Autonomía universitaria e identidad latinoamericana
Abraham Nuncio
En la historia de América
Latina sólo ha habido dos grandes movimientos que han identificado a
masas y lideratos intelectuales con el destino de la región meso-sur del
continente: el de independencia y el de la reforma universitaria, que
se inicia en Córdoba, Argentina. Fue éste un movimiento que recorrió
como una tea ardiente todos nuestros países, según la expresión del
líder estudiantil cubano Julio Antonio Mella.
En mayo pasado, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) convocó a
un conversatorio sobre el fraile peruano Melchor de Talamantes y su
influencia ideológica en el proceso de independencia. Este cambio fue
liderado por el cabildo de la Ciudad de México. La presencia de
Talamantes era indicativa de una red de intelectuales que permanecían
atentos a los cambios que se producían en las colonias de España.
Eventualmente se reunían, en una o en otra de ellas, o bien en Europa o
Estados Unidos.
Por primera vez se apelaba a las ideas de representación política
colectiva en lugar de la soberanía del monarca, y de nación en lugar del
reino. Pronto las figuras de los caudillos independendistas se
destacarían en el horizonte del mundo colonial. Y también la de los
intelectuales que promovían el movimiento con teorías paradigmáticas de
gobierno y organización social.
La reforma universitaria de Córdoba generó una nueva concepción de la
universidad, su misión crítica, democrática y popular, que es la que
identifica a esta institución arquetípica de la enseñanza superior hasta
nuestros días, a pesar de las mutilaciones y deformaciones que le ha
impuesto el capitalismo en su versión neoliberal; también abrió cauce a
una renovación política en las naciones latinoamericanas. En junio de
2018 se celebró el centenario de la reforma argentina. El rector de la
Universidad Autónoma de Nuevo León presentó en Córdoba, a propósito de
una reunión de rectores latinoamericanos convocada por la Unión de
Universidades de América Latina y el Caribe (Udual), un libro colectivo
sobre el tema de la autonomía universitaria. Sus autores, más de una
docena, lo abordaron recientemente. Los trabajos dan cuenta de cómo se
presentó ese tema en el amplio territorio del subcontinente y de manera
particular en las universidades Nacional de México (1929) y de Nuevo
León (1969).
En el prólogo a La autonomía universitaria, Roberto Escalante, secretario general de la Udual, ve la reforma de Córdoba como un movimiento
con sentido emancipatorio y fraternidad latinoamericana.
Independencia y autonomía coinciden en diversos tiempos y son
sinónimos de cambio y renovación. Víctor Raúl Haya de la Torre, el
político peruano, funda en México (1924) a Alianza Popular
Revolucionaria Americana (Apra, partido socialdemócrata y
antimperialista de gran impacto y larga vida). En su iniciativa se
inspiró tanto en la reforma universitaria de Córdoba como en la
Revolución Mexicana.
Tres años antes de la fundación del Apra tuvo lugar, también en
México, el primer Congreso Internacional de Estudiantes. Jóvenes
intelectuales se reunieron de todas las latitudes, sobre todo de América
Latina, para refrendar las convicciones que, por fortuna, no han
abandonado a las generaciones ulteriores respecto al carácter libertario
y democrático, así como an-timperialista en uno de sus vértices, de la
universidad latinoamericana. En las conversaciones que debieron haber
sostenido el secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, y su
secretario privado que lo fue por algún tiempo Haya de la Torre, no es
improbable que el tópico haya estado presente en ellas.
El propio Vasconcelos mira hacia lo que fue el movimiento de
independencia en América Latina: entre otros momentos, cuando cierra su
discurso sobre la Biblioteca Hispanoamericana citando un párrafo de fray
Servando Teresa de Mier donde éste hace la apología del libertador
Simón Bolívar. Un nombre asociado a los venezolanos que defienden su
soberanía frente a la actualización de la doctrina Monroe. Bernie
Sanders, el político de la izquierda demócrata de Estados Unidos ha
vinculado esta doctrina a los golpes de Estado promovidos por su país en
varias naciones latinoamericanas.
El golpe operado en Chile por Pinochet tuvo el objetivo múltiple de
apoderarse del cobre de ese país y forjar las bases ideológicas del
neoliberalismo a partir de sus universidades.
Los gobiernos dictatoriales y autoritarios afines a los intereses de
Estados Unidos han combatido a la universidad que conserva rasgos del
magisterio reformador de Córdoba.
México, convertida en nación sándwich por el TLC, perdió liderato en
el contexto latinoamericano. Ahora trabaja por recuperarlo. Ha empezado
por Centroamérica. A Estados Unidos no le parece y sólo nos quiere como
antes: de lacayos y guardias a su servicio. Nada mejor podría hacer el
gobierno de López Obrador que apoyarse en las universidades públicas
–respaldando su autonomía– y en los países anuentes al sur de nuestra
frontera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario