Bajo la Lupa
Tecnofobiay miseria de la
contrarreforma energética Peña/Videgaray/Aspe
Alfredo Jalife-Rahme
Recolección de firmas en defensa del petróleo, durante la
movilización perredista el domingo pasado en el ZócaloFoto
Cristina Rodríguez
C
omo argumento nodal para privatizar Pemex, se ha desatado una
incontinencia cacofónica sobre el término
competitividadpor la masiva propaganda de la fauna neoliberal, curiosamente, de parte de sus sectores más incompetentes, subsidiados indirectamente por la proclividad sectaria de la Secretaría de Hacienda bajo control del entreguista ITAM desde hace varios lustros (Aspe, Carstens, Gil Díaz, Cordero, Meade y Videgaray).
La fijación catatónica por el término
competitividadcarece de sustento cuando, según el ranking del Foro Económico Mundial, el “México neoliberal itamita” siguió desplomándose dos lugares más para ubicarse lastimosamente en el sitio 55 (http://www.weforum.org/issues/global-competitiveness ).
La inexistente
competitividades expectorada por la pléyade del bucanero
Instituto (sic) México (sic)que dirige insólitamente el británico Duncan Wood.
La incompetencia de la kakistocracia (
el gobierno de los peores) del
México neoliberal itamita, aplicada a la actividad
productivadel sector privado, es mucho peor cuando se enfoca exclusivamente al rubro de los hidrocarburos.
Hasta la revista británica interesada en la expropiación financierista de
Pemex, The Economist –vinculada a los banqueros Rothschild, a su
presunto hombre de paja, el megaespeculador George Soros, y a sus intereses en
BP y Scotiabank, entre otros megabancos–, confiesa que las empresas
privadasde México –en especial,
las 10 magníficasexpuestas para quedarse con el petróleo
convencionalde Pemex (ver Bajo la Lupa, 3/11/13)– no son
competitivasa escala global, ya no se diga a nivel regional (
Norteamérica) ni siquiera local (frente al mismo Pemex).
Perturba la profunda brecha entre el decimocuarto lugar mundial del PIB de
México (que se desplomó cuatro lugares con el panista Calderón) y el raquítico
sitio 55 en
competitividad, lo cual expresa su consustancial ineficiencia que desnuda la ausencia de
valor agregadoy el abandono de la innovación tecnológica (podada en 17 por ciento en el nuevo presupuesto).
En su fase presente y dada la coyuntura, sería suicida la apertura
competitivade Pemex frente a las grandes petroleras anglosajonas (ExxonMobil, Chevron, Shell y BP) asignadas de antemano para expropiar por la vía financierista las aguas profundas del Golfo de México.
Surge un axioma inalienable: Pemex NO es
competitivafrente a las cuatro petroleras anglosajonas, específicamente en exploración y producción de las aguas profundas, por lo que su irreflexiva
aperturasignifica su entrega deliberada a los intereses mercaderes anglosajones, al carecer del know how, la expertise y la tecnología apropiada by the time being, ya no se diga de una banca nacional de inversiones ex profeso.
¿Por qué tanta prisa entreguista en las aguas profundas del Golfo de México
para beneficiar exclusivamente a las petroleras anglosajonas?
Se han gestado aberrantes paradojas: hoy se produce menos petróleo pero se
gana mucho más, mientras la gasolina y la electricidad siguen subiendo.
Quienes pregonan hoy la privatización de Pemex, vía la inasible
competitividad, son los mismos fracasados de ayer que han cometido error tras error y se atreven todavía a pontificar a partir de su disfuncionalidad.
La privatización de los hidrocarburos se inició subrepticiamente con los
panistas Fox y Calderón en el rubro del gas, entregado a las mediocres empresas
españolas, lo cual ha sido una soberana catástrofe, a grado tal que requerirá el
año entrante un subsidio por casi 2 mil millones de dólares a cuenta del
Estado.
¿De que sirvió privatizar el gas, uno de los peores fracasos poco
publicitados del PAN, hoy desbocado en su frenesí privatizador de Pemex?
¿De que sirvió que el PAN haya comprado casi 10 por ciento de las
acciones-chatarra de Repsol?
Tampoco la tal
tecnología madurade los hidrocarburos no convencionales en aguas profundas es del otro mundo, y se puede aprender en un lapso de dos a cinco años (nota: toma un promedio de 10 años su producción a partir de la exploración).
Por cierto, en el sector
convencional, Pemex es de las más
competitivasfrente a las petroleras globales cuando se mide por su mano de obra baratísima y el parámetro financiero-contable del EBITDA (ver Bajo la Lupa, 14/7/13).
Y aquí entramos a uno de los graves defectos de la entreguista/masoquista
contrarreforma de Peña/Videgaray/Aspe: su flagrante tecnofobia, sin contar su
patente carácter ecocida: más allá de la toxicidad expuesta del shale gas
(gas esquisto/lutitas), al carecer de resguardos ambientales en referencia
al obsequio del Golfo de México a las máximas depredadoras petroleras
anglosajonas del planeta.
Son las vilipendiadas entidades
públicasde México –medible con el parámetro de las patentes– quienes concentran la inventiva y el avance tecnológico nacional, según la invaluable investigación de Jaime Aboites de la UAM-X (http://es.scribd.com/doc/185513134/Patente-ID ) donde brilla intensamente en el primer sitial el Instituto Mexicano del Petróleo, pese a su deliberado desmantelamiento neoliberal.
Cabe destacar que el TLCAN no aportó ningún beneficio tecnológico a México,
en contraste con las trasnacionales subsidiadas por Conacyt (http://es.scribd.com/doc/185512663/patente-mexicoTLC
).
Las empresas privadas
mexicanas, patéticamente ausentes de la inventiva tecnológica que nutre la
competitividad, deberían ser alentadas con incentivos fiscales para consagrar parte de sus inversiones al rubro futurista de I&D.
Vale la pena puntualizar la orfandad de México tanto en la tecnología
madura–nuclear, satelital y cibernética (primera generación)– como en la tecnología
de puntavigente: cibernética (segunda generación)/supercomputadoras; genoma/biotecnología/células-madre; nanotecnología y robótica.
La miseria tecnológica del “México neoliberal itamita” resulta
aterradora cuando emerge su tecnofobia, en general, y petrolera, en particular:
una genuina petrofobia.
En cuanto al gas, el “México neoliberal itamita” se dio de baja para
ceder su control a las mediocres gaseras españolas que empeoraron el desabasto
local y han contribuido al alza de la energía eléctrica.
Hoy la contrarreforma Peña/Videgaray/Aspe está dispuesta a superar los
inenarrables errores del PAN, sus aliados en el poder (con el sector
antinacional del PRD), y su estela de azufre: las alucinantes cinco refinerías
del fallido Plan Puebla-Panamá; la cataclísmica compra accionaria de Repsol; la
entrega del gas a las mediocres empresas españolas; la corrupta compra del gas
de Perú a cinco veces su valor, y la apuesta alocada del gas para el sector
eléctrico. Pero mucho peor: se dispone a obsequiar por la vía financierista todo
el subsuelo nacional, lo que no concibió ni siquiera Santa Anna, quien cedió la
mitad del territorio mexicano.
Twitter: @AlfredoJalife
Facebook: AlfredoJalife
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