La destitución del gobernador de Dnepropetrovsk, el oligarca Ígor Kolomoiski, ha despertado un debate sobre los motivos y consecuencias, apuntando la mayoría a su rivalidad con el presidente ucraniano y también oligarca Petró Poroshenko.
"La guerra (en Donbás) ocultaba las discrepancias entre los actores principales en la escena política de Ucrania, pero con la destitución de Kolomoiski la lucha en las altas esferas de poder se vuelve clara", apunta Frants Klintsévich, miembro del Comité de Defensa de la Duma de Estado (Cámara Baja del Parlamento ruso).
El parlamentario vaticina que "la lucha de clanes se intensificará", coincidiendo en el tiempo con "los éxitos en la implementación de los acuerdos de Minsk".
La destitución de Kolomoiski, el cuarto ucraniano más rico y el segundo más influyente según las revistas Forbes y Fokus, respectivamente, fue firmada por Poroshenko, oficialmente de mutuo acuerdo, tras una reunión entre ambos en la madrugada del miércoles. A Kolomoiski le sustituye en el cargo Valentín Reznichenk, jefe de la Gobernación en la región de Zaporozhie.
Las relaciones entre Kolomoiski y las autoridades empeoraron después de que la Rada Suprema (Parlamento ucraniano) aprobara el pasado 19 de marzo varias enmiendas a la ley sobre las sociedades por acciones que le privaron del control de la petrolera Ukrnafta (de la que el oligarca posee el 42% del accionariado), derivando en la destitución de su socio Alexandr Lazorko. El lunes venció el ultimátum del Gobierno para que Kolomoiski retirase a sus hombres armados de las oficinas de Ukrnafta.
Un pulso entre oligarcas
Su destitución es un golpe encima de la mesa del presidente ucraniano, en opinión del subdirector del Instituto de Países de la Comunidad de Estados Independientes, Vladímir Zharijin.
"Poroshenko sintió la necesidad de fortalecer su poder y en el marco del alto el fuego tiene la posibilidad", valora Zharijin, que apunta también a un pulso personal entre el presidente y el oligarca.
Al principio del conflicto entre ambos, relata, "fue claro que sus potencias no eran iguales".
"Kolomoiski carecía de legitimidad dado que en Ucrania está vigente una Constitución según la cual el presidente nombra a gobernadores", estima.
Pese a la rivalidad entre ambos oligarcas, Zharijin considera improbable que el exgobernador organice una sublevación en los territorios bajo su influencia. "Es difícil de imaginar que Kolomoiski subleve a las regiones bajo su control, porque en ese caso se arriesga a perder todas sus propiedades", concluye el experto.
Un trozo de la tarta
La presidenta del Senado ruso, Valentina Matvienko, ha señalado también a la lucha de intereses entre oligarcas para explicar la destitución de Kolomoiski.
"Cuando participó (Kolomoiski) en las operaciones punitivas a través de sus grupos armados ilegales y cuando se derramaba la sangre de los civiles en Odesa y Mariúpol, el Gobierno de Kiev permaneció callado, pero cuando empezó (en Ucrania) una nueva etapa del reparto de propiedades, se inició una guerra por un trozo de la tarta", relata la senadora.
Según ella, antes del Maidán, "Ucrania era un país regido por oligarcas clásicos, en que las esferas de influencia y los cargos en los ministerios se distribuían entre clanes".
"La situación no solo cambió (con el Maidán) sino que se intensificó, y varios oligarcas fundaron sus propias unidades armadas. Ahora amenazan todo el sistema estatal de Ucrania y su lucha podría provocar una escisión en el país, además de empeorar la situación económica", concluye Matvienko.
La destitución, una venganza
Por su parte, el presidente del Consejo de Ministros de la autoproclamada República Popular de Lugansk, Guenadi Tsiplakov, apunta como motivo principal de la destitución de Kolomoiski a los batallones de voluntarios.
"Su despido es una venganza por haber retirado sus batallones de voluntarios de Odesa y de las posiciones definidas por Poroshenko", afirma Tsiplakov a la agencia de noticias de Lugansk.
A Kolomoiski, con un patrimonio estimado por Forbes en casi 1.800 millones de dólares, se le vincula con la creación y patrocinio de dos batallones ultranacionalistas que combaten en el este de Ucrania.
