lunes, 2 de mayo de 2016


Salmon mistral

Beneficios de las sanciones: Moscú se ha convertido en un paraíso culinario

© Flickr/ Neeta Lind
CULTURA
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El embargo impuesto por Rusia a los productos provenientes de Europa ha despertado un nuevo interés por la comida tradicional rusa.

En agosto de 2014 Rusia limitó la importación de productos agropecuarios procedentes de los países que impusieron sanciones en su contra. Por esta razón los restaurantes moscovitas se han visto en la necesidad de buscar alternativas culinarias, lo que ha resultado en el renacer de la cocina tradicional rusa, afirma The Guardian. Según el diario inglés, Moscú ha pasado de ser “un desierto culinario” a ser un paraíso para losgourmets.
El éxito de una docena de nuevos restaurantes moscovitas que utilizan nombres, ideas y productos ‘hechos en Rusia’ demuestra que una nueva tendencia en la vida culinaria moscovita está tomando fuerza, escribe el diario británico. De este modo, el embargo se convirtió en un estímulo extra para la búsqueda de productos locales y la creación de nuevos platos a la russe.
Los dueños del restaurante Voronezh, por ejemplo, utilizan exclusivamente carnes rusas, mientras que en el restaurante Erwin los visitantes pueden disfrutar de un cangrejo de Kamchatka, una concha de Múrmansk u otros inusuales pescados provenientes de diversas partes de Rusia.
Las sanciones, a la vez, impulsaron el desarrollo de la industria agropecuaria rusa y ayudaron a que los rusos comprendieran la necesidad de consumir productos frescos.
De cualquier forma, definir claramente qué se entiende por ‘alimentos locales’ en un país que ocupa una sexta parte del mundo es una tarea complicada, explica el diario. En muchos casos los cangrejos de ciudades como Magadán o Kamchatka tardan el doble en llegar a Moscú que un producto similar desde Europa, especialmente por razones de logística. Pero a pesar de eso, el uso de productos locales durante la etapa de sanciones antirrusas ayuda a los restauradores a reducir gastos, así que los cafés moscovitas se llenan día tras día, concluye The Guardian.



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