Venezuela, o la potencia del deporte en tiempos de guerra (fotos)
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Sputnik / Marco Teruggi
Caracas
comienza al alba de lunes a lunes. Los domingos son días de mercado de
comida, como el que se instala sobre la avenida Baralt, en el oeste de
la ciudad. Al finalizar la Baralt comienza la Boyacá, conocida como Cota
Mil, que bordea Caracas desde lo alto, al pie del Ávila, la montaña que
separa la ciudad del mar Caribe.
De
un lado, la capital: sus barrios, centros, magias y furias. Del otro,
manantiales —fuente de agua para los caraqueños en tiempos de crisis—,
miradores, lo imponente de la naturaleza verde y flores del trópico.
La Cota Mil queda cerrada en parte los domingos para que las familias
disfruten, paseen con los niños. Caracas tiene su dinámica cotidiana
como cualquier otra ciudad, comidas, risas, quioscos, motos, salsa y
reggaetón, una superficie de tranquilidad en tiempos de bloqueo
económico y precios en hiperinflación. La ciudad no es tanguera, aunque
tiene nostalgias de la gente que se fue.
Lateral a donde se reúnen la Baralt y la Cota Mil está el barrio El Retiro, que pertenece a la parroquia Altagracia. Está cerca del Panteón donde se encuentra enterrado el Libertador Simón Bolívar. El Retiro es intersección entre centro y periferia, clases medias bajas y sectores humildes.
Se puede ver en su arquitectura, donde por un lado existen calles trazadas, con sus aceras con árboles inmensos y casas acomodadas una al lado de la otra, y por el otro lado las zonas que fueron ocupadas a partir de los ochenta por la gente a fuerza de necesidad, con callejones como laberintos donde a veces las motos no logran abrirse paso y las ventanas quedan una frente a la otra con pocos centímetros de distancia.
En el corazón de ese barrio hay una cancha techada bautizada Brisas del Ávila. Cerca está el Hospital Vargas, un módulo policial, pequeños comercios, una calle céntrica. Dentro de esa cancha, pintada hace pocas semanas, se suceden los partidos de fútbol de chicos y chicas que miden desde muy poquito hasta entrados en adolescencia.
En las tribunas están los familiares de los jugadores, una vecina que ha instalado un puesto de chupetas y caramelos, los organizadores del campeonato con sus planillas de inscripción, y una corneta por donde pasan música o dan la bienvenida a los Juegos Comunales Caracas Caribe 2019.
Es uno de los tantos partidos que se suceden en simultáneo este
domingo. En total, con los del sábado y el viernes, son 382 juegos en
tres días. El campeonato tiene 1.692 equipos inscritos, 548 más que el
año pasado que fue la primera celebración de los Juegos Comunales.
La política fue diseñada por la Alcaldía de Caracas en un plan que ordenó el territorio en ocho ejes comunales: cada eje, compuesto de varias parroquias, tiene su campeonato, quienes ganan se enfrentan luego a los vencedores de los otros ejes, hasta llegar al equipo campeón de Caracas, que luego juega a nivel nacional en el campeonato de octubre. En total son ocho disciplinas deportivas.
La cancha es un espacio de encuentro social, pertenece a la
comunidad, la alcaldía trajo los balones, las mallas, la organización y
el arbitraje.
Al hablar de la comuna, la mujer se refiere a la Comuna Zona Norte,
organizada en el barrio El Retiro, conformada por doce consejos
comunales, donde ella misma participa y fue vocera hasta hace poco
tiempo.
La cuestión de la juventud es central y compleja. El cuadro económico no impacta de la misma forma según las clases sociales y las edades, tanto en lo material como en las subjetividades. ¿Qué posibilidades tiene un joven de una barriada popular para estabilizarse económicamente?
La metamorfosis es profunda: un PIB que se ha reducido en un 52% del
2013 al 2018 —según datos del Banco Central de Venezuela—, un bloqueo
internacional que se profundizará según anuncian quienes comandan las
operaciones desde EEUU, aumentos hiperinflacionarios de precios, una
dolarización de hecho en sectores de la economía, una emigración como
promesa de crecimiento y ayuda a la familia desde la distancia.
