Despertar en la IV república
Tamaulipas en vilo
José Agustín Ortiz Pinchetti
Tamaulipas, en el
extremo noroeste, es un estado bendecido por circunstancias favorables.
Tiene un extenso litoral (433 kilómetros), puede desarrollar pesca,
acuicultura y turismo; su cercanía con Veracruz, San Luis Potosí
(Huastecas) y Nuevo León permiten aprovechar ventajas en los
intercambios internos; tiene una superficie y una población
equilibradas, distribuidas en varias ciudades; una frontera de 370
kilómetros con Estados Unidos y 18 cruces internacionales, podría ser
una potencia comercial. Es resumen de todas las regiones del país.
Además, cuenta con Matamoros, uno de los puertos con mayor potencial;
mucho petróleo; su máximo poder es su gente, una población mestiza,
laboriosa, bien alimentada e instruida. El nivel de escolaridad es
elevado y también el de urbanización. Tiene una intensa actividad
ganadera y agrícola, es campeón productor de sorgo.
Sin embargo, Tamaulipas es un estado en vilo. Hay una grave
incidencia delictiva. Tiene una cifra negra (crímenes no denunciados o
no investigados) pavorosa de 96.4 por ciento, la percepción de
inseguridad entre su población es de 86.4 por ciento. ¿Cómo puede
explicarse esta contradicción entre su riqueza potencial y los graves
problemas de inseguridad? La ventaja de estar cerca de Estados Unidos se
ha vuelto un elemento de al-to riesgo, la cercanía favorece al
narcotráfico y a la compra de armas. Este comercio ilegal se combinó con
la corrupción de las instituciones políticas, dos de sus ex
gobernadores están presos. Un candidato a gobernador fue asesinado. En
2016 se produjo una alternancia y el nuevo gobierno alega que ha
mejorado las condiciones de seguridad y aumentado la confianza, además
se declara comprometido con la democracia pero sus detractores no opinan
lo mismo.
Tamaulipas está a punto de celebrar elecciones locales para renovar
su Congreso. Estos comicios serán un refrendo de la alternancia y del
gobernador, podría haber la tentación de alterar los resultados,
entonces, la joven democracia tamaulipeca perdería su ímpetu y
volveríamos a los tiempos oscuros.
Colaboró Meredith González.
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