Vicky Peláez
© Photo Vicky Peláez
17:08
28/09/2012
Columna semanal por Vicky Peláez
Que no hay tan diestra mentira que no se venga a saber (Félix Lope de
Vega, 1562-1635)
Los golpes de Estado actuales en América Latina son menos sangrientos que los del siglo pasado pero a la vez más sofisticados, elaborados y envueltos en un ligero disfraz de legitimidad porque se aprovechan de ciertas imprecisiones de la Constitución o simplemente interpretando la Carta Magna a voluntad y por su puesto va acompañado por el gran despliegue de la prensa globalizada al servicio de las transnacionales interesados siempre en mantener sus privilegios en el continente y así frenar el proceso de la integración de sus países.
Los golpes de Estado actuales en América Latina son menos sangrientos que los del siglo pasado pero a la vez más sofisticados, elaborados y envueltos en un ligero disfraz de legitimidad porque se aprovechan de ciertas imprecisiones de la Constitución o simplemente interpretando la Carta Magna a voluntad y por su puesto va acompañado por el gran despliegue de la prensa globalizada al servicio de las transnacionales interesados siempre en mantener sus privilegios en el continente y así frenar el proceso de la integración de sus países.
Lo característico de este moderno golpe de Estado es que tan pronto que se
hace es relegado inmediatamente al olvido por la prensa globalizada en un
intento de enterrar las consecuencias de lo sucedido.
Honduras, el país centroamericano, es un ejemplo de este proceso deliberado
de vaciar la memoria internacional de ciertos recuerdos. Han pasado solamente
tres años desde el 28 de junio de 2009 cuando los militares irrumpieron en la
casa del presidente elegido por el pueblo Manuel Zelaya, lo secuestraron y lo
expulsaron del país.
La cobertura internacional del trágico acontecimiento duró una semana.
Después se apagó lentamente como si nada hubiera pasado y nadie se hubiera
dado cuenta que el autoritarismo estaba de vuelta protegido por un manto
“democrático” y el cerco mediático. Pasados seis meses del golpe, el nuevo
presidente Porfirio Lobo Sosa fue aceptado por la comunidad internacional y sus
organizaciones siguiendo el dicho popular que reza: “lo pasado pisado”.
La anterior guerra mediática contra Manuel Zelaya se transformó como por
magia en un silencio mediático respecto al nuevo gobierno. Hoy da la impresión
de que el país se sumergió en un anonimato deliberado y que nadie ve el
incremento de la violencia, la corrupción y la impunidad.
La situación económica ha empeorado notablemente debido al estancamiento
estructural productivo que en pleno Siglo XXI mantiene una estructura social
feudal en la agricultura que está permanentemente expulsando a los campesinos a
las ciudades, aumentando el nivel de desempleo en las zonas urbanas. El Foro
Social de la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH) indicó que entre 2009 y 2012 la
pobreza incrementó de 59 a 67 por ciento. Esto significa que actualmente
5.500.000 personas del total de 8.200.000 habitantes del país viven en la
pobreza y de ellos 3.800.000 son indigentes.
El gobierno del presidente Porfirio Lobo, desde que asumió el poder en enero
de 2010, ha seguido al pie de la letra las recomendaciones del Fondo Monetario
Internacional (FMI) recortando el gasto público, reduciendo las prestaciones
sociales y haciendo devaluaciones permanentes de la moneda nacional lempira lo
que ha generado la disminución de las reservas internacionales a 200 millones de
dólares.
En estas condiciones hay pocas oportunidades para los jóvenes de encontrar
un trabajo adecuado. Las 229 maquiladoras norteamericanas emplean 139.000
obreros, de los cuales el 69 por ciento son mujeres menores de 30 años de
edad, que trabajan 14 horas diarias. El sector informal tampoco puede absorber
la mano de obra restante. Entonces queda el crimen organizado y el
narcotráfico.