¿Qué respuestas encuentra un joven que ingresa al mercado laboral? ¿Qué promesa de futuro propone la revolución y cuánta distancia guarda con las realidades que vive? La posibilidad de enfrentar los golpes no es la misma para quien peleó en las épocas anteriores al chavismo, para quien se formó en tiempos de Hugo Chávez, y para quien ingresa en la adolescencia/adultez en este momento. No hay respuesta mágica, única.
Existe una dimensión de la resistencia material y de ideas. En la Comuna Zona Norte, mientras los jóvenes están en la cancha, se lleva adelante la reunión del estado mayor de alimentación. Participan voceros y voceras de los doce Consejos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), del Parlamento comunal —el órgano legislativo de la comuna—, de las casas de alimentación —cuatro en total— y representantes de instituciones estatales.
La cuestión de la comida tiene una dimensión central, no porque
falte, sino por los altos precios de los alimentos en bodegas, mercados y
supermercados.
Los juegos de fútbol, el estado mayor de alimentación, los consejos comunales, la comuna, todos tienen un elemento en común: la resistencia colectiva ante las tendencias que buscan desintegrar lazos, familias, solidaridades, igualdades.
Se trata del tiempo largo de la pelea, el de los sentidos comunes,
las pasiones alegres enfrentadas a las tristes, a la estrategia de
desintegración puesta en marcha contra el proceso chavista, que tiene
entre sus objetivos reformatear la sociedad allí donde se dieron las
transformaciones profundas, es decir los sectores populares. El tiempo
de los sectores sociales fundados en el sueño de Miami, la reproducción
de privilegios heredados y el mito de la meritocracia es profundamente
distante a este.
Los partidos duran hasta pasado el mediodía. Los equipos se suceden, las gradas siguen llenas, la señora que vende chupetas y caramelos continúa junto a su puesto, los vecinos pasan, observan, continúan sus actividades de domingo. La Cota Mil se mantiene cerrada al pie del Ávila, algunas familias pasean, disfrutan de la calma.
En el mercado de la avenida Baralt se retiran algunos puestos de
comida, el domingo toma forma de tarde, de regreso a las casas, de un
lunes que comenzará al alba como cada día. La resistencia es diaria,
invisible, colectiva, dentro de cada casa, en los espacios públicos y
comunitarios, es Caribe.
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El
Ávila, la montaña que rodea a Caracas y la separa del mar Caribe: en
las inmediaciones de su Cota Mil se llevan a cabo algunas fechas de los
juegos comunales
Lateral a donde se reúnen la Baralt y la Cota Mil está el barrio El Retiro, que pertenece a la parroquia Altagracia. Está cerca del Panteón donde se encuentra enterrado el Libertador Simón Bolívar. El Retiro es intersección entre centro y periferia, clases medias bajas y sectores humildes.
Se puede ver en su arquitectura, donde por un lado existen calles trazadas, con sus aceras con árboles inmensos y casas acomodadas una al lado de la otra, y por el otro lado las zonas que fueron ocupadas a partir de los ochenta por la gente a fuerza de necesidad, con callejones como laberintos donde a veces las motos no logran abrirse paso y las ventanas quedan una frente a la otra con pocos centímetros de distancia.
En el corazón de ese barrio hay una cancha techada bautizada Brisas del Ávila. Cerca está el Hospital Vargas, un módulo policial, pequeños comercios, una calle céntrica. Dentro de esa cancha, pintada hace pocas semanas, se suceden los partidos de fútbol de chicos y chicas que miden desde muy poquito hasta entrados en adolescencia.
En las tribunas están los familiares de los jugadores, una vecina que ha instalado un puesto de chupetas y caramelos, los organizadores del campeonato con sus planillas de inscripción, y una corneta por donde pasan música o dan la bienvenida a los Juegos Comunales Caracas Caribe 2019.
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Niños,
niñas y adolescentes aprenden la importancia del deporte para el
desarrollo personal en los programas comunales fomentados por la
Alcaldía de Caracas
La política fue diseñada por la Alcaldía de Caracas en un plan que ordenó el territorio en ocho ejes comunales: cada eje, compuesto de varias parroquias, tiene su campeonato, quienes ganan se enfrentan luego a los vencedores de los otros ejes, hasta llegar al equipo campeón de Caracas, que luego juega a nivel nacional en el campeonato de octubre. En total son ocho disciplinas deportivas.
