Periódico La Jornada / Martes 6 de septiembre de 2011
*Fortalezas de México
* Del Tío Sam al Tío Slim
* El laberinto de la torpeza
En la elevada y calurosa Sierra Madre, la ciudad de Saltillo está muy distante de Wall Street. Unas cabras disecadas vigilan a los clientes de una vaquera, tienda para rancheros, donde los empleados de las plantas automotrices locales guardan sus pesos en botas de piel de culebra y en sombreros Stetson de 100 dólares. Los trajes a rayas y las corbatas de seda son rebasadas en número por las camisas a cuadros y los cinturones con hebillas de plata; las pickups se valoran más que los Porsches.
La crisis financiera de 2008 comenzó en las salas de remates de Manhattan, pero los mayores temblores se sintieron en el desierto, al sur del río Bravo. México sufrió la recesión más pronunciada de cualquier país americano, excepto un par de pequeñas naciones del Caribe. Su economía se encogió 6.1% en 2009 (ver tabla 1). Entre el tercer trimestre de 2008 y el segundo de 2009 se perdieron 700 mil empleos, 260 mil de ellos en la industria manufacturera. El bache fue más profundo en el próspero norte: el más golpeado fue el estado de Coahuila, cuya capital, Saltillo, había enriquecido con las exportaciones hacia EU. La producción de esa entidad cayó 12.3% en 2009, al secarse los pedidos.
La recesión convirtió una década razonable de la economía mexicana en algo terrible. En los 10 años anteriores a 2010, el ingreso por persona creció 0.6% anual, una de las tasas más bajas del mundo. A principios de la década de 2000, México era la mayor economía latinoamericana, medida en tipos de cambio del mercado, pero pronto fue rebasado por Brasil, cuyo PIB es ahora el doble del mexicano y sigue alejándose, impulsado por el boyante real. Pronto Brasil será número uno en producción petrolera, que México ha dejado empequeñecer. Mientras los brasileños construyen estadios para la Copa Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, los mexicanos, que el año pasado celebraron el bicentenario de su Independencia, construyen monumentos a su pasado (y aún no los terminan).
Los músculos de México
Con todo, la economía mexicana tiene mucho potencial. Gracias al TLCAN y a una serie de acuerdos bilaterales de comercio, México exporta más que Argentina y Brasil juntos, y más por persona que China. El año pasado tuvo negocios por 400 mil mdd con EU, más que cualquier país excepto Canadá y China. La tasa de inversión, de más de un quinto del PIB, está muy delante de la brasileña. El ingreso per cápita cayó debajo del de Brasil en 2009, pero sólo por la fortaleza del real y la debilidad del peso. Tomando en cuenta el poder de compra, los mexicanos aún están mejor que los brasileños.
Aunque los expatriados se quejan de la burocracia, el Banco Mundial considera a México el lugar de América Latina donde es más fácil hacer negocios y el 35 entre los más fáciles del mundo, delante de Italia y España. En Brasil (lugar 127) las compañías ocupan 2 mil 600 horas al año llenando formularios fiscales, seis veces más que en México. Registrar una empresa tarda nueve días en México y 26 en Argentina. La jornada laboral de los mexicanos, pese su fama de dormilones de siestas, es una de las más largas del mundo. Y si bien sus escuelas son las peores entre los países de la OCDE (ricos en su mayoría), son las mejores de América Latina, con excepción de Chile.
Estas fortalezas han ayudado a México a recuperarse del calamitoso bache. El año pasado la economía creció 5.4%, recobrando mucho de lo perdido en 2009. Las exportaciones a EU, que habían caído en una quinta parte, han alcanzado una cifra sin precedente. Hay signos de vida en el desierto: la avenida principal de Saltillo, donde cuatro de cada cinco establecimientos cerraron durante la recesión, vuelve a ser bulliciosa. La fundidora Cifunsa, que vende unas 400 mil toneladas de hierro forjado al año a clientes como Ford y Volkswagen, recortó 40% de su personal en 2009, pero ha recontratado a la mayoría y produce más que antes del bache.
