Ellos son nosotros
Pablo González Casanova, Luis Villoro y Gilberto
López y Rivas
El movimiento de los mayas zapatistas encabezado por el EZLN se ha
convertido en un referente nacional y mundial por sus logros en la construcción
de procesos autonómicos que se fundamentan en los principios de una democracia
participativa en la que se manda obedeciendo los acuerdos de las comunidades, en
la que el gobierno se concibe como un servicio en el que todos y todas tienen
responsabilidades que cumplir, en la que el bien de la colectividad es su
objetivo y razón de ser y en el que se respetan todas las creencias
religiosas.
A partir de una dignidad recobrada, que se refrenda diariamente, las juntas
de buen gobierno y los gobiernos autónomos municipales han logrado avanzar de
manera notable en rubros importante como la salud, la educación, la producción y
comercialización de productos comunitarios, bajo una perspectiva autosustentable
y redistributiva. En un contexto de emergencia nacional causada por el mal
gobierno al servicio del capital y el imperialismo mundial encabezado por
Estados Unidos, las experiencias zapatistas y las de otros pueblos indígenas que
en la geografía del país optaron por la autonomía, constituyen el otro polo
equidistante a los saldos de miseria, muerte, entreguismo y represión que deja
el sexenio que termina y los malos augurios del que inicia por medio del fraude
y la imposición.
Esta otra forma de ejercer el poder, practicar la política y asumir formas de
convivencia social solidarias se ha desarrollado a pesar del acoso permanente de
una estrategia de Estado basada en la recolonización de los territorios para
apoderarse de sus recursos, en la contrainsurgencia, el cerco de penetración
militar y policial, los intentos sistemáticos de cooptación, infiltración y
provocación, y si todo esto no funciona, la acción directa de grupos
paramilitares que golpean a mansalva a las comunidades, que invaden sus tierras
liberadas, queman y destruyen casas, escuelas, clínicas, cosechas y enseres, que
provocan el desplazamiento de sus poblaciones y que se arrogan, en suma y
gozando de impunidad, el papel del martillo clandestino estatal sobre el yunque
del Ejército, siempre omnipresente, y la gestión facciosa del Poder Judicial,
presto para criminalizar a zapatistas y a integrantes de sus bases de apoyo.
Conocemos de los ataques y hostigamientos a partir de las denuncias de las
juntas de buen gobierno de Morelia (en especial el ejido Moisés Gandhi), La
Realidad y Roberto Barrios, y en particular, las acciones de contrainsurgencia
contra la comunidad autónoma zapatista Comandante Abel, del municipio autónomo
La Dignidad, que se encuentra sitiada por paramilitares y policía estatal, en un
modus operandi que muestra la complicidad y vinculación directa entre
paramilitarismo y las fuerzas represivas del Estado.
Esta agresión a las comunidades mayas zapatistas ya ha sido denunciada en los
ámbitos nacionales e internacionales por diversos colectivos, gremios y
organizaciones que consideran como propios los alcances civilizatorios de sus
procesos autonómicos y de sus propuestas para el rescate-reconstrucción de una
nación donde quepamos todos y todas y de una lucha anticapitalista basada en la
participación colectiva y protagónica de los explotados, discriminados y
oprimidos que abajo y a la izquierda resisten el control y la dominación de los
trabajadores, que se suman a la lucha de los pueblos contra la ocupación
integral de sus territorios y recursos, que denuncian el vaciamiento y el
descrédito de una democracia tutelada por la dictadura mediática, los poderes
fácticos y el crimen organizado dentro y fuera del mal gobierno.
Estos colectivos que acompañan a los mayas zapatistas y a su Ejército
Zapatista de Liberación Nacional sienten también en carne propia la acometida
del Estado mexicano por medio de sus fuerzas armadas y sus paramilitares en
contra de los municipios autónomos, en el entendido que ellos son nosotros, que
no han estado ni están solos, que si tocan a uno nos tocan a todos.
No hacer caso de las palabras de indignación de quienes en la nación y en el
mundo entero nos solidarizamos con nuestros hermanos zapatistas y reclamamos el
cese inmediato de la embestida criminal es un acto más de violencia suprema
contra México y contra la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario