SOS: Los mares y océanos, cada vez más ahogados en la invasión del plástico
Escrito por
Daynet Rodríguez Sotomayor / CubaSí
Cada 8 de junio el mundo dedica el día al patrimonio oceánico, en
un intento por llamar la atención sobre los crecientes peligros de la
contaminación y el cambio climático para la vida marina.
Para el 2050 se prevé la existencia de más plásticos que peces en el mar, una catástrofe que las agencias internacionales del medio ambiente y la Organización de las Naciones Unidas recuerdan como una alerta hoy en el Día Internacional de los Océanos.
Cada 8 de junio el mundo dedica el día al patrimonio oceánico, en un
intento por llamar la atención sobre los crecientes peligros de la
contaminación y el cambio climático para la vida marina y como
consecuencia, para los seres humanos.
También para generar campañas que activen la conciencia por el cuidado del medio ambiente y los ecosistemas marinos.
De acuerdo con un reporte de Telesur, otras proyecciones son
realmente preocupantes: en diez años, el mar albergará una tonelada de
plásticos por cada tres toneladas de peces. Más o menos en 31 años, esta
invasión terminará con la existencia de la vida marina en el planeta.
Hay más cifras: Trece millones de toneladas del dañino material
termina en los océanos cada año. Eso equivale a decir que cada minuto,
un camión lleno de plástico es vertido en los mares. Ello causa
anualmente la muerte de más de un millón de aves y de cerca de 100.000
tortugas y mamíferos, según la ONU.
A esa y otras terribles conclusiones han llegado los expertos en la
ciudad de Nueva York quienes convocados por la ONU celebran desde el
pasado miércoles 5 de junio la primera Conferencia de los Océanos.
Lo paradójico es que los humanos estén causando la tragedia en un
ecosistema del que apenas se conoce pero del que depende para la vida:
según la organización ambientalista WWF, el 95% de este reino submarino
no ha sido explorado aún por el hombre, y sin embargo, 60% de las
fuentes de proteína para el ser humano provienen del mar, es la base de
una actividad económica que genera al menos 2,5 billones de dólares al
año y es esencial para regular el clima, entre otros múltiples
beneficios.
Los envases y productos hechos del pástico que hoy están en los mares
pueden rodear la Tierra cuatro veces en un solo año. Una poderosa
imagen que bastaría para prender todas las alarmas. Y para cambiar el
modelo depredador de consumo.
El líder cubano Fidel Castro dio las claves en la Cumbre de la Tierra
de 1992 en su histórico discurso: "Si se quiere salvar a la humanidad
de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y
tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en
unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran
parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de
vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más
racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional
justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido
sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa.
Desaparezca el hambre y no el hombre".
27 años después de aquellas palabras y aquella cumbre, el mundo sigue
de oidos sordos, construyendo a pasos acelerados su propia destrucción.
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