Autocracia y III República en España
El relato oficial dice que entre la muerte de Franco en 1975 y el fallido golpe de Estado de Tejero (23 de febrero de 1981), España sería una Arcadia idílica (de apellido Transición).
En esta Arcadia los líderes de la oposición al régimen de Franco y los reformistas del interior pactaron una agenda para preparar al Estado español para su anhelada entrada en Europa así como garantizar la democracia y el progreso generalizado, todo ello bajo la supervisión del rey Juan Carlos I como valedor de la balbuciente democracia.
La deriva autocrática de Rajoy
La autocracia, del griego autos (por sí mismo) y kratos (poder o gobierno), sería la forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes autocráticos (inflexible, centralista y autoritario), lo que corrobora la tesis de Lord Acton “El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente”. Los sistemas autocráticos (gobiernos de facto), serían pues una especie de dictaduras invisibles sustentados en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas) y represión social ( promulgación de Decretos-Leyes que rozarían la constitucionalidad pero que quedarán revestidos por el barniz democratizador del Tribunal Constitucional de turno (Ley Mordaza), síntomas evidentes de una deriva totalitaria que cristalizará en la implementación por el establishment de un régimen Presidencialista autocrático, heredero natural del legado de Franco.
El establishment del Estado español estaría formado por las élites financiera-empresarial, política, militar, jerarquía católica, universitaria y mass media del Estado español, herederos naturales del legado del General Franco que habrían fagocitado todas las esferas de decisión (según se desprende de la lectura del libro “Oligarquía financiera y poder político en España” escrito por el ex-banquero Manuel Puerto Ducet), e iniciado asimismo una deriva totalitaria que habría ya convertido a la seudodemocracia española en rehén del establishment y que tendría como objetivo último la implementación del “Estado Tardofranquista”, anacronismo político que bebe de las fuentes del centralismo jacobino francés y del paternalismo de las dictaduras blandas y refrendado por iniciativas como la aprobación de la nueva Ley de Educación (Lomce); el rechazo del Grupo Popular a la proposición no de ley de IU para “sancionar penalmente los actos de apología de la dictadura franquista, la actividad delictiva de los grupos de ultraderecha”, la modificación del Código Penal para constriñir hasta su nimiedad la libertad de expresión ( Ley Mordaza) y los derechos de huelga, reunión y manifestación y la controvertida reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral de 1985. En el paroxismo de la lógica distópica, asistimos al esperpento del reciente ingreso en prisión de los integrantes de la compañía “Títeres desde Abajo”, acusados de “enaltecimiento del terrorismo” por la representación en el madrileño barrio de Tetuán de la obra “La Bruja y Don Cristóbal”, feroz crítica del establishment dominante del Estado español ya representado con anterioridad en ciudades gobernadas por el PP como Granada con nulo eco mediático pero que debido a la incompetencia de los responsables del área de Cultura del Ayuntamiento de Carmena, habría terminado generando un tsunami de denuncias que bajo el paraguas de la Doctrina Garzón (“Todo es ETA”), intenta criminalizar a grupos y entidades díscolos y refractarios al mensaje del establishment dominante del Estado español.
Vigencia del Gatopardismo
El actual sistema dominante o establishment de las sociedades occidentales utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas. Así, el sociólogo y filósofo alemán Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1964), explica que “la función básica de los medios es desarrollar pseudonecesidades de bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al carro del consumo y la pasividad política”. En consecuencia, la estrategia electoral del PP se basó en el mantra de la recuperación económica edulcorada con sibilinas promesas de aumento del techo de gasto autonómico, subidas salariales a funcionarios y jubilados así como reducciones fiscales al estar la sociedad española integrada por individuos unidimensionales que han primado el “panem et circenses” frente al vértigo que suscita la utopía de un sistema propuest por Podemos (“El cielo no se toma por consenso sino por asalto”). En consecuencia, el Cielo deberá esperar pues la formación de Pablo Iglesias se verá relegado a la oposición tras la previsible formación de un Gobierno apoyado por PP-PSOE y Ciudadanos para escenificar la metamorfosis del Régimen del 78 mediante una reforma edulcorada de la actual Constitución vigente que implementará un Estado monárquico, jacobino y eurocéntrico, siguiendo la máxima del gatopardismo (“Cambiar todo para que nada cambie”).
¿Hacia la III República?
Sin embargo, al cabo de 4 décadas, la crisis económica, la desafección política de la sociedad española motivada por los sangrantes casos de corrupción de la élite político-económica y el creciente descrédito de la institución Monárquica han hecho revisar tales esquemas, incluida la tesis de la supuesta reconciliación nacional propagada por la “mass media” de la época de la Transición, todavía pendiente de su finiquito legal. Para entender el cambio que se avecina, habrá que recurrir a Hermann Hesse, quien en su libro “El lobo estepario” (Der Steppenwolf,1927), plasma el sentimiento de angustia, desesperanza y desconcierto que se apoderó de la sociedad europea en el período de entre guerras y critica mordazmente la sociedad burguesa (“la decadencia de la civilización”), dictadura invisible que anula los ideales del individuo primigenio y le transforma en un ser acrítico, miedoso y conformista que sedado por el consumismo compulsivo de bienes materiales pasa a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable. Recordar que la entrada en recesión de las economías europeas ha implementado el estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una sociedad inmersa en la cultura del Estado de Bienestar del mundo occidental, derivando posteriormente en un shock traumático al constatarse el vertiginoso tránsito desde niveles de bienestar hasta la cruda realidad de la pérdida del trabajo y posterior desahucio, inmersión en umbrales de pobreza y dependencia en exclusiva de los subsidios sociales, por lo que se antoja inevitable un proceso de catarsis y posterior metanoia colectiva.
El término Metanoia, traducido a la actual coyuntura, sería “transformar la mente para adoptar una nueva forma de pensar, con ideas nuevas, nuevos conocimientos y una actitud enteramente nueva ante la irrupción del nuevo escenario socio-político”, lo que implicaría la doble connotación de movimiento físico (desandar el camino andado) y psicológico (cambio de mentalidad tras desechar los viejos estereotipos económicos y políticos vigentes en las últimas décadas) y que tendrá como efectos benéficos la liberación de la parte indómita del individuo primigenio ( el lobo estepario) que ha permanecido agazapado en un recodo del corazón, sedado y oprimido por la tiranía de la manipulación consumista del actual sistema dominante, de filiación neoliberal y monárquica. En consecuencia, asistiremos a la aparición de un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica y sustentado en valores caídos en desuso como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes (de lo que sería paradigma la irrupción en el firmamento político de Podemos), generador de un posterior tsunami popular de denuncia del déficit democrático, social y de valores de la actual Casta dominante e instaurador del caos constructivo. Dicha vorágine o caos terminará por diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica ( consumismo compulsivo) y provocar la necesaria metanoia en la sociedad no siendo descartable el retorno a escenarios ya olvidados de frentepopulismo en las próximas elecciones Municipales del 2019 que tras un previo consenso de mínimos dará prioridad en lo social a la revitalización del llamado “Estado social y democrático de Derecho”, en lo económico a la salida de la Eurozona y en lo político a la reinstauración de la III República en el horizonte del 2020.
Las opiniones y conclusiones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de HispanTV.
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