Indígenas de la Sierra Juárez exigen asociarse al proyecto para participar en las ganancias, mientras que en EU se busca frenarlo para evitar la pérdida de 15 empleos en ese país.
Roberto Garduño
Publicado: 24/09/2011 18:14
México, DF. La trasnacional Sempra Energy, investigada por el apagón que paralizó el sur de California en Estados Unidos y la región norte de los estados de Baja California y Sonora en México, genera una nueva controversia en la zona divisoria entre ambos países porque pretende instalar un enorme campo eólico para producción eléctrica –misma que conduciría a aquel país- en la Sierra Juárez, territorio de los kumiai kiliwa indígenas mexicanos.
La empresa sólo espera la autorización de la Semarnat (que analiza el estudio de impacto ambiental), pero ha desoído el reclamo de los propietarios indígenas de la Sierra Juárez –ubicada en el área de Tecate- quienes exigen asociarse al proyecto para participar de sus ganancias, y no sólo vender sus antiquísimas posesiones.
Sempra, que no goza de muy buena reputación entre un importante sector social en la zona fronteriza de Tijuana, Tecate y Mexicali por su documentada historia de opacidad empresarial en la planta regasificadora de gas licuado natural de Ensenada y la termoeléctrica de Mexicali, ha prometido al gobierno de México que invertirá cinco mil 500 millones de dólares en el campo eolíco de la Sierra Juárez.
Sobre el particular, el senador del estado de California, Estados Unidos, Juan Vargas, presentó una resolución, aprobada en el seno del senado y la cámara de representantes, con objeto de poner freno a la línea de alta tensión transfronteriza que Sempra tendería entre México y Estados Unidos.
Vargas presentó la resolución como “una medida de protección de los puestos de trabajo para los californianos que perderían 15 mil empleos si las turbinas se construyen en México en lugar de California.
La resolución pide al secretario del Departamento de Energía de Estados Unidos rechazar la solicitud de Sempra Energy para obtener un permiso del presidente Barak Obama para iniciar la construcción del proyecto Energía Sierra Juárez.
La línea de conducción se extendería en poco mas de dos millas entre México y Estados Unidos, y sería construida, operada o mantenida por una subsidiaria de Sempra Energy México, que aguarda los permisos del gobierno mexicano.
La línea de transmisión en suelo estadunidense se levantaría sobre tierras privadas, y en la zona de Jacuma, Sempra a través de su subsidiaria San Diego Gas y Energía (SDG&E por su siglas en inglés) levantaría una subestación de tamaño considerable para redireccionar la electricidad hacia San Diego a través de su red Powerlink suroeste.
Tal proyecto, a decir del senador Juan Vargas, “socavaría la inversión que ya se ha hecho en el SWPL (Powerlink suroeste), y también privaría a los clientes de los beneficios económicos de la construcción de la generación de energía renovable en el sur de California. Estos beneficios perdidos se han estimado en 15 mil puestos de trabajo perdidos en Estados Unidos y 300 millones de dólares en pérdida de ingresos locales, estatales y federales”.
La construcción de turbinas en California también podría enfrentar la oposición de los residentes del área por los presumibles impactos de la salud y el ruido que provocan los parques eólicos.
Así, Sempra Energy espera levantar un enorme proyecto eólico en cuatro diferentes áreas: Jacume, La Rumorosa, Cordillera Molina y Sierra de Juárez, entre los municipios de Mexicali, Tecate y Ensenada.
La primera de ellas se instalaría en el ejido Jacume, ubicado al norte del poblado de La Rumorosa, donde se instalarían 52 aerogeneradores, con una inversión de 300 millones de dólares.
Y a decir de la trasnacional, el resto de las áreas del proyecto se construirían en tanto existan contratos de suministro de energía eléctrica limpia y renovable con el mercado de Estados Unidos o en México.
Para evitar la controversia con las poblaciones indígenas, Sempra refiere que no se instalarán aerogeneradores en áreas de valor arqueológico, entre ellas Vallecitos o el área natural protegida, como el Parque Nacional Constitución 1857.
En Sierra Juárez, la empresa necesitará 294 mil 273 hectáreas. La empresa refiere que una zona tan grande de terreno es necesaria porque los vientos son irregulares y se presentan con distinta fuerza en la región fronteriza.
"Los aerogeneradores se instalarán de forma discontinua a través del paisaje, formando parches de aerogeneradores en aquellas zonas en las que el poder del viento es suficiente para conseguir su aprovechamiento de una manera técnica y económicamente viable".
Recientemente, el director ejecutivo de la asociación ecologista Terra Peninsular, Juan Manuel García Caudillo, declaró a Fausto Ovalle que la transnacional está pidiendo a las autoridades mexicanas un cheque en blanco.
“En el manifiesto de impacto ambiental presentado ante la Semarnat, expuso, la transnacional sólo se refiere a la primera etapa del proyecto, que es en el ejido Jacume y que representa el 5 por ciento de la planta. La autoridad federal no puede aprobar el proyecto de Energía Sierra Juárez, porque el documento no establece dónde se instalarán los aerogeneradores y las plantas de concentración de las otras etapas del parque eólico”.
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