Aunque Tsiplakov no descarta que el cambio al frente de la Gobernación de Dnepopetrovsk pueda estar también relacionada con una lucha por las esferas de influencia en los negocios, destaca la versión de la retirada de batallones.
El parlamentario vaticina que "la lucha de clanes se intensificará", coincidiendo en el tiempo con "los éxitos en la implementación de los acuerdos de Minsk".
La destitución de Kolomoiski, el cuarto ucraniano más rico y el segundo más influyente según las revistas Forbes y Fokus, respectivamente, fue firmada por Poroshenko, oficialmente de mutuo acuerdo, tras una reunión entre ambos en la madrugada del miércoles. A Kolomoiski le sustituye en el cargo Valentín Reznichenk, jefe de la Gobernación en la región de Zaporozhie.
Las relaciones entre Kolomoiski y las autoridades empeoraron después de que la Rada Suprema (Parlamento ucraniano) aprobara el pasado 19 de marzo varias enmiendas a la ley sobre las sociedades por acciones que le privaron del control de la petrolera Ukrnafta (de la que el oligarca posee el 42% del accionariado), derivando en la destitución de su socio Alexandr Lazorko. El lunes venció el ultimátum del Gobierno para que Kolomoiski retirase a sus hombres armados de las oficinas de Ukrnafta.
Un pulso entre oligarcas
Su destitución es un golpe encima de la mesa del presidente ucraniano, en opinión del subdirector del Instituto de Países de la Comunidad de Estados Independientes, Vladímir Zharijin.
"Poroshenko sintió la necesidad de fortalecer su poder y en el marco del alto el fuego tiene la posibilidad", valora Zharijin, que apunta también a un pulso personal entre el presidente y el oligarca.
Al principio del conflicto entre ambos, relata, "fue claro que sus potencias no eran iguales".
"Kolomoiski carecía de legitimidad dado que en Ucrania está vigente una Constitución según la cual el presidente nombra a gobernadores", estima.
Pese a la rivalidad entre ambos oligarcas, Zharijin considera improbable que el exgobernador organice una sublevación en los territorios bajo su influencia. "Es difícil de imaginar que Kolomoiski subleve a las regiones bajo su control, porque en ese caso se arriesga a perder todas sus propiedades", concluye el experto.
Un trozo de la tarta
La presidenta del Senado ruso, Valentina Matvienko, ha señalado también a la lucha de intereses entre oligarcas para explicar la destitución de Kolomoiski.
"Cuando participó (Kolomoiski) en las operaciones punitivas a través de sus grupos armados ilegales y cuando se derramaba la sangre de los civiles en Odesa y Mariúpol, el Gobierno de Kiev permaneció callado, pero cuando empezó (en Ucrania) una nueva etapa del reparto de propiedades, se inició una guerra por un trozo de la tarta", relata la senadora.
Según ella, antes del Maidán, "Ucrania era un país regido por oligarcas clásicos, en que las esferas de influencia y los cargos en los ministerios se distribuían entre clanes".
"La situación no solo cambió (con el Maidán) sino que se intensificó, y varios oligarcas fundaron sus propias unidades armadas. Ahora amenazan todo el sistema estatal de Ucrania y su lucha podría provocar una escisión en el país, además de empeorar la situación económica", concluye Matvienko.
La destitución, una venganza
Por su parte, el presidente del Consejo de Ministros de la autoproclamada República Popular de Lugansk, Guenadi Tsiplakov, apunta como motivo principal de la destitución de Kolomoiski a los batallones de voluntarios.
"Su despido es una venganza por haber retirado sus batallones de voluntarios de Odesa y de las posiciones definidas por Poroshenko", afirma Tsiplakov a la agencia de noticias de Lugansk.
A Kolomoiski, con un patrimonio estimado por Forbes en casi 1.800 millones de dólares, se le vincula con la creación y patrocinio de dos batallones ultranacionalistas que combaten en el este de Ucrania.
Aunque Tsiplakov no descarta que el cambio al frente de la Gobernación de Dnepopetrovsk pueda estar también relacionada con una lucha por las esferas de influencia en los negocios, destaca la versión de la retirada de batallones.
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