"Aquí no estamos buscando atletas de alto
rendimiento, sino un espacio colectivo que sirva como formación
integral, con códigos de respeto, y es importante por el impacto que
tiene, imagínate, saliste de un barrio y vas a representar a Caracas a
nivel nacional, eso es una fiesta para la familia, un orgullo", dice a
Sputnik Harold Ramos, presidente del Instituto Municipal de Deportes y
Recreación de la alcaldía.
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Niños,
niñas y adolescentes aprenden la importancia del deporte para el
desarrollo personal en los programas comunales fomentados por la
Alcaldía de Caracas
"En la comuna se están desarrollando políticas
de deporte que ayudan a los niños a matar su tiempo de ocio, hacerlos
cumplir con reglas, es importante que se potencien estas oportunidades,
porque al haber políticas deportivas, habiendo niños haciendo deportes
les damos perspectivas y ocupaciones", dice Diana Dilone, madre de uno
de los niños que está en la cancha.
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En
Venezuela, no es el objetivo de los juegos comunales generar cuadros de
deportistas de élite, sino establecer espacios de desarrollo
La cuestión de la juventud es central y compleja. El cuadro económico no impacta de la misma forma según las clases sociales y las edades, tanto en lo material como en las subjetividades. ¿Qué posibilidades tiene un joven de una barriada popular para estabilizarse económicamente?
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El
deporte da perspectivas a la juventud venezolana, que crece en un
contexto de fuerte recesión, debido en gran parte a la guerra económica
librada desde EEUU
¿Qué respuestas encuentra un joven que ingresa al mercado laboral? ¿Qué promesa de futuro propone la revolución y cuánta distancia guarda con las realidades que vive? La posibilidad de enfrentar los golpes no es la misma para quien peleó en las épocas anteriores al chavismo, para quien se formó en tiempos de Hugo Chávez, y para quien ingresa en la adolescencia/adultez en este momento. No hay respuesta mágica, única.
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En
los Juegos Caribe, no es el fútbol la única disciplina: hay otras ocho
más, una manera de transmitir resiliencia a la población más joven de
Venezuela
"Desde un tiempo para atrás hemos visto cómo el
deporte se ha transformado en un bastión de defensa y de aguante en la
juventud, una juventud que se niega a regalar sus sueños, a dejar de
luchar, a darse por vencida, y se sigue manteniendo, realizando sus
actividades lo más normal posible dentro de lo que cabe", dice Ricardo
Noite, entrenador en la escuela de fútbol Los Grandes De Lídice. Los
Juegos Comunales son una política para masificar esa potencia del
deporte en tiempos de guerra.
Existe una dimensión de la resistencia material y de ideas. En la Comuna Zona Norte, mientras los jóvenes están en la cancha, se lleva adelante la reunión del estado mayor de alimentación. Participan voceros y voceras de los doce Consejos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), del Parlamento comunal —el órgano legislativo de la comuna—, de las casas de alimentación —cuatro en total— y representantes de instituciones estatales.
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Los juegos comunales de Caracas son un espacio de desarrollo personal y de encuentro social
Los juegos de fútbol, el estado mayor de alimentación, los consejos comunales, la comuna, todos tienen un elemento en común: la resistencia colectiva ante las tendencias que buscan desintegrar lazos, familias, solidaridades, igualdades.
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La alcaldía de Caracas organiza los juegos comunales, una forma de inculcar resiliencia en la juventud
Los partidos duran hasta pasado el mediodía. Los equipos se suceden, las gradas siguen llenas, la señora que vende chupetas y caramelos continúa junto a su puesto, los vecinos pasan, observan, continúan sus actividades de domingo. La Cota Mil se mantiene cerrada al pie del Ávila, algunas familias pasean, disfrutan de la calma.
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En
los Juegos Caribe, no es el fútbol la única disciplina: hay otras ocho
más, una manera de transmitir resiliencia a la población más joven de
Venezuela
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