Honduras es uno de los países más violentos en Centroamérica. El titular de
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) Ramón Custodio estimó que
en 31 meses del gobierno de Porfirio Lobo Sosa se registró la muerte violenta de
al menos 17.500 personas (una víctima cada 74 minutos) convirtiéndose los
asesinatos en noticias de primera plana de los medios de comunicación. Hasta el
vocabulario cotidiano tuvo que incorporar términos como “narcoburro”,
“narcolobo”, “narcocoyote” y como no, “narcopolítico”.
En noviembre de 2011 uno de los luchadores más valientes contra el
narcotráfico Alfredo Landaverde declaró a la prensa que “todos sabemos quiénes
son los que están vinculados a este negocio. La gente en los pueblos sabe quién
es quién y quiénes son los que están metidos en el negocio. El Director de la
Policía Nacional Ricardo Ramírez sabe quién es el jefe del crimen organizado en
cada aldea, pueblo, municipio, ciudad. Tampoco desconoce a los 14 empresarios
del norte que lavan el dinero del narcotráfico y trabajan con el gobierno”. Esta
declaración le costó la vida al ingeniero Landaverde. Quien fue asesinado el 7
de diciembre de 2011.
No se sabe cuánto aporta el narcotráfico al presupuesto de Honduras pero debe
ser algo significante, si tomamos en cuenta de que en el territorio nacional hay
300 pistas clandestinas y que de acuerdo a los informes del Comando Sur
norteamericano, que tiene 4 bases militares en el país, el año pasado 104
aviones descargaron droga y 275 narcolanchas entraron en Honduras para
llevarse la droga a los Estados Unidos. A la vez la Oficina de Asuntos
Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley de Estados Unidos estimó
que el 79 por ciento de vuelos que salen de Colombia con cocaína aterrizan en
Honduras. Pero lo curioso de la lucha norteamericana contra el tráfico de droga
es que el 17 de agosto pasado el Ejército de los EE.UU. retiró sorpresivamente
el radar de vigilancia y alerta temprana AN/TPS-78, instalado en Puerto Lempira,
y dejó los cielos de Honduras abiertos para los “narcovuelos”.
La violencia, el narcotráfico, corrupción generalizada, pobreza, falta de
empleo, devaluación de la moneda nacional y la no existencia de alternativas
para el desarrollo económico han puesto al gobierno en un serio apuro respecto
al futuro del país que no sabe cómo salir adelante. Precisamente en este
momento crítico se le ha ocurrido a alguien del Congreso acudir a las ideas
de estudiosos libertarios norteamericanos inspirados en la experiencia de Hong
Kong para crear Regiones Especiales de Desarrollo (RED) conocidas popularmente
como “ciudades modelo” o “ciudades chárter” en las zonas remotas o sin uso de
los países pobres.De acuerdo al economista de la escuela austríaca Hans Hermann
Hoppe que enseña en la Universidad de Nevada, el futuro del mundo pertenece al
anarco capitalismo orientado a la descomposición del estado – nación, ya que el
liberalismo agotó sus posibilidades. Para reemplazarlo surgirán miles de
ciudades libres con su propia jurisdicción como Hong Kong, Mónaco, Andorra,
Singapur etc. Los congresistas hondureños encabezados por su líder Juan Orlando
Hernández percibieron estas ideas como una luz atrayente en el callejón oscuro
económico en que se encuentra el país actualmente. Así invitaron al propulsor
más prominente de las RED, el profesor de economía de New York University, Paul
Rommer para que exponga su proyecto.
El profesor propuso que Honduras entregue una extensión deshabitada de su
territorio a un país más desarrollado, como Estados Unidos, por ejemplo, para
establecer una ciudad autónoma o Ciudad Modelo, orientada al comercio y
finanzas.
