Comando Sur de Estados Unidos en etapa decisiva contra Venezuela
La escalada contra la revolución bolivariana ha entrado en una nueva etapa, tal como se reseña en la llamada “Operación Venezuela Freedom 2”, firmada por el general Kurt Tidd, jefe del Comando Sur (Southcom) de los Estados Unidos en febrero de este año, y mencionada en varios artículos importantes publicados recientemente. Ese documento detalla las acciones que ya están en desarrollo en la segunda fase de lo que fácilmente derivará en el derramamiento de sangre del pueblo venezolano, víctima de la traición de los vividores de siempre, hoy entronados en la Asamblea Nacional, y sometido a una feroz manipulación que apuesta todo a la amnesia popular.
La campaña por el referendo revocatorio, el cierre de operaciones de Polar, sumados a la guerra económica y la persistente tibieza del gobierno del presidente Maduro para tomar decisiones, son argumentos que se utilizan dentro del esquema del “marketing” conspirativo que presenta hoy al pueblo venezolano un ambiente tenso, frustrante y explosivo, mientras prepara a la opinión publica latinoamericana para una “implosión” de la revolución en un movimiento cataclísmico “asistido” por fuerzas de paz de la ONU.
Al mismo tiempo, han activado su “Ministerio de Colonias”, la OEA, para iniciar una campaña agresiva en la que buscan aplicar la dichosa Carta Democrática, con el fin de aislar y deslegitimar al gobierno revolucionario. De esta tarea ya se ocupa esa figura trágica y siniestra de Luis Almagro que se ha convertido en el más descarado mandadero de los gringos en la desafortunada historia de ese organismo continental.
No cabe duda que el Comando Sur prepara un escenario bélico para Venezuela; está preparando las condiciones para hacer de este una nueva Libia. Los indicios que tenemos no parecen indicar, al menos por ahora, que vayan a cambiar de rumbo, y está claro que Obama está al tanto de todos los planes, y es el responsable directo de las calamidades recientes, presentes y futuras que le toca vivir al pueblo venezolano.
Ahora bien, no es necesario que repitamos la información que abunda alrededor de este asunto en las redes. Debemos más bien apuntar que el papel de víctima para el que han destinado a nuestros pueblos, así como el papel de oráculo del comando sur, depende directamente de la pasividad con que nuestros pueblos reciban las andanadas criminales del imperio. El pueblo venezolano depende de sí mismo, y tendrá que ser radical donde sea necesario para prevalecer.
El golpe de Estado contra la presidenta Dilma Rouseff está asociado directamente con el plan contra Venezuela, y, a menos que el pueblo organizado en Brasil plantee una lucha tenaz, hasta las últimas consecuencias, no es previsible que se pueda evitar ese revés, lo que abriría de inmediato las puertas a una ofensiva diplomática casi sin resistencia para aislar a Venezuela.
Venezuela se encuentra a las puertas de una intervención militar extranjera, y tiene derecho a utilizar todos los medios a su alcance para defenderse, tanto de los enemigos externos como los internos, aun si estos se han erigido en autoridades. En ese sentido, la guerra económica, el sabotaje, las calumnias dentro y fuera, las emisiones masivas de una guerra psicológica, constituyen actos hostiles contra los que la República Bolivariana está en la obligación de actuar sin demora y contundentemente.
Todos los actos que impliquen llevar a Venezuela hacia la tragedia son traición, y deben ser tratados como tal. En este momento histórico, el papel del pueblo, de los partidos políticos de izquierda, de los trabajadores, de los jóvenes, debe poner de lado toda agenda que obstruya la visión clara de lo que está sucediendo. A este enemigo no se le puede dar cuartel, y es inaceptable cualquier juego político que, consciente o inconscientemente, contribuya a la causa de la destrucción de la revolución.
Si el gobierno ha cometido muchos errores; si no ha sido eficiente ni preciso para detener el accionar de oportunistas y corruptos, lo que depara el futuro planificado por el Comando Sur, asistido por Ramos Allup, Leopoldo Lopez, Henrique Capriles, Maria Corina Machado y cuanto vende patrias se encuentre en el zoológico de la oposición, está marcado por la miseria, la exclusión, la desesperanza la violencia y la desigualdad. Esto es lo único seguro si llegan a triunfar estos individuos; esa es la naturaleza del neoliberalismo al que aspiran.
La etapa siguiente al derrocamiento del presidente legítimo será una época de terror sistemático, en el que se perseguirá sin compasión a todos los chavistas, no importa si son de los de gobierno o de los resentidos, el objetivo, hablando militarmente, será borrar de la faz de la tierra todo vestigio de chavismo. Se tratara de eliminar toda huella, lo que necesariamente implica la destrucción de todas las conquistas, de los logros revolucionarios, y esto lo harán en cuestión de horas. Esto hace anticipar el uso indiscriminado de la violencia, la eliminación física y la persecución.
Aparecerán las ratas delatando la presencia de todo aquel que quieren liquidado. En Venezuela el imperio busca dar una lección, trata de cerrar un capitulo que considera terrible en su propio patio trasero. Que nadie se equivoque a la hora de leer los designios de esta agresión imperial; en esto no hay medias tintas, es el momento de emular a Bolívar, pensar como Bolívar y luchar como él.
Latinoamérica enfrenta hoy su destino; no es que se restaura el accionar conservador. Más bien son las fuerzas contrarrevolucionarias que, lideradas por el imperio, desatan toda furia contra nuestros pueblos, tal como ya sucedió con otros procesos revolucionarios en el pasado. Nos toca aprender una nueva parte del libreto; ninguna revolución sobrevive si su pueblo no se insurrecciona para defenderla.
Una batalla decisiva se libra en nuestra Venezuela amada; los latinoamericanos nos vemos hoy frente a un hecho histórico inescrutable; las elecciones son un camino que debemos seguir, pero no debemos nunca renunciar al derecho legítimo a defendernos y utilizar todas nuestras fuerzas para eliminar las amenazas que ponen en peligro lo que somos y lo que tenemos. Así de grande es la lucha.
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