Sin embargo, el mercado laboral aún no vuelve al estado anterior a la recesión. A escala nacional, la tasa oficial de desempleo es de 5.4%, cuando en 2009 llegó a 6.4. Javier Lozano, el secretario del Trabajo, cree que la marca de 4.1% anterior a la recesión no será alcanzada durante este gobierno o el próximo (es decir, antes de 2018). Peor: los nuevos empleos no son tan buenos como los que se perdieron. El salario promedio el año pasado fue 5% menor que el de 2008. Por ello, y por la carestía de los alimentos, más mexicanos se han deslizado hacia la pobreza: el año pasado 46.4% estaban por debajo de la línea oficial de pobreza (con ingresos de menos de 2 mil 114 pesos al mes), contra 44.5 en 2008.
Así como la recesión provino de los gringos, la recuperación depende de ellos en gran parte. Muchos analistas que una vez predijeron un crecimiento económico de 5% este año redujeron sus pronósticos a menos de 4% luego de una revisión a la baja del PIB estadunidense en julio. Las exportaciones representan casi un tercio del PIB de México, que se mide en billones de dólares, y la mayoría van a EU. Las remesas proveen 190 dólares per cápita al año (en 2007 eran 240). Ahora EU enfrenta varios años de crecimiento mediocre, lo cual plantea un dilema para México.
Algunos observan el crecimiento explosivo de Brasil y se preguntan si no es tiempo de seguir su ejemplo y buscar nuevos mercados. En 2009 sólo 3% de las exportaciones mexicanas fueron a Brasil, Rusia, India o China, en tanto Brasil envió 16% de las suyas a sus compañeros del BRIC. Países industrializados reciben menos de la mitad de las exportaciones brasileñas, contra 90% de las mexicanas. El Banco Interamericano de Desarrollo, el mayor prestamista regional, describe una América Latina de “dos velocidades”, en la cual economías como México, que hacen la mayor parte de su comercio con economías desarrolladas, van a la zaga de otras, como Brasil, que han forjado vínculos con mercados emergentes.
¿Sur o norte?
México ya ha diversificado exportaciones. La parte que se lleva EU se ha reducido de 89% en 2000 a quizá 78% este año y caerá más, según Miguel Messmacher, encargado de planeación económica en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La industria automotriz, principal exportadora del país, se adelanta a la tendencia: si bien las exportaciones hacia EU continúan creciendo, hoy son menos de 65% del total. Eduardo Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Autmotriz, dice que le gustaría ver esa cifra reducida a 50%, enfocando las ventas hacia América Latina y Europa.
Otros dicen que el futuro económico de México siempre estará en el norte, por razones de historia, geografía y recursos naturales, y que si la economía de EU crece más despacio, lo que México debe hacer es obtener una porción mayor de ella.
Esa tarea se ha visto dificultada por China. Desde que China se unió a la Organización Mundial de Comercio, en 2001, sus exportaciones a EU han crecido con rapidez y ahora ocupa el primer lugar. Las partes de Canadá y sobre todo de Japón han caído; la de México, que casi se duplicó en los siete años posteriores a la entrada en vigor del TLCAN, se redujo después de 2001, aunque está recuperándose (ver tabla 2).
Los bajos salarios de China, que alejaron a muchas fábricas de México, suben con rapidez. En 2003 la paga mexicana era tres veces la de China, pero ahora es apenas 20% más alta. El yuan en ascenso y el peso barato acentúan esa tendencia.
La proximidad a EU, la carta de triunfo de México, ha ganado valor por el alto precio del petróleo. La resolución, en julio, de una larga disputa ha permitido que camiones mexicanos hagan entregas en EU, lo cual según el gobierno mexicano reducirá en 15% los costos de envío de las empresas. El ascenso de China podría también ayudar a México, al obligar a firmas estadunidenses a competir con más vigor. Los fabricantes de Detroit no pueden exportar autos a Corea del Sur, pero sí lo puede hacer una fábrica mexicana que utilice partes estadunidenses, señala Luis de la Calle, ex ministro mexicano de Comercio.
Atraer inversionistas extranjeros se ha complicado a causa del aumento de la violencia. De 2007 en adelante, el combate al crimen organizado ha hecho que los cárteles de las drogas, como se les conoce (aunque en realidad compiten mucho entre sí), se dividan y luchen unos contra otros. El año pasado la tasa de homicidios era de 17 por cada 100 mil personas, poco menor que la de Brasil, pero más de dos tercios arriba de la de 2007. Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, ha estimado que la violencia quita un punto porcentual a la tasa de crecimiento anual del país.
La lucha está muy concentrada: el año pasado 70% de los asesinatos relacionados con el crimen organizado ocurrieron en 3% de los municipios del país. En el estado de Yucatán, donde los turistas deambulan entre ruinas mayas, la tasa de homicidios no es mayor que la de Bélgica. El año pasado fue el de mayor movimiento en la historia del turismo mexicano, pero hay signos de que la propagación de relatos sangrientos comienza a afectar las reservaciones. En los primeros cinco meses de 2011, las llegadas fueron 3.6% inferiores a las del mismo periodo un año antes. Acapulco, que atrae sobre todo turistas nacionales, casi se ha vaciado a causa de los frecuentes tiroteos en el corazón de la zona hotelera.
Muchas de las zonas más rudas están en el norte, donde se concentra la inversión extranjera. En Ciudad Juárez, centro de maquila para la exportación, la tasa de asesinatos ha llegado a ser de las más altas del mundo, en tanto los cárteles de Sinaloa y Juárez batallan por el control de los cruces fronterizos, poco restringidos (y a menudo ayudados) por la policía local. En Tamaulipas, donde la violencia aumentó el año pasado, la tasa de desempleo se ha elevado a 7.5%, la más alta del país. El director de una trasnacional que tiene operaciones allí encontró recientemente que su gerente local había estado transfiriendo dinero de la empresa a los cárteles. Muchos empresarios ricos han llevado sus familias a EU; corre el rumor de que el gobernador de un estado fronterizo ha hecho lo mismo (su oficina lo niega).
En su mayor parte, los inversionistas se han sostenido. Se espera que la inversión extranjera directa, que llegó a 30 mil mdd en 2007 pero cayó a la mitad en 2009, se recupere a unos 20 mil mdd este año. Los empresarios minimizan la violencia: Solís reconoce que algunos camiones transportadores de automóviles han sido robados en el camino, pero afirma que este año ha sido mejor que el anterior. Este año Honda se volvió el más reciente de los fabricantes de automóviles que han anunciado planes de expansión en México, pese a la inseguridad.
Aun así, la inseguridad añade costos y retrasos. La carretera de Saltillo a Monterrey, donde está el aeropuerto grande más cercano, se ha vuelto riesgosa, así que más personas recurren al pequeño aeropuerto de Saltillo, donde una sola aerolínea ofrece vuelos a la ciudad de México por más de 400 dólares. En Monterrey se han cancelado conferencias, conciertos y competencias deportivas. En Torreón, Coahuila, un encuentro de futbol fue abandonado el 20 de agosto, cuando hubo un tiroteo fuera del estadio. Algunas compañías extranjeras se ponen nerviosas con enviar ejecutivos incluso a la ciudad de México, aunque la tasa de homicidios en ésta es inferior a la de muchas ciudades de EU.
Del Tío Sam al Tío Slim
Pese a las dificultades de México, uno de sus ciudadanos es la persona más rica del mundo. Carlos Slim, hijo de un inmigrante libanés, ha amasado una fortuna calculada por Forbes en 74 mil mdd. La revista estima que el año pasado su caudal neto se elevó en 20 mil 500 mdd.
Se cree que casi dos terceras partes de la riqueza de Slim radican en América Móvil, la mayor o segunda operadora de telefonía móvil en todos los países de América Latina, excepto Chile (donde es la tercera). En México el asidero de Slim es particularmente fuerte, con 70% del mercado celular y 80% del de líneas fijas. En la mitad de las 400 zonas locales del país, sólo su empresa posee infraestructura para llamadas a líneas fijas. No es sorprendente que, luego de considerar el poder de compra, las líneas telefónicas domésticas en México cuestan 45% más que el promedio de la OCDE, y las empresariales, 63% más (ver tabla 3). Los móviles tienen mejor valor, en particular para quienes no hacen muchas llamadas. Pero el acceso a banda ancha básica cuesta casi 10 veces más (por megabit por segundo de velocidad anunciada) que en el resto de la OCDE.
