jueves, 5 de mayo de 2016

  • Un avión de transporte militar estadounidense C-130J-30 Hércules en Afganistán.

    Un avión de transporte militar estadounidense C-130J-30 Hércules en Afganistán.

Aviones de gran envergadura de Estados Unidos contrabandean el uranio de la provincia afgana de Helmand, ubicada en la parte sureña del país asiático.
La agencia de noticias local AVA Press, citando a Nasime Niazi, diputada por la provincia de Helmand en la Asamblea Nacional de Afganistán, indicó en su edición del miércoles que la zona goza de ricas minas, pero que el Gobierno no ostenta el control sobre las mismas.
La asambleísta, en alusión a los yacimientos de uranio localizados en Helmand, desveló que los diputados de la Asamblea Nacional no tienen ninguna información sobre las actividades que se desarrollan en esta mina, por lo que, a su juicio, se encuentran en una “oscuridad”.
La mina de uranio del distrito de Janshin, en la provincia de Helmand, está en manos del grupo Talibán. Las fuerzas estadounidenses tienen una base militar y un aeropuerto en el distrito vecino de Garmsir y sus aviones vuelan las 24 horas del día”, explicó Niazi.
De igual forma, hizo público que solamente las fuerza extranjeras pueden realizar constantes incursiones de ida y vuelta a las zonas en las que se explota el uranio y que el Gobierno afgano no tiene información suficiente en cuanto a lo que acontece en estas minas. Debido a estos recursos mineros, apostilló, Helmand siempre ha sido el campo de batalla de los talibanes y los extranjeros.   
Por su parte, Ataolá Afgán, un miembro del Consejo Provincial de Helmand, confirmó la existencia de uranio en la zona y se refirió a las bases que mantienen las fuerzas de EE.UU. y el Reino Unido en la región, para luego expresar las dudas que hay sobre las explotaciones que están llevando a cabo los extranjeros y las actividades que realizan para el traslado de uranio a sus bases militares.
Ellos han construido sus bases en esta región sin autorización del Gobierno. Nadie sabe qué están haciendo en la zona”, denunció.
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán como parte de la llamada guerra contra el terrorismo. La ofensiva apartó del poder al grupo extremista Talibán, pero la inseguridad, pese a la presencia de soldados extranjeros, sigue haciendo estragos en todo el territorio.  
La historia ha demostrado que el Occidente, encabezado por Estados Unidos, siempre busca un pretexto para justificar sus injerencias militares y políticas, ya sea alegando establecer seguridad o luchar contra el terrorismo.
El Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) indicó en su informe del pasado enero que, desde la intervención militar occidental, el grupo Talibán controla más territorios afganos que en otros momentos.
Curiosamente, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció en octubre de 2015 sus planes para dejar un contingente militar de 5500 soldados en Afganistán después del fin de su mandato, hecho que fue denunciado posteriormente por algunos diputados del Parlamento afgano y apoyado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
msm/anz/hnb

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