Esta ciudad bajo la dirección de un gobernador se regirá por su propio dominio jurídico, económico y social, tendrá su propia policía y el derecho de firmar convenios con otros países e inclusive con diferentes servicios de inteligencia. También tendrá su propia política migratoria. La vigencia mínima de Ciudades Modelos será de 99 años. Convirtiendo el país en una RED se generará trabajo aportando cada ciudad tributos al Estado, y dicen que así Honduras se convertirá en el país más próspero del continente. El presidente Porfirio Lobo ya declaró que las RED “traerán a Honduras fábricas, escuelas, universidades y hospitales”.
Esta ciudad bajo la dirección de un gobernador se regirá por su propio dominio jurídico, económico y social, tendrá su propia policía y el derecho de firmar convenios con otros países e inclusive con diferentes servicios de inteligencia. También tendrá su propia política migratoria. La vigencia mínima de Ciudades Modelos será de 99 años. Convirtiendo el país en una RED se generará trabajo aportando cada ciudad tributos al Estado, y dicen que así Honduras se convertirá en el país más próspero del continente. El presidente Porfirio Lobo ya declaró que las RED “traerán a Honduras fábricas, escuelas, universidades y hospitales”.
Parece que esta perspectiva para solucionar la severa crisis que está
atravesando el país impulsó a los diputados y aprobaron apresuradamente la Ley
del Estatuto Constitucional de las Regiones Especiales de Desarrollo (RED) con
105 votos a favor, 6 en contra y 5 abstenciones.
No es de extrañar que inmediatamente haya aparecido una empresa
norteamericana la MKG Groups sin ninguna experiencia en estos proyectos
dispuesta a invertir 15 millones de dólares para construir una Ciudad Modelo. Su
representante y fundador del movimiento FLOW, Michael Strong ya firmó una carta
de entendimiento con la Comisión para la Promoción de la Alianza Público-Privada
(Coalianza) para poner en marcha el proyecto. Después de todo este alboroto
promocional el diario El Heraldo reveló en exclusiva que tal empresa dedicada a
la infraestructura no existía y recién después de esta revelación, los
inversionistas crearon una página web llamada Grupo MKG.
Sin embargo, el descubrimiento no hizo perder entusiasmo a los políticos,
congresistas y hombres de negocios pues saben que estas Ciudades Chárter les
ofrecerá la libertad de manejar sus dividendos y tapar bien sus ganancias y
negocios ilícitos, inclusive ya se sabe que muchas de ellas recibirán el nombre
de la Narcociudad Modelo.
Serán los nuevos paraísos financieros. Lo que no toman en cuenta los
“iluminados” nacionales es que las RED no serán en realidad propiedad de ningún
país extranjero sino de las transnacionales que tendrán sus propios enclaves
neocoloniales durante no menos de 99 años con mano de obra dócil y barata, pues
perder el trabajo en una de estas ciudades, donde una corporación dicta leyes,
significaría ser expulsado de ella. Muchos periodistas hondureños como Jorge
Ortega, por ejemplo, ya están burlándose de los “iluminados” nacionales: el
presidente del Congreso Juan Orlando Hernández y el presidente Pepe Lobo
aconsejándoles que vayan a los Estados Unidos para proponer personalmente al
presidente Barack Obama para construir una Charter City en su país y así
sacarlo de la crisis.
No se puede concluir este artículo sin remarcar que mientras los ricos y
poderosos hondureños están poniendo su país en venta después de destruir su
economía, su pueblo está tratando de organizarse a pesar de la represión y
persecución que ya costó la vida a 30 periodistas en estos tres años y a cientos
de campesinos en el Valle de Aguán que a diario sufren los ataques de los
sicarios de los terratenientes locales.
Sin embargo, la lucha y la movilización popular siguen creciendo y los locutores de la Radio Progreso y el ERIC están invitando a diario la gente hondureña a “hacer nuestra palabra de los indígenas mayas de Chiapas: Caminemos despacio porque vamos lejos”.
Sin embargo, la lucha y la movilización popular siguen creciendo y los locutores de la Radio Progreso y el ERIC están invitando a diario la gente hondureña a “hacer nuestra palabra de los indígenas mayas de Chiapas: Caminemos despacio porque vamos lejos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario