Cada pueblo tiene el gobierno que * se merece José de Maistre Gracias, Señor Presidente, por recordarme, con motivo de los recientes festejos del 73 aniversario de la expropiación petrolera, que los dueños de Pemex no son los partidos políticos, ni gobierno alguno, ni es la caja chica de nadie, sino que pertenece a todos los mexicanos, y como yo soy uno de ellos, pregunto a quienes han tenido la responsabilidad del manejo de mi empresa: 1.- ¿Quién responde por la pérdida neta que sufrió Pemex en el 2010 por $47,463 millones? ¿Y por la del 2009, que ascendió $94,882 millones? ¿Y por el patrimonio negativo, sí, negativo de mi empresa, que asciende a $ 113,783 millones (lo que quiere decir que está en quiebra técnica)? 2.- ¿Quién responde por el pasivo a fin del año pasado que ascendía a 121.000 millones de dólares (en pesos ya se hace difícil manejar y entender tantos ceros) incluyendo una reserva para beneficios de los empleados por 53,521 millones de dólares, que se incrementó en 14.7% este último año? ¿Cómo se van a pagar esos beneficios si no han sido fondeados por mi empresa? ¿Estamos conscientes de que este adeudo con los empleados representa más del 5% de PIB nacional? 3.- ¿Quién responde por los rendimientos negativos de operación en el 2010 por $ 155,643 millones en refinación y por $15,362 millones en petroquímica? Es indispensable que el Consejo de Pemex responda con claridad y objetividad ante el reclamo de la ciudadanía acerca de las causas por las cuales pierden tanto dinero nuestras refinerías y nuestras empresas petroquímicas ¿Por qué ellas pierden mientras otras empresas similares en el mundo tienen jugosas utilidades, incluyendo Deer Park en donde Pemex está asociada con capital extranjero en los Estados Unidos? ¿Por qué estamos importando casi 5 de cada 10 litros de los combustibles que se consumen en el país? Estas compras se han disparado del 2000 al 2010 de U$1,298 millones de dólares a $10,535 millones (casi diez veces más, según El Economista, enero del 2011) 4,- ¿Quién responde por la caída en la producción de crudo de 3,256 millones de barriles diarios en 2006 a 2,576 millones en el 2010? 5.- ¿Cómo es posible que en el 2010 el número de tomas clandestinas en ductos de Pemex, mi empresa, se haya elevado a 710 y por ahí se hayan robado 2,162 millones de barriles, que valuados a 80 dólares por barril nos da un importe superior a $2,000 millones de pesos? ¿Quién transporta esta mercancía y cómo lo hace? ¿Quién refina este petróleo? ¿En dónde se vende? ¿Será muy difícil controlar que los productos que salen de una planta de Pemex lleguen al lugar al que están destinados? 6.- En una ponencia que presenté en la Cámara de Senadores el 17 de julio del 2008 destacaba yo lo siguiente: “Al terminar el 2007 se tenían 67,016 jubilados, 113,083 trabajadores sindicalizados y 28,063 empleados de confianza, lo que quiere decir que los jubilados representan el 47% de la fuerza laboral total, o dicho en otros términos, hay un jubilado por cada 2.1 trabajadores en activo. El contrato colectivo de trabajo muestra concesiones al sindicato fuera de toda proporción, derivadas de un desequilibrio histórico en las negociaciones entre patrón y trabajadores. Mientras que en una empresa privada este desequilibrio puede ocasionar la quiebra de la fuente de trabajo, en un organismo público descentralizado, como es Pemex, el costo exagerado de las prestaciones lo absorbemos finalmente los contribuyentes” ¿Qué solución presentan a este problema? Usted, Señor Presidente, señaló enfáticamente en su intervención el pasado 18 de marzo “…deben atenderse los problemas de la paraestatal, principalmente los de sus finanzas, pero sin perjudicar los derechos de los trabajadores” Yo pregunto: ¿Y los intereses de los ciudadanos? Carlos Romero Deschamps , líder del Sindicato Petrolero (¿Cuántos años?) descalificó a los funcionarios de Pemex en la multicitada ceremonia de la expropiación petrolera, a quienes reclamó, “no es aceptable que la profesionalización de los directivos que necesita la industria no coincida con la designación de personas que no cumplen con los perfiles y experiencia requeridos” ( El Universal y Milenio). Coincido con la apreciación del líder sindical, a la luz de los resultados obtenidos. Señor Presidente, usted asevera que yo soy uno de los dueños de Pemex y lo creo, pero mi empresa ha sido saqueada por la Secretaría de Hacienda, al llevarse todas sus utilidades y más, porque carece de los recursos necesarios para atender los requerimientos de la nación. La falta de una reforma fiscal integral es una de las grandes deudas que tienen los legisladores y los hombres en el poder con la ciudadanía. Pemex es su caja chica o ¿grande?, sin considerar el daño que le causan. Los beneficiarios de Pemex, de la empresa en la que todos los mexicanos somos sus accionistas, son la Secretaría de Hacienda y el Sindicato. A mí, supuesto dueño, sólo me queda elevar mi voz –como ya lo he hecho en ocasiones anteriores- una voz en el desierto que se pierde entre la demagogia y el populismo de los repetidos discursos que iluminan la ceremonia anual de la expropiación petrolera. Me da envidia la visión de una empresa como Petrobras, la empresa estatal brasileña que ha entendido el futuro, y no se ha refugiado en un nacionalismo anacrónico, sostenido en nuestro país únicamente por sus beneficiarios. Rechazo la pobre y raquítica reforma energética del 2008, reforma que, a pesar de magníficas aportaciones de expertos que concurrieron al diálogo convocado por el Senado, fue tan pequeña como aquellos diputados y senadores que finalmente la aprobaron. Yo, dueño de Pemex, he hecho seis preguntas. ¿Quién responde? *Presidente de Sociedad en Movimiento ton_nunez@hotmail.com
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