Pinochet y su despiadado intento de utilizar armas químicas en América Latina
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AFP 2019 / Philipp Guelland
Los
países de América Latina se mantienen lejos de las armas químicas, de
cara a un nuevo día internacional de conmemoración de sus víctimas. Sin
embargo, hubo un tiempo en que la dictadura de Augusto Pinochet ideó un
macabro plan para asesinar a sus detractores con gas sarín.
La
preocupación internacional por evitar el uso de sustancias químicas
como arma de guerra tiene larga data y se plasmó por primera vez en un
tratado en 1925, cuando la Sociedad de Naciones, conformada tras la
Primera Guerra Mundial, firmó el Tratado de Ginebra, acerca de la
"prohibición del empleo en la guerra de gases asfixiantes, tóxicos o
similares y de medios bacteriológicos".
Sin
embargo, debieron pasar casi 70 años para que, en 1992 y tras doce años
de negociaciones, se aprobara en el seno de Naciones Unidas la
Convención sobre Armas Químicas, que por primera vez estableció una
serie de requisitos para comprometer a los países a eliminar sus armas
químicas.
El acuerdo se firmó en 1993 pero las disposiciones de la Convención
comenzaron a regir el 29 de abril de 1997. En honor a esa fecha, se
decidió fijar cada 29 de abril como 'Día de conmemoración de todas las
víctimas de guerra química'.
Entre los usos más conocidos de armas químicas están los del nazismo, pionero en desarrollar 'agentes nerviosos' como el sarín, el tabún y el somán, con el fin específico de producir muertes humanas. Los nazis también habían utilizado el Zyklon-B, un pesticida que acabó siendo utilizado para muertes masivas en los campos de concentración.
Más cerca en el tiempo, se ha denunciado la utilización de armas químicas en el conflicto entre Irán e Irak en la década de los 80 y, más recientemente, en la guerra civil en Siria.
Sin embargo, también existen antecedentes de desarrollo de armas químicas en América Latina. En 2008, el Ministerio de Salud de Chile encontró en un subsuelo dos cajas con ampollas de toxina botulínica que, según las estimaciones, podrían haber sido utilizadas para provocar la muerte a cerca de 1,5 millones de personas. La existencia de las toxinas no se conoció hasta 2013, cuando la exdirectora del Instituto de Salud Pública Ingrid Heitmann reveló el hallazgo durante una entrevista con la agencia DPA. La exjerarca contó que las toxinas habían sido adquiridas al instituto brasileño Butantan y que habían sido eliminadas en 2008 "en secreto" sin conocimiento de la entonces presidenta Michelle Bachelet.
No fue el primer episodio que vinculaba a Pinochet con el uso de armas químicas. Las investigaciones judiciales llevadas adelante por el juez chileno Alejandro Madrid permitieron establecer que la dictadura de Pinochet había desarrollado gas sarín con la intención de utilizarlo para asesinar a opositores políticos.
Las operaciones con gas sarín se hacían en el nombre del denominado 'Proyecto Andrea', a cargo del bioquímico Eugenio Berríos, responsable científico del desarrollo del arma química.
Otro de los hombres clave de la operación fue el estadounidense Michael Townley, un exagente de la CIA que llegó a viajar a EEUU con gas sarín dentro de un frasco de perfume para asesinar al excanciller chileno Orlando Letelier durante su exilio en Washington.
En efecto, la intención de EEUU de poner a prueba sus armas químicas con miras al final de la Segunda Guerra Mundial o luego con la Guerra de Vietnam, llevó a EEUU a comenzar una serie de acciones militares en la isla panameña de 44 kilómetros cuadrados de extensión.
Si bien las pruebas dejaron de hacerse, EEUU mantuvo una base en la isla y abandonó en el lugar alrededor de media docena de bombas químicas sin detonar. Tras varios años de negociaciones, EEUU aceptó en 2013 encargarse de la limpieza de la isla, algo que finalmente no cumplió y volvió a anunciar en 2017.
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Sputnik / Alexey Filippov
Entre los usos más conocidos de armas químicas están los del nazismo, pionero en desarrollar 'agentes nerviosos' como el sarín, el tabún y el somán, con el fin específico de producir muertes humanas. Los nazis también habían utilizado el Zyklon-B, un pesticida que acabó siendo utilizado para muertes masivas en los campos de concentración.
Más cerca en el tiempo, se ha denunciado la utilización de armas químicas en el conflicto entre Irán e Irak en la década de los 80 y, más recientemente, en la guerra civil en Siria.
Sin embargo, también existen antecedentes de desarrollo de armas químicas en América Latina. En 2008, el Ministerio de Salud de Chile encontró en un subsuelo dos cajas con ampollas de toxina botulínica que, según las estimaciones, podrían haber sido utilizadas para provocar la muerte a cerca de 1,5 millones de personas. La existencia de las toxinas no se conoció hasta 2013, cuando la exdirectora del Instituto de Salud Pública Ingrid Heitmann reveló el hallazgo durante una entrevista con la agencia DPA. La exjerarca contó que las toxinas habían sido adquiridas al instituto brasileño Butantan y que habían sido eliminadas en 2008 "en secreto" sin conocimiento de la entonces presidenta Michelle Bachelet.
No fue el primer episodio que vinculaba a Pinochet con el uso de armas químicas. Las investigaciones judiciales llevadas adelante por el juez chileno Alejandro Madrid permitieron establecer que la dictadura de Pinochet había desarrollado gas sarín con la intención de utilizarlo para asesinar a opositores políticos.
Las operaciones con gas sarín se hacían en el nombre del denominado 'Proyecto Andrea', a cargo del bioquímico Eugenio Berríos, responsable científico del desarrollo del arma química.
Otro de los hombres clave de la operación fue el estadounidense Michael Townley, un exagente de la CIA que llegó a viajar a EEUU con gas sarín dentro de un frasco de perfume para asesinar al excanciller chileno Orlando Letelier durante su exilio en Washington.
El cementerio de armas químicas de EEUU en Panamá
Pero la de Chile no fue la única incursión con armas químicas en territorio latinoamericano, aunque sí la única impulsada por un Estado de la región. Es que la isla panameña de San José fue escenario de múltiples pruebas con armas químicas estadounidenses a mediados del siglo XX.En efecto, la intención de EEUU de poner a prueba sus armas químicas con miras al final de la Segunda Guerra Mundial o luego con la Guerra de Vietnam, llevó a EEUU a comenzar una serie de acciones militares en la isla panameña de 44 kilómetros cuadrados de extensión.
Si bien las pruebas dejaron de hacerse, EEUU mantuvo una base en la isla y abandonó en el lugar alrededor de media docena de bombas químicas sin detonar. Tras varios años de negociaciones, EEUU aceptó en 2013 encargarse de la limpieza de la isla, algo que finalmente no cumplió y volvió a anunciar en 2017.
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