Toledo, la Sierra de San Miguelito y el Homo demens potosino
Juan Carlos Ruiz Guadalajara*
El pasado marzo el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente dio a conocer en
Nairobi el informe del estado actual del medio ambiente planetario. Las
conclusiones son incontrovertibles: el deterioro es mayúsculo y pone en
peligro la sobrevivencia de la especie humana, por lo que se requieren
medidas drásticas para frenar la pérdida de ecosistemas y biodiversidad.
Si bien todo apunta hacia la profundización de la debacle en un mundo
marcado por el capitalismo global y la explotación sin límite de hombres
y naturaleza, en México se acaba de abrir una pequeña grieta a dicho
modelo depredador con la llegada de Víctor Toledo al frente de la
Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Ello
sucedió después de que el presidente López Obrador (AMLO) hiciera dos
sorprendentes declaraciones en el mitin que el 24 de mayo encabezó en la
capital potosina: que atendería la demanda ciudadana para declarar la
Sierra de San Miguelito como Área Natural Protegida (ANP), y que no
olvidaba la destrucción del Cerro de San Pedro por una empresa minera.
Sin embargo, más sorprendente fue que AMLO confiara en el gobernador de
San Luis, Juan Manuel Carreras, quien en alianza con el presidente
municipal de la capital se adelantó a venderle al presidente su idea de
ANP.
Ubicada al suroeste del valle de San Luis, la Sierra de San Miguelito
es un imponente complejo montañoso de 81 mil 565 hectáreas. Además de
su enorme biodiversidad que incluye especies endémicas, la sierra presta
servicios ambientales a toda la región: captura carbono y limpia la
atmósfera, regula el clima regional, capta agua y recarga acuíferos,
todas ellas funciones vitales para el valle de San Luis, el cual padece
la concentración de industrias y proyectos inmobiliarios ecocidas con
altos componentes de corrupción sustentada por la relación entre poder
político y económico que AMLO ha jurado proscribir de la vida pública. A
pesar de que en 1993 la sierra fue oficialmente clasificada como no
urbanizable y Área Natural de Protección del Patrimonio Paisajístico y
Recarga, carácter ratificado en 2003, el actual presidente municipal de
San Luis Potosí, el panista Xavier Nava, convertido en el brazo político
de los empresarios más voraces de la localidad, ha mostrado interés por
modificar dicha declaratoria y abrir la puerta a cambios de uso de
suelo que permitan la entrada a exclusivos y depredadores proyectos
inmobiliarios, en una muestra de que no todo lo que es Nava brilla.A la par se anuncia el desarrollo inmobiliario Las Cañadas,
el mejor y más completo concepto de vida(sic), encabezado por los empresarios Carlos Chato López y Alejandro Tamayo, quienes pretenden imponer un ecocidio sobre un polígono de 20 mil 688 hectáreas de la sierra para construir zonas habitacionales de baja, media y alta densidad, escuelas, universidades, plazas comerciales, áreas deportivas, clubes y campo de golf, todo adornado con lagos y cascadas artificiales,
en un ambiente de convivencia armónica y equilibrada con la naturaleza(sic). Conocedores de los esfuerzos que desde hace años desarrollan diversas organizaciones para lograr la declaratoria de la Sierra de San Miguelito como ANP, los dueños del negocio Las Cañadas aumentaron la presión sobre la comunidad San Juan de Guadalupe, provocando descomposición y violencia para tratar de obtener, bajo el esquema de
aportación de tierras comunales a inmobiliarias, 2 mil 69 hectáreas de las 14 mil 495 pertenecientes a los comuneros. Se trata de una fracción de territorio, Tierra Blanca, que por su ubicación resulta estratégica para el proyecto inmobiliario ecocida. No es gratuito que la tercera parte de proyectos de infraestructura municipal de Xavier Nava hayan ido a parar ahí, justo donde el negocio lo necesita.
Lo cierto es que el gobernador Carreras y el edil Nava han simulado
encabezar el anhelo ciudadano de preservar la Sierra de San Miguelito
para las futuras generaciones, y han entregado a AMLO un proyecto
de protecciónque intenta imponer la idea de que la sierra abarca 63 mil hectáreas, las cuales no incluyen las que necesita la sociedad mercantil inmobiliaria de Chato López y sus colegas de aventura ecocida, entre ellas las 2 mil 69 hectáreas de la comunidad de San Juan de Guadalupe. Así, en una nueva intentona del perverso poder político-empresarial que tantos despojos y crímenes ambientales ha cometido bajo el disfraz de lo
sustentable, Carreras intenta engañar al Presidente vendiéndole su idea de ANP en Sierra de San Miguelito, la cual incluye una supervialidad que la parte en dos y el meganegocio de Las Cañadas. Estamos ante lo que Toledo calificó como
el glamoroso encanto del ecologismo, y que desde abajo conocemos como vil capitalismo verde.
Desde aquí le decimos al secretario Toledo que cuenta con el apoyo de
la sociedad civil organizada, y que esperamos de él una acción
contundente para salvaguardar la integridad de las 81 mil 565 hectáreas
de San Miguelito, lo que implica decirle a Carreras, Nava y sus socios
que su idea de ANP está muy equivocada y torcida. No se puede permitir
que el Homo demens (Toledo dixit) avance con la
destrucción de nuestro patrimonio biocultural. Muchos necesitamos
urgentemente señales de que la 4T va en serio. He aquí una oportunidad.
*Investigador de El Colegio de San Luis
No hay comentarios:
Publicar un comentario