Las telecomunicaciones no son el único sector monopolizado. Un estudio de la OCDE y de la Comisión Federal de Competencia (CFC) encontró que 31% del gasto de los hogares mexicanos va a productos ofrecidos en mercados monopólicos o altamente oligopólicos. En el decil de menor ingreso, 38% del gasto va a esos bienes.
El costo de esos mercados cautivos es ruinoso. Hasta hace poco, por ejemplo, las empresas que vendían medicamentos genéricos estaban obligadas por ley a tener una planta en México. Eso, junto con un sistema que permitía a los médicos prescribir medicamentos por marca y no por sustancia activa, hizo que el mercado quedara dominado por marcas caras. Los genéricos representan menos de 17% del mercado de fármacos, contra 66.5% en EU. La medicina es un tercio más cara que en Gran Bretaña.
El laberinto de la torpeza
También el transporte es caro. Las contadas aerolíneas de bajo costo que surgieron en la década pasada han luchado por obtener espacios (slots) de despegue y aterrizaje en el aeropuerto de la ciudad de México, pues son rechazadas por un comité dominado por las líneas principales. La CFC descubrió que los vuelos de origen a la capital del país o con destino a ella eran entre 40 y 80% más caros que los de aeropuertos menos congestionados. Las rutas de autobuses foráneos están dominadas por cuatro empresas que se han repartido el país. Las tarifas son 10% más altas de lo que deberían, según cálculos de la comisión.
También en la banca prevalece la falta de competencia. Dos bancos controlan casi la mitad del mercado de depósitos y dos tercios de los mercados de tarjetas de crédito y débito. La falta de elección significa que 95% de los cuentahabientes nunca han cambiado de banco. A la cabeza de las quejas de las empresas de Saltillo están la escasez y el costo del crédito.
Algunos de estos puntos problemáticos se están atendiendo. El colapso de Mexicana, la línea más antigua de Norteamérica, el año pasado, presentó una oportunidad de subastar espacios de aterrizaje a competidores más ágiles. Los medicamentos deben de volverse más baratos gracias a un sistema de licitación diseñado por la CFC para el Instituto Mexicano del Seguro Social. En abril, una nueva ley de competencia introdujo penas hasta de 10 años de cárcel por colusión, y facultó a la CFC a realizar inspecciones por sorpresa. Ese mismo mes aplicó a la operadora de telefonía móvil de Slim multas sin precedente por mil mdd por abusar de su dominio del mercado.
La banca se ha abierto a nuevos competidores. El crédito comercial se expande: representa 19% del PIB, casi el doble que en 2003. Los préstamos son aún menos de la mitad que antes de la crisis bancaria de 1994, lo cual indica que hay mucho campo para el crecimiento, sin duda más que en Brasil, donde el crédito ya equivale a la mitad del PIB.
La respuesta a muchos problemas del país es abrir la economía y obligar a las empresas mexicanas a competir, afirma De la Calle. Pone de ejemplo la industria de la carne de cerdo, que estaba muy dañada por la cólera porcina. Los porcicultores mexicanos resistían las presiones para erradicarla, porque preferían vender bajos volúmenes a precios altos. Cuando se eliminaron los aranceles, la carne de cerdo barata procedente de EU obligó a los mexicanos a limpiar su producción. El cólera se eliminó, la producción se elevó y los precios cayeron.
El Instituto Mexicano para la Competitividad, organismo privado, calcula que la tasa de crecimiento del PIB se podría elevar en 2.5 puntos porcentuales si se reformaran las leyes laborales y las referentes a la competencia. Sin embargo, cuando apenas se repone de una recesión de factura estadunidense, México no está de ánimo para una economía más abierta. Con una elección presidencial el año próximo, parece más fácil seguir avanzando a la sombra de Brasil, una economía a la cual la mexicana supera en algunos aspectos. La forma en que México se ha recuperado del bache y su resistencia ante las fuerzas ilegales muestran su fortaleza subyacente. Si logra derribar las barreras monopólicas que han lastrado su economía, puede que algún día su desierto comience a florecer.
