Irán: Ejército de EEUU no tiene nada que hacer en el Golfo Pérsico
El
Ejército de EE.UU. no tiene “nada que hacer en el Golfo Pérsico”, ha
afirmado el canciller iraní, tras anunciar Washington nuevos embargos
contra Teherán.
“(El presidente de EE.UU.) Donald Trump tiene 100
% razón en que el Ejército estadounidense no tiene nada que hacer en el
Golfo Pérsico”, ha escrito este lunes el minstro iraní de Asuntos
Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, en su cuenta de Twitter.
La retirada de las tropas estadounidenses de Oriente Medio va en
línea con los intereses de Estados Unidos y del mundo en su conjunto,
prosigue la publicación del diplomático.
Sin embargo, ha añadido, está claro que en este momento los intereses
estadounidenses no importan en absoluto al “Equipo B” —como Zarif
designa al cuarteto integrado por el asesor de Seguridad Nacional de
EE.UU., John Bolton; el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman; su
homólogo emiratí, Muhamad bin Zayed; y el primer ministro israelí,
Benjamín Netanyahu—, que desprecia la diplomacia y “ansía la guerra”.
(El presidente de EE.UU.) Donald Trump tiene 100 % razón en que el Ejército estadounidense no tiene nada que hacer en el Golfo Pérsico”, ha tuiteado el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif.
El ministro ha publicado su mensaje después de que Trump pidiera a
los países importadores de petróleo que protejan sus propias
embarcaciones, tras los recientes incidentes del Golfo Pérsico y el mar
de Omán atribuidos por Estados Unidos a Irán. Teherán no solo lo
desmiente, sino que atribuye su autoria a los aliados de Washington en
la región.
Horas antes, el propio Zarif había sido blanco de nuevas “sanciones” financieras anunciadas por la Administración de Trump contra altos cargos iraníes, incluidos
el despacho del Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali
Jamenei, y varios comandantes del Cuerpo de Guardianes de la Revolución
Islámica (CGRI) de Irán.
Washington impone estas medidas coercitivas contra Irán tras el
derribo por el CGRI de un dron espía estadounidense en la provincia
meridional de Hormozgan el pasado jueves.
Las nuevas medidas asfixiantes y draconianas contra Irán reafirman
la escalada de hostilidades que promueve Trump desde que llegó al poder
en enero de 2017.
Incluso antes, cuando trataba de hacerse con la candidatura
republicana en las presidenciales de 2016, pregonaba que si llegaba a
ocupar la Casa Blanca no dudaría en romper el acuerdo nuclear de 2015
entre Teherán y el Grupo 5+1 (entonces formado por EE.UU., el Reino
Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania).
En virtud del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus
siglas en inglés), nombre del pacto, Irán se comprometía a rebajar el
desarrollo de su programa nuclear a cambio de la cancelación total de
las sanciones internacionales impuestas en su contra.
Pasado algo más de un año de su juramentación, en mayo de 2018, Trump retiró unilateralmente a su país del PIAC, reimpuso embargos a Irán e
incluso invitó (en vano) al resto de signatarios a secundarlo, con el
objetivo de obligar a Teherán a renegociar el documento.
Desde entonces, la Casa Blanca ha aplicado una política de “máxima
presión” sobre Irán, amenazando con castigar a otros Estados si siguen
comerciando con los iraníes.
En un intento por forzar nuevas negociaciones sobre el programa de
energía nuclear persa, Washington ha agitado la amenaza de un conflicto
armado contra Irán —desplegando en este contexto varios miles de
militares y algunos barcos de guerra en el Golfo Pérsico—, lo que ha
generado el rechazo de la comunidad internacional, exceptuando a sus
aliados en la región.
krd/mla/lvs/hnb
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