domingo, 27 de noviembre de 2016

Adiós, Fidel Castro
Un hombre de claroscuros, pero que supo ser congruente, definió
Partió el último de los grandes estadistas del siglo XX: Cárdenas
Cumplió su compromiso con su pueblo y consigo mismo
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Imagen de julio de 1991, el líder de la Revolución Cubana con el entonces presidente de Sudáfrica, Nelson MandelaFoto Xinhua
Juan Carlos G. Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 27 de noviembre de 2016, p. 5
Guadalajara, Jal.
De pérdida para la humanidad, no sólo para el pueblo cubano, calificó Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano la muerte del comandante Fidel Castro, personaje al cual recordó que su padre, el general Lázaro Cárdenas, ayudó –junto al grupo inicial de revolucionarios cubanos– a salir de la prisión en México, a la que fue confinado por la Dirección Federal de Seguridad en la década de los 50.
Primero, lamentar, y profundamente, el fallecimiento del comandante Fidel Castro, enviar por este buen conducto nuestro pésame, condolencias y la solidaridad al presidente Raúl Castro, a su familia y al pueblo cubano, que seguramente, como ningún otro, siente y lamenta la partida del comandante, dijo.
Entrevistado en el contexto de la Feria Internacional del Libro, donde el próximo viernes presentará el libro Cárdenas por Cárdenas, en el que relata historias de su padre, Cuauhtémoc Cárdenas dijo que Fidel Castro fue el último de los grandes estadistas del siglo XX.
Afirmó que Castro, como todo hombre, tuvo claroscuros en su vida, pero en lo general fue congruente y mantuvo su derrotero en medio de las “altas y bajas que se dieron en el mundo.
Fue firme en sus posiciones, un convencido de cuál era el camino que convenía al pueblo de Cuba y al mismo tiempo solidario con otros movimientos principalmente en América Latina, pero también en otras regiones del mundo.
–¿Cuál fue el apoyo que dio su padre al grupo encabezado por Fidel?
–Le tocó intervenir ante el gobierno de la República para liberar a unos jóvenes que en aquella época estaban efectivamente haciendo una tarea revolucionaria, que no se mezclaban con la política mexicana, que no afectaban en nada la relación de México con el mundo y estaban a la búsqueda de un cambio en su país. Mi padre intervino para que los liberaran cuando fueron detenidos por la Dirección Federal de Seguridad.
–¿Financió de alguna manera el general Cárdenas al grupo revolucionario cuando se formó y entrenó en México?
–Lo dudo, porque no tenía a veces ni para financiar la casa, no creo que para otras cosas, pero sin duda hubo simpatía y apoyo político a la revolución cubana.
–¿Qué tan importante considera que fue el apoyo de su padre a Fidel para gestar la Revolución Cubana?
–Fue determinante desde el momento en que los liberaron y no fueron deportados a Cuba, como pretendió alguna autoridad aquí en México, pues habrían sido entregados a la dictadura de (Fulgencio) Batista.
–¿Usted tuvo contacto con los revolucionarios antes de su partida a Cuba?
–No, yo conocí a Fidel en la celebración del 26 de julio, cuando la revolución ya era gobierno, acompañé a mi padre a La Habana para celebrar el aniversario del asalto al cuartel Moncada.
–Castro dijo que la historia lo absolvería. ¿Usted lo absuelve?
–Fue el discurso que él hizo cuando fue detenido. Yo creo que cumplió su compromiso con su pueblo y consigo mismo.

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