Fuente: EIU
Traducción de textos: Jorge Anaya
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*Fortalezas de México
* Del Tío Sam al Tío Slim
* El laberinto de la torpeza
En la elevada y calurosa Sierra Madre, la ciudad de Saltillo está muy distante de Wall Street. Unas cabras disecadas vigilan a los clientes de una vaquera, tienda para rancheros, donde los empleados de las plantas automotrices locales guardan sus pesos en botas de piel de culebra y en sombreros Stetson de 100 dólares. Los trajes a rayas y las corbatas de seda son rebasadas en número por las camisas a cuadros y los cinturones con hebillas de plata; las pickups se valoran más que los Porsches.
La crisis financiera de 2008 comenzó en las salas de remates de Manhattan, pero los mayores temblores se sintieron en el desierto, al sur del río Bravo. México sufrió la recesión más pronunciada de cualquier país americano, excepto un par de pequeñas naciones del Caribe. Su economía se encogió 6.1% en 2009 (ver tabla 1). Entre el tercer trimestre de 2008 y el segundo de 2009 se perdieron 700 mil empleos, 260 mil de ellos en la industria manufacturera. El bache fue más profundo en el próspero norte: el más golpeado fue el estado de Coahuila, cuya capital, Saltillo, había enriquecido con las exportaciones hacia EU. La producción de esa entidad cayó 12.3% en 2009, al secarse los pedidos.
La recesión convirtió una década razonable de la economía mexicana en algo terrible. En los 10 años anteriores a 2010, el ingreso por persona creció 0.6% anual, una de las tasas más bajas del mundo. A principios de la década de 2000, México era la mayor economía latinoamericana, medida en tipos de cambio del mercado, pero pronto fue rebasado por Brasil, cuyo PIB es ahora el doble del mexicano y sigue alejándose, impulsado por el boyante real. Pronto Brasil será número uno en producción petrolera, que México ha dejado empequeñecer. Mientras los brasileños construyen estadios para la Copa Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, los mexicanos, que el año pasado celebraron el bicentenario de su Independencia, construyen monumentos a su pasado (y aún no los terminan).
Los músculos de México
Con todo, la economía mexicana tiene mucho potencial. Gracias al TLCAN y a una serie de acuerdos bilaterales de comercio, México exporta más que Argentina y Brasil juntos, y más por persona que China. El año pasado tuvo negocios por 400 mil mdd con EU, más que cualquier país excepto Canadá y China. La tasa de inversión, de más de un quinto del PIB, está muy delante de la brasileña. El ingreso per cápita cayó debajo del de Brasil en 2009, pero sólo por la fortaleza del real y la debilidad del peso. Tomando en cuenta el poder de compra, los mexicanos aún están mejor que los brasileños.
Aunque los expatriados se quejan de la burocracia, el Banco Mundial considera a México el lugar de América Latina donde es más fácil hacer negocios y el 35 entre los más fáciles del mundo, delante de Italia y España. En Brasil (lugar 127) las compañías ocupan 2 mil 600 horas al año llenando formularios fiscales, seis veces más que en México. Registrar una empresa tarda nueve días en México y 26 en Argentina. La jornada laboral de los mexicanos, pese su fama de dormilones de siestas, es una de las más largas del mundo. Y si bien sus escuelas son las peores entre los países de la OCDE (ricos en su mayoría), son las mejores de América Latina, con excepción de Chile.
Estas fortalezas han ayudado a México a recuperarse del calamitoso bache. El año pasado la economía creció 5.4%, recobrando mucho de lo perdido en 2009. Las exportaciones a EU, que habían caído en una quinta parte, han alcanzado una cifra sin precedente. Hay signos de vida en el desierto: la avenida principal de Saltillo, donde cuatro de cada cinco establecimientos cerraron durante la recesión, vuelve a ser bulliciosa. La fundidora Cifunsa, que vende unas 400 mil toneladas de hierro forjado al año a clientes como Ford y Volkswagen, recortó 40% de su personal en 2009, pero ha recontratado a la mayoría y produce más que antes del bache.
