jueves, 6 de junio de 2019

Autonomía universitaria e identidad latinoamericana
 
En la historia de América Latina sólo ha habido dos grandes movimientos que han identificado a masas y lideratos intelectuales con el destino de la región meso-sur del continente: el de independencia y el de la reforma universitaria, que se inicia en Córdoba, Argentina. Fue éste un movimiento que recorrió como una tea ardiente todos nuestros países, según la expresión del líder estudiantil cubano Julio Antonio Mella.
En mayo pasado, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) convocó a un conversatorio sobre el fraile peruano Melchor de Talamantes y su influencia ideológica en el proceso de independencia. Este cambio fue liderado por el cabildo de la Ciudad de México. La presencia de Talamantes era indicativa de una red de intelectuales que permanecían atentos a los cambios que se producían en las colonias de España. Eventualmente se reunían, en una o en otra de ellas, o bien en Europa o Estados Unidos.
Por primera vez se apelaba a las ideas de representación política colectiva en lugar de la soberanía del monarca, y de nación en lugar del reino. Pronto las figuras de los caudillos independendistas se destacarían en el horizonte del mundo colonial. Y también la de los intelectuales que promovían el movimiento con teorías paradigmáticas de gobierno y organización social.
La reforma universitaria de Córdoba generó una nueva concepción de la universidad, su misión crítica, democrática y popular, que es la que identifica a esta institución arquetípica de la enseñanza superior hasta nuestros días, a pesar de las mutilaciones y deformaciones que le ha impuesto el capitalismo en su versión neoliberal; también abrió cauce a una renovación política en las naciones latinoamericanas. En junio de 2018 se celebró el centenario de la reforma argentina. El rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León presentó en Córdoba, a propósito de una reunión de rectores latinoamericanos convocada por la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (Udual), un libro colectivo sobre el tema de la autonomía universitaria. Sus autores, más de una docena, lo abordaron recientemente. Los trabajos dan cuenta de cómo se presentó ese tema en el amplio territorio del subcontinente y de manera particular en las universidades Nacional de México (1929) y de Nuevo León (1969).
En el prólogo a La autonomía universitaria, Roberto Escalante, secretario general de la Udual, ve la reforma de Córdoba como un movimiento con sentido emancipatorio y fraternidad latinoamericana.
Independencia y autonomía coinciden en diversos tiempos y son sinónimos de cambio y renovación. Víctor Raúl Haya de la Torre, el político peruano, funda en México (1924) a Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra, partido socialdemócrata y antimperialista de gran impacto y larga vida). En su iniciativa se inspiró tanto en la reforma universitaria de Córdoba como en la Revolución Mexicana.
Tres años antes de la fundación del Apra tuvo lugar, también en México, el primer Congreso Internacional de Estudiantes. Jóvenes intelectuales se reunieron de todas las latitudes, sobre todo de América Latina, para refrendar las convicciones que, por fortuna, no han abandonado a las generaciones ulteriores respecto al carácter libertario y democrático, así como an-timperialista en uno de sus vértices, de la universidad latinoamericana. En las conversaciones que debieron haber sostenido el secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, y su secretario privado que lo fue por algún tiempo Haya de la Torre, no es improbable que el tópico haya estado presente en ellas.
El propio Vasconcelos mira hacia lo que fue el movimiento de independencia en América Latina: entre otros momentos, cuando cierra su discurso sobre la Biblioteca Hispanoamericana citando un párrafo de fray Servando Teresa de Mier donde éste hace la apología del libertador Simón Bolívar. Un nombre asociado a los venezolanos que defienden su soberanía frente a la actualización de la doctrina Monroe. Bernie Sanders, el político de la izquierda demócrata de Estados Unidos ha vinculado esta doctrina a los golpes de Estado promovidos por su país en varias naciones latinoamericanas.
El golpe operado en Chile por Pinochet tuvo el objetivo múltiple de apoderarse del cobre de ese país y forjar las bases ideológicas del neoliberalismo a partir de sus universidades.
Los gobiernos dictatoriales y autoritarios afines a los intereses de Estados Unidos han combatido a la universidad que conserva rasgos del magisterio reformador de Córdoba.
México, convertida en nación sándwich por el TLC, perdió liderato en el contexto latinoamericano. Ahora trabaja por recuperarlo. Ha empezado por Centroamérica. A Estados Unidos no le parece y sólo nos quiere como antes: de lacayos y guardias a su servicio. Nada mejor podría hacer el gobierno de López Obrador que apoyarse en las universidades públicas –respaldando su autonomía– y en los países anuentes al sur de nuestra frontera.

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