Un
centro de investigación del cambio climático publicó un informe que
afirma que los riesgos de este fenómeno son en realidad mucho peores de
lo que cualquiera puede imaginar.
Cada mes aparece un nuevo y aterrador informe sobre cómo el cambio climático provocado por el hombre causaría el derretimiento del hielo en el Ártico, lo que resultaría en la extinción de especies de animales y —por si esto no fuera lo suficientemente malo— hacer que la cerveza sea muy, muy cara.
Un
nuevo documento del Centro Nacional de Restauración del Clima
Breakthrough —un laboratorio de ideas independiente para los asuntos de
la política climática de Melbourne— afirma que estos informes están
ligeramente equivocados porque los riesgos del cambio climático son en
realidad mucho peores de lo que cualquiera puede imaginar.
Según el documento,
el cambio climático representa una "amenaza existencial a corto y
mediano plazo para la civilización humana" y existe una posibilidad de
que la sociedad colapse ya hacia el 2050 si no se toman medidas serias
de mitigación durante la próxima década.
Los autores del informe apuntan que los científicos del clima están
demasiado moderados en sus predicciones de cómo el cambio climático
afectará al planeta en un futuro próximo. Según ellos, la actual crisis
climática es más grande y compleja que cualquier otra que se haya
enfrentado la humanidad. Los modelos climáticos generales no tienen en
cuenta la complejidad de los numerosos procesos geológicos
interrelacionados de la Tierra, por eso no predicen adecuadamente la
escala de las posibles consecuencias. La verdad, escribieron los
autores, es probablemente mucho peor de lo que cualquier modelo puede
comprender.
Cómo llegará el fin del mundo
Los
autores ofrecen un escenario particularmente sombrío que comienza con
los Gobiernos de todo el mundo "ignorando cortésmente" los consejos de
los científicos de descarbonizar la economía con fuentes de energía
alternativas. Como resultado, la temperatura global aumentaría 3°C para
el año 2050.
Esto crea un efecto invernadero en la Tierra, lo que llevaría a un
rápido aumento del nivel del mar, causado por el derretimiento de la
capa de hielo de Groenlandia. Además generaría sequías que acabarían con
la selva amazónica que ahora es una de los mayores 'neutralizadores' de
carbono del mundo.
"35% de la superficie terrestre y 55% de la
población mundial están sujetos a más de 20 días al año de condiciones
de calor letal, más allá del umbral de supervivencia humana", plantearon
los autores.
Mientras
tanto, continúan los autores, las sequías, las inundaciones y los
incendios forestales asolarían regularmente la Tierra. Casi un tercio de
la superficie terrestre se convertiría en desierto. Los ecosistemas
enteros colapsarían, empezando por los arrecifes de coral, la selva
tropical y las capas de hielo del Ártico. Los trópicos serían los más
afectados por estos nuevos cambios climáticos que destruyen la
agricultura de la región y que convierten a más de 1.000 millones de
personas en refugiadas.
Estas grandes oleadas de refugiados, junto con la reducción de la
superficie y la falta de alimentos y agua causarían problemas de
seguridad nacional y podrían afectar la misma idea de nación.
"La inundación de las comunidades costeras en
todo el mundo, especialmente en los Países Bajos, EEUU, Asia meridional y
China, tiene el potencial de cuestionar las identidades regionales e
incluso nacionales", advierte el informe.
Son probables los conflictos armados entre naciones por los recursos,
como el Nilo, y es posible una guerra nuclear. Las consecuencias
sociales van desde el aumento del fervor religioso hasta "un caos absoluto" y quizás "el fin de la civilización humana global tal como la conocemos", concluyen los autores del informe.
¿Qué se puede hacer?
Los
autores del estudio ofrecen algunas soluciones. Insisten en que la
humanidad debe aceptar el cambio climático como emergencia y ponerse a
trabajar de inmediato. Según ellos, a la raza humana le queda alrededor
de una década para montar un movimiento global de transición de la
economía mundial a un sistema de cero emisiones de carbono.
Apuntan a los sectores de seguridad nacional de las principales
potencias del mundo y argumentan que podrían desempeñar un papel único
en la movilización de la sociedad. El esfuerzo requerido para hacerlo
"sería similar en escala a la movilización de emergencia de la Segunda
Guerra Mundial", concluyen los autores.
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