Universidades: recortar el futuro
La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación
Suerpior (Anuies) se inconformó con el proyecto de presupuesto presentado por el
Ejecutivo federal para 2014 porque, en caso de ser aprobado, dijeron, implicaría
redistribución de recursos
que afecta significativamente programastendientes a mejorar la calidad de la educación superior y se encuentran relacionados con el cumplimiento de metas del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018”.
Si bien en cifras absolutas el proyecto del gobierno de Enrique Peña Nieto
aumentaría el dinero dedicado a las instituciones de educación spuperior, en el
rubro de fondos extraordinarios y en algunos programas federales se propone una
baja de 2 mil 200 millones de pesos. Las quitas son particularmente preocupantes
en los programas de expansión de la oferta educativa en educación media superior
y superior y la ausencia de un programa emergente de renovación de la planta
académica, el cual debería contar con fondos para retiros voluntarios y
pensiones dignas para los académicos jubilados.
Los rectores basaron su petición en un estudio realizado por el Consejo de
Universidades Públicas e Instituciones Afines (Cupia), en el que se señala
además que con los presupuestos previstos sería imposible alcanzar el objetivo,
fijado por el propio gobierno federal, de lograr 40 por ciento de cobertura en
la educación superior. Por añadidura, el proyecto de presupuesto incumple con
destinar cuando menos 8 por ciento del producto interno bruto a educación y uno
por ciento a ciencia y tecnología.
En términos generales, los señalamientos de la Anuies y del Cupia confirman
que no existe en el gobierno federal conciencia clara de lo que representa la
inversión para incrementar la cobertura y la calidad de la educación media
superior y superior en el país y que las universidades públicas siguen siendo
desdeñadas por los artífices de la política económica neoliberal vigente.
Por la delicada y volátil circunstancia actual, México no debe seguir
postergando la dignificación y la multiplicación de los ámbitos universitarios.
Sería inadmisible repetir lo ocurrido durante el sexenio pasado, en el que
Felipe Calderón inauguró más de una decena de cárceles y ninguna universidad
pública.
Ante estos hechos, es pertinente recordar que la educación en general, y la
enseñanza universitaria en particular, no sólo constituyen un mecanismo de
movilidad social irrenunciable, habida cuenta de las exasperantes desigualdades
sociales que afectan al país, sino también un elemento imprescindible para el
desarrollo económico, político, social y cultural. En esa medida, todo recorte
presupuestal a las universidades públicas ha de ser visto como una afectación a
las perspectivas de mejoría económica e institucional; es, en suma, recortar el
futuro.
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