UFÁ,
RUSIA (Sputnik) — Occidente está ensayando en Venezuela un mecanismo
universal de guerras híbridas, alertó el director del Servicio de
Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), Serguéi Narishkin, al comparar
esta labor subversiva a la de un virus que destruye un organismo sin
presentar síntomas durante décadas.
Las
revoluciones de colores orquestadas por Occidente empiezan con la
creación de redes que recogen información sobre conflictos explícitos y
latentes, problemas económicos y sociales acuciantes, guerras de clanes,
etcétera, y son utilizadas después para influir en la situación y poner
en marcha procesos destructivos en un país determinado, señaló
Narishkin al intervenir este 18 de junio en un foro internacional de
altos cargos de seguridad que se desarrolla en la ciudad rusa de Ufá.
Para el jefe de la inteligencia rusa, se trata de elaborar un algoritmo universal de continuas operaciones de influencia encubierta a escala global, una labor subversiva que no hace distinción entre amigos y enemigos y que no cesa nunca, ya sea en tiempos de paz, crisis o guerra.
"Cualquier cosa puede ser el detonante: la
disolución de manifestantes pacíficos como en Libia o Siria, la muerte
de un simple ciudadano como en Grecia o Túnez, el fraude electoral como
en Georgia o Ucrania", apuntó el titular del SVR.
En
el momento oportuno, agregó, los movimientos de protesta son
sincronizados, lo que provoca el colapso del anterior sistema político y
la subida al poder de una fuerza nueva. A través de canales controlados
se introduce en la conciencia colectiva un nuevo modelo de
comportamiento, al tiempo que en los medios de comunicación dominantes
se orquesta una campaña de propaganda para convencer a las masas de que
no hay alternativa y justificar una intervención, si fuera necesario.
"La implementación más visible de este escenario ahora es Venezuela", subrayó Narishkin.Para el jefe de la inteligencia rusa, se trata de elaborar un algoritmo universal de continuas operaciones de influencia encubierta a escala global, una labor subversiva que no hace distinción entre amigos y enemigos y que no cesa nunca, ya sea en tiempos de paz, crisis o guerra.
"Cabe compararla a la actividad de un virus que
puede destruir el organismo humano sin manifestarse durante décadas y,
una vez descubierto, ya es imbatible muchas veces", concluyó.
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