó en favor de este ilustre académico plenamente identificado como la Sosa Nostra, la rectoría efectiva de la máxima casa de estudios de la entidad?
Cuando escuché por primera vez la propuesta de la diputada veracruzana Ana Miriam Ferráez, que considera que el problema de la violencia contra la mujer tiene una pronta y fácil y solución, a saber: su reclusión en el hogar a partir de una hora prudente, confieso que pensé de inmediato que se trataba en un resabio de aquella asociación llamada UFCM, espejo de la ACJM. Los dos organismos surgidos del sinarquismo más añejo y en los que se agrupaban los jóvenes hijos de sinarquistas, llorosos por la pérdida de la Segunda Guerra. Pensé también que sería una nieta de aquel neandertal secretario de Gobernación que hizo correr a la maestra de su hija porque le dio a leer un libro de Carlos Fuentes: Carlos Abascal, prófugo del Santo Oficio.
Pero que equivoco y entonces evoco al maestro Olivares Santana que me decía: Ortiz, Ortiz: ¿si puedes preguntar, p’ qué adivinas? Y pronto tuve una respuesta: La joven Ferráez es una señora madre de 5 hijos (entre 5 y 22 años), cursa el segundo año de derecho, tiene 7 años como locutora en una estación radiofónica familiar. Carece de alguna otra preparación académica acreditada, como no sean las ciencias ocultas (estudio y práctica, a las que dedica su vida). Cuando pertenecía al PAN y otro partido, afirmó que AMLO le daba asco. Sostiene que las tres ventajas de su propuesta son: Aumento de la natalidad, ahorro de energía y alta productividad por la desmañanada. Ya dio inicio a su campaña para la presidencia municipal.
Pues por esta vez, en Morena, Aldous Huxley perdió la votación.
Twitter: @ortiztejeda

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