Bajo la lupa
Las guerras geofinancieras de EU con Los papeles de Panamá, más efectivas que las militares
Alfredo Jalife-Rahme
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Los papeles de Panamá, estrategia de EU para cobrar facturasFoto Ap
Dentro del concepto de las guerras multidimensionales que libra globalmente EU, las guerras más efectivas de su panoplia bélica están resultando las geofinancieras: mucho más eficientes que sus estruendosos fracasos militares desde Afganistán, pasando por Irak, Siria, hasta Libia.
Hoy el predominio de EU lo constituyen sus guerras geofinancieras que han quedado plasmadas en el libro Las guerras de la Secretaría del Tesoro. (http://goo.gl/cdh5o7).
Los BRICS en general, y China en particular, todavía son muy vulnerables a las guerras geofinancieras de EU. Hasta cierto punto, porque China ya se empezó a rebelar con la incrustación del yuan –que ya inició su irresistible internacionalización en Hong Kong y Shanghai– en la otrora canasta cuatripartita de divisas de los derechos especiales de giro: la divisa virtual del FMI.
EU perdió ya el primer sitial en la geoeconomía global cuando China lo superó el año pasado con su PIB, medido por el poder adquisitivo (https://goo.gl/bSzEkv).
EU domina cada vez menos la guerra goebbeliana de propaganda, apuntalada por la ominosa técnica Hasbará que practica sin escrúpulos el Mossad (el maligno espionaje israelí), mediante sus poderosos multimedia, cuando ya empieza a sentir pasos en la azotea competitiva por Rusia, China e Irán en varias partes del mundo. Se acabaron los soliloquios israelí-anglosajones.
A nivel nuclear, EU ostenta prácticamente un empate técnico en el número total de ojivas con Rusia, que ha detenido el irredentismo de la EU-OTAN en Ucrania y Siria.
Todavía EU controla el ciberespacio con el conglomerado Gafa (Google, Apple, Facebook y Amazon), al que habría que agregar la T de Twitter, en alianza cibernética con Israel. El dominio (en el doble sentido: control-servidores cibernéticos), como cualquier tecnología de punta, pronto será superado y hasta balcanizado por quienes no desean ser vasallos electrónicos de la tripleta israelí-anglosajona, en particular los BRICS.
Uno de los varios pecados capitales antiestadunidenses que no le perdonan a la presidenta agazapada Dilma Rousseff fue haberse pronunciado en forma temeraria por la independencia cibernética de Brasil cuando no controlaba siquiera a la omnipotente televisión monopólica Globo –más perniciosa que Televisa–, que la tiene al borde de la defenestración, mientras cometía el suicidio de haberle entregado en forma insensata el secreto de las arcas financieras al israelí-brasileño Joaquim Levy, anterior funcionario del FMI, quien luego de concluida su labor de sabotaje-espionaje fue premiado como jefe financiero del Banco Mundial (sic). ¡Qué ingenuidad!
En los segmentos de la antigua tecnología todavía imperante –nuclear, misilística, satelital y cibernética de la primera generación–, EU empieza a sentir la presión competitiva de varios notables actores: los RIC (Rusia, India y China), además de Japón.
En las nuevas tecnologías del siglo XXI –biotecnología (genoma-células madres), nanotecnología, cibernética de la segunda generación(con sus supercomputadoras de ensueño), robótica y su llamada “cuarta revolución industrial (https://goo.gl/aViKWX)”, EU goza de gran ventaja que no ha podido aplicar de lleno, debido a su grave crisis financiera, que no amaina desde la quiebra de Lehman Brothers, en 2008.
Posteriormente profundizaré en la guerra de divisas –variedad relevante de la guerra geofinanciera de EU– que se libró en fechas recientes entre el yuan chino y el dólar estadunidense y que por el momento se encuentra en empate técnico (http://goo.gl/B4CIHe).
Hoy los dos lados más ominosos dentro de las guerras multidimensionales de EU los representan sus guerras geofinancieras y su espionaje cibernético de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional), quien hurtó los datos secretos de Petrobras que tienen a Brasil arrodillado y humillado, y a punto del jaque mate geoestratégico (http://goo.gl/PRBXIH).
El israelí-estadunidense Jack Lew, secretario del Tesoro, expuso en la conferencia Evolución de las sanciones y lecciones para el futuro, ante el Fondo Carnegie para la paz internacional (sic), el riesgo del abuso de las sanciones, que puede acabar dañando al mismo EU (http://goo.gl/fvihyT).
Sobre la trascendental conferencia de Jack Lew, David Ignatius –confidente de Obama, analista del The Washington Post e hijo de un secretario de la Armada– comenta que las sanciones económicas se han convertido en la bala de plata (sic) de la política exterior de EU en la pasada década, debido a que son más baratas (sic) y más efectivas (sic) en persuadir a los adversarios que el poder tradicional militar (https://goo.gl/o1VzjK). ¡Sin duda!
David Ignatius comenta sin complejos que “El poder de EU fluye desde nuestra potencia militar sin rival (sic), sí. Pero en forma más profunda (sic) es producto del dominio de la economía (sic) de EU. Cualquier cosa que expanda el alcance de los mercados de EU –como la Asociación Transpacífico en comercio, por ejemplo– se agrega al arsenal del poder de EU. En forma inversa, el poder de EU está limitado por medidas que llevan negocios lejos de EU, o permiten que otros países construyan una arquitectura financiera rival que sea menos abrumada con un smorgasbord de sanciones”.
El problema epistemológico con el muy influyente David Ignatius es que confunde geofinanzas con geoeconomía, y al vulgar comercio con estos dos últimos cuando EU va de picada en geoeconomía y comercio mientras reina impávido en geofinanzas y su espionaje cibernético global.
El grave defecto de los Los papeles de Panamá (http://goo.gl/lsgWY2) fue su flagrante selectividad contra los competidores de EU, mediante los cuales este se cobró muchas facturas pendientes en los avernos contra Rusia, China, Irán y las seis petromonarquías del golfo Pérsico, con el fin de redireccionar los capitales golondrinos para llenar los agujeros negros de sus finanzas, como exige a gritos el vilipendiado banco de inversiones Goldman Sachs (promotor, con el execrable megaespeculador George Soros, de Hillary Clinton).
Siempre externé ante los políticos de alto nivel con quienes mantengo contacto en el mundo árabe durante mis viajes anuales, el temor de que las apremiantes necesidades financieras de Wall Street, el nuevo Moloch del siglo XXI, hacen más apetecibles, a un embargo unilateral de Washington, las cuantiosas reservas y los Bonos del Tesoro de las seis petromonarquias del Golfo, que no tuvieron éxito en lanzar su divisa, el gulfo (http://goo.gl/itfyQL).
Peligra la tenencia de los Bonos estadunidenses del Tesoro por Arabia Saudita (AS) en 750 mil millones de dólares, sumados a los 660 mil 100 millones de vulnerables reservas de divisas, el cuarto sitial en el ranking global (https://goo.gl/Aa9aT5).
Hoy parece que llegó el primer aviso a Arabia Saudita (¡15 años más tarde!), con el pretexto de la desclasificación de 28 páginas del reporte esotérico de la Comisión del 11/9, cuyos haberes en EU pueden ser embargados al unísono de la devaluación forzada de su divisa (el rial) acoplada al dólar. Esto apenas empieza.
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