martes, 30 de abril de 2019


Irán ha dejado claro repetidamente que cerrará el estrecho de Ormuz si estados Unidos le prohíbe vender su petróleo.
“Más letal que cualquier bomba o ejército, el cierre del estrecho de Ormuz es el arma más temida por Estados Unidos en poder de uno de sus enemigos declarados: Irán”, se lee incluso desde Cuba (Cubadebate.cu) y esto ilustra que aunque sea tan lejos, el tema es de preocupación mundial: Trump sobre Irán.
Y es que Irán ha dejado claro repetidamente que cerrará el estrecho de Ormuz si EE.UU. le prohíbe vender su petróleo. “Durante varios siglos Irán ha suministrado la seguridad del Golfo Pérsico y en la actualidad la República Islámica continúa preservando la paz y la estabilidad en esta región. Irán hará lo necesario para defender su seguridad nacional frente a cualquier país que trate de socavarla y esta es nuestra línea roja”, advierte Eshaq Yahanguiri, vice presidente primero de Irán.
Eso es lo más suave pero desde el sector militar persa, las cosas son aun más claras y contundentes: Irán “definitivamente hará frente a todo aquel que intente desestabilizar el estrecho de Ormuz, y si nuestro crudo no pasa por él, el crudo de otros tampoco lo hará”, declara el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, Mohamad Hosein Baqeri.
¿Pero cómo Irán cerraría el estrecho de Ormuz? Tiene varias opciones. Lo puede hacer con: barcos de alta velocidad, submarinos, buques de guerra, misiles de crucero antibuque, misiles balísticos, minas, drones.
Y Estados Unidos lo sabe, por eso es que el presidente Donald Trump está jugando con fuego a pesar de que muchos políticos estadounidenses le han aconsejado que las sanciones contra Irán no es lo adecuado.
El representante especial del Departamento de Estado de EE.UU. para Irán, Brian Hook, amenazó con responder si Teherán cierra el estrecho de Ormuz en represalia por las sanciones norteamericanas impuestas a sus exportaciones de crudo.
De hecho, Trump, como ya hemos informado decidió acabar el 2 de mayo con las exenciones que permitían a ocho países importar crudo persa sin enfrentar las sanciones estadounidenses: el objetivo ulterior de estas es “reducir a cero” las exportaciones de crudo de Teherán.
El grave problema para EE.UU. es que si Irán cierra el estrecho, se estrangularía la economía del mundo por los casi 19 millones de barriles de petróleo que por ahí circulan diariamente, y lo mortal es que intente abrirlo, como siempre lo han prometido.
“El mundo debería saber que Estados Unidos está comprometido a mantener las rutas marítimas abiertas, a mantener el tránsito de petróleo disponible para todo el mundo. Ese es el compromiso que hemos tenido durante décadas, seguimos honrando ese compromiso”, advierte desde Washington, Mike Pompeo, secretario de Estado de EE.UU.
Y ese es el problema, porque si Washington intenta abrir lo qué el mismo provocó cerrar, Irán tiene listos y apuntando misiles de corto y mediano alcance que son especiales para hundir barcos como los de EE.UU.
¿Qué pasaría si le hunden un barco a Estados Unidos? ¿La opinión pública de EE.UU. cómo presionaría a la Casa Blanca? ¿Y el papel de Rusia entraría a ayudar a Irán?
Como epílogo me gustaría que hilara usted estas tres cosas: El canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, en Nueva York alertó de que podrían presentarse accidentes disfrazados para llevar a la guerra a EE.UU. e Irán, al mismo tiempo dijo que Donald Trump no quiere guerra, que quiere dialogar pero que su equipo lo está engañando para llevarlo precisamente a que ataque a Irán, y hoy además se reveló que el asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., John Bolton, considera que su jefe es un imbécil, publican fuentes en el New Yorker.
En “Detrás de la Razón”, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen.
El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, seis y Madrid, siete de la noche; México, doce, y Colombia, una de la tarde.
Por: Roberto de la Madrid.
mhn/nii/

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