Sin embargo, el mercado laboral aún no vuelve al estado anterior a la recesión. A escala nacional, la tasa oficial de desempleo es de 5.4%, cuando en 2009 llegó a 6.4. Javier Lozano, el secretario del Trabajo, cree que la marca de 4.1% anterior a la recesión no será alcanzada durante este gobierno o el próximo (es decir, antes de 2018). Peor: los nuevos empleos no son tan buenos como los que se perdieron. El salario promedio el año pasado fue 5% menor que el de 2008. Por ello, y por la carestía de los alimentos, más mexicanos se han deslizado hacia la pobreza: el año pasado 46.4% estaban por debajo de la línea oficial de pobreza (con ingresos de menos de 2 mil 114 pesos al mes), contra 44.5 en 2008.
Así como la recesión provino de los gringos, la recuperación depende de ellos en gran parte. Muchos analistas que una vez predijeron un crecimiento económico de 5% este año redujeron sus pronósticos a menos de 4% luego de una revisión a la baja del PIB estadunidense en julio. Las exportaciones representan casi un tercio del PIB de México, que se mide en billones de dólares, y la mayoría van a EU. Las remesas proveen 190 dólares per cápita al año (en 2007 eran 240). Ahora EU enfrenta varios años de crecimiento mediocre, lo cual plantea un dilema para México.
Algunos observan el crecimiento explosivo de Brasil y se preguntan si no es tiempo de seguir su ejemplo y buscar nuevos mercados. En 2009 sólo 3% de las exportaciones mexicanas fueron a Brasil, Rusia, India o China, en tanto Brasil envió 16% de las suyas a sus compañeros del BRIC. Países industrializados reciben menos de la mitad de las exportaciones brasileñas, contra 90% de las mexicanas. El Banco Interamericano de Desarrollo, el mayor prestamista regional, describe una América Latina de “dos velocidades”, en la cual economías como México, que hacen la mayor parte de su comercio con economías desarrolladas, van a la zaga de otras, como Brasil, que han forjado vínculos con mercados emergentes.
¿Sur o norte?
México ya ha diversificado exportaciones. La parte que se lleva EU se ha reducido de 89% en 2000 a quizá 78% este año y caerá más, según Miguel Messmacher, encargado de planeación económica en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La industria automotriz, principal exportadora del país, se adelanta a la tendencia: si bien las exportaciones hacia EU continúan creciendo, hoy son menos de 65% del total. Eduardo Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Autmotriz, dice que le gustaría ver esa cifra reducida a 50%, enfocando las ventas hacia América Latina y Europa.
Otros dicen que el futuro económico de México siempre estará en el norte, por razones de historia, geografía y recursos naturales, y que si la economía de EU crece más despacio, lo que México debe hacer es obtener una porción mayor de ella.
Esa tarea se ha visto dificultada por China. Desde que China se unió a la Organización Mundial de Comercio, en 2001, sus exportaciones a EU han crecido con rapidez y ahora ocupa el primer lugar. Las partes de Canadá y sobre todo de Japón han caído; la de México, que casi se duplicó en los siete años posteriores a la entrada en vigor del TLCAN, se redujo después de 2001, aunque está recuperándose (ver tabla 2).
Los bajos salarios de China, que alejaron a muchas fábricas de México, suben con rapidez. En 2003 la paga mexicana era tres veces la de China, pero ahora es apenas 20% más alta. El yuan en ascenso y el peso barato acentúan esa tendencia.
La proximidad a EU, la carta de triunfo de México, ha ganado valor por el alto precio del petróleo. La resolución, en julio, de una larga disputa ha permitido que camiones mexicanos hagan entregas en EU, lo cual según el gobierno mexicano reducirá en 15% los costos de envío de las empresas. El ascenso de China podría también ayudar a México, al obligar a firmas estadunidenses a competir con más vigor. Los fabricantes de Detroit no pueden exportar autos a Corea del Sur, pero sí lo puede hacer una fábrica mexicana que utilice partes estadunidenses, señala Luis de la Calle, ex ministro mexicano de Comercio.
Atraer inversionistas extranjeros se ha complicado a causa del aumento de la violencia. De 2007 en adelante, el combate al crimen organizado ha hecho que los cárteles de las drogas, como se les conoce (aunque en realidad compiten mucho entre sí), se dividan y luchen unos contra otros. El año pasado la tasa de homicidios era de 17 por cada 100 mil personas, poco menor que la de Brasil, pero más de dos tercios arriba de la de 2007. Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, ha estimado que la violencia quita un punto porcentual a la tasa de crecimiento anual del país.
La lucha está muy concentrada: el año pasado 70% de los asesinatos relacionados con el crimen organizado ocurrieron en 3% de los municipios del país. En el estado de Yucatán, donde los turistas deambulan entre ruinas mayas, la tasa de homicidios no es mayor que la de Bélgica. El año pasado fue el de mayor movimiento en la historia del turismo mexicano, pero hay signos de que la propagación de relatos sangrientos comienza a afectar las reservaciones. En los primeros cinco meses de 2011, las llegadas fueron 3.6% inferiores a las del mismo periodo un año antes. Acapulco, que atrae sobre todo turistas nacionales, casi se ha vaciado a causa de los frecuentes tiroteos en el corazón de la zona hotelera.
Muchas de las zonas más rudas están en el norte, donde se concentra la inversión extranjera. En Ciudad Juárez, centro de maquila para la exportación, la tasa de asesinatos ha llegado a ser de las más altas del mundo, en tanto los cárteles de Sinaloa y Juárez batallan por el control de los cruces fronterizos, poco restringidos (y a menudo ayudados) por la policía local. En Tamaulipas, donde la violencia aumentó el año pasado, la tasa de desempleo se ha elevado a 7.5%, la más alta del país. El director de una trasnacional que tiene operaciones allí encontró recientemente que su gerente local había estado transfiriendo dinero de la empresa a los cárteles. Muchos empresarios ricos han llevado sus familias a EU; corre el rumor de que el gobernador de un estado fronterizo ha hecho lo mismo (su oficina lo niega).
En su mayor parte, los inversionistas se han sostenido. Se espera que la inversión extranjera directa, que llegó a 30 mil mdd en 2007 pero cayó a la mitad en 2009, se recupere a unos 20 mil mdd este año. Los empresarios minimizan la violencia: Solís reconoce que algunos camiones transportadores de automóviles han sido robados en el camino, pero afirma que este año ha sido mejor que el anterior. Este año Honda se volvió el más reciente de los fabricantes de automóviles que han anunciado planes de expansión en México, pese a la inseguridad.
Aun así, la inseguridad añade costos y retrasos. La carretera de Saltillo a Monterrey, donde está el aeropuerto grande más cercano, se ha vuelto riesgosa, así que más personas recurren al pequeño aeropuerto de Saltillo, donde una sola aerolínea ofrece vuelos a la ciudad de México por más de 400 dólares. En Monterrey se han cancelado conferencias, conciertos y competencias deportivas. En Torreón, Coahuila, un encuentro de futbol fue abandonado el 20 de agosto, cuando hubo un tiroteo fuera del estadio. Algunas compañías extranjeras se ponen nerviosas con enviar ejecutivos incluso a la ciudad de México, aunque la tasa de homicidios en ésta es inferior a la de muchas ciudades de EU.
Del Tío Sam al Tío Slim
Pese a las dificultades de México, uno de sus ciudadanos es la persona más rica del mundo. Carlos Slim, hijo de un inmigrante libanés, ha amasado una fortuna calculada por Forbes en 74 mil mdd. La revista estima que el año pasado su caudal neto se elevó en 20 mil 500 mdd.
Se cree que casi dos terceras partes de la riqueza de Slim radican en América Móvil, la mayor o segunda operadora de telefonía móvil en todos los países de América Latina, excepto Chile (donde es la tercera). En México el asidero de Slim es particularmente fuerte, con 70% del mercado celular y 80% del de líneas fijas. En la mitad de las 400 zonas locales del país, sólo su empresa posee infraestructura para llamadas a líneas fijas. No es sorprendente que, luego de considerar el poder de compra, las líneas telefónicas domésticas en México cuestan 45% más que el promedio de la OCDE, y las empresariales, 63% más (ver tabla 3). Los móviles tienen mejor valor, en particular para quienes no hacen muchas llamadas. Pero el acceso a banda ancha básica cuesta casi 10 veces más (por megabit por segundo de velocidad anunciada) que en el resto de la OCDE.
Las telecomunicaciones no son el único sector monopolizado. Un estudio de la OCDE y de la Comisión Federal de Competencia (CFC) encontró que 31% del gasto de los hogares mexicanos va a productos ofrecidos en mercados monopólicos o altamente oligopólicos. En el decil de menor ingreso, 38% del gasto va a esos bienes.
El costo de esos mercados cautivos es ruinoso. Hasta hace poco, por ejemplo, las empresas que vendían medicamentos genéricos estaban obligadas por ley a tener una planta en México. Eso, junto con un sistema que permitía a los médicos prescribir medicamentos por marca y no por sustancia activa, hizo que el mercado quedara dominado por marcas caras. Los genéricos representan menos de 17% del mercado de fármacos, contra 66.5% en EU. La medicina es un tercio más cara que en Gran Bretaña.
El laberinto de la torpeza
También el transporte es caro. Las contadas aerolíneas de bajo costo que surgieron en la década pasada han luchado por obtener espacios (slots) de despegue y aterrizaje en el aeropuerto de la ciudad de México, pues son rechazadas por un comité dominado por las líneas principales. La CFC descubrió que los vuelos de origen a la capital del país o con destino a ella eran entre 40 y 80% más caros que los de aeropuertos menos congestionados. Las rutas de autobuses foráneos están dominadas por cuatro empresas que se han repartido el país. Las tarifas son 10% más altas de lo que deberían, según cálculos de la comisión.
También en la banca prevalece la falta de competencia. Dos bancos controlan casi la mitad del mercado de depósitos y dos tercios de los mercados de tarjetas de crédito y débito. La falta de elección significa que 95% de los cuentahabientes nunca han cambiado de banco. A la cabeza de las quejas de las empresas de Saltillo están la escasez y el costo del crédito.
Algunos de estos puntos problemáticos se están atendiendo. El colapso de Mexicana, la línea más antigua de Norteamérica, el año pasado, presentó una oportunidad de subastar espacios de aterrizaje a competidores más ágiles. Los medicamentos deben de volverse más baratos gracias a un sistema de licitación diseñado por la CFC para el Instituto Mexicano del Seguro Social. En abril, una nueva ley de competencia introdujo penas hasta de 10 años de cárcel por colusión, y facultó a la CFC a realizar inspecciones por sorpresa. Ese mismo mes aplicó a la operadora de telefonía móvil de Slim multas sin precedente por mil mdd por abusar de su dominio del mercado.
La banca se ha abierto a nuevos competidores. El crédito comercial se expande: representa 19% del PIB, casi el doble que en 2003. Los préstamos son aún menos de la mitad que antes de la crisis bancaria de 1994, lo cual indica que hay mucho campo para el crecimiento, sin duda más que en Brasil, donde el crédito ya equivale a la mitad del PIB.
La respuesta a muchos problemas del país es abrir la economía y obligar a las empresas mexicanas a competir, afirma De la Calle. Pone de ejemplo la industria de la carne de cerdo, que estaba muy dañada por la cólera porcina. Los porcicultores mexicanos resistían las presiones para erradicarla, porque preferían vender bajos volúmenes a precios altos. Cuando se eliminaron los aranceles, la carne de cerdo barata procedente de EU obligó a los mexicanos a limpiar su producción. El cólera se eliminó, la producción se elevó y los precios cayeron.
El Instituto Mexicano para la Competitividad, organismo privado, calcula que la tasa de crecimiento del PIB se podría elevar en 2.5 puntos porcentuales si se reformaran las leyes laborales y las referentes a la competencia. Sin embargo, cuando apenas se repone de una recesión de factura estadunidense, México no está de ánimo para una economía más abierta. Con una elección presidencial el año próximo, parece más fácil seguir avanzando a la sombra de Brasil, una economía a la cual la mexicana supera en algunos aspectos. La forma en que México se ha recuperado del bache y su resistencia ante las fuerzas ilegales muestran su fortaleza subyacente. Si logra derribar las barreras monopólicas que han lastrado su economía, puede que algún día su desierto comience a florecer.
Fuente: EIU
Traducción de textos: Jorge Anaya
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