Su irrupción el 1º de julio puede modificar las tendencias:
expertos
El voto juvenil alcanzaría 30 por ciento del padrón
Alonso Urrutia y Claudia Herrera
Periódico La Jornada
Lunes 28 de mayo de 2012, p. 3
Lunes 28 de mayo de 2012, p. 3
Con un potencial de votos que alcanzaría 30 por ciento del padrón
(si se incluye hasta los 29 años de edad), la irrupción de los jóvenes a la
mitad de la campaña electoral podría modificar las tendencias. La participación
juvenil
no sólo es una crítica al personaje Enrique Peña Nieto, sino lo que representa simbólicamente: corrupción e impunidad, advierte el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Enrique Cuna, quien concluyó un estudio sobre la participación electoral juvenil, financiado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
A su vez, Hugo Concha, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ex director de Capacitación y
Educación Cívica del Instituto Federal Electoral (IFE), señala que el juvenil es
un movimiento cuyo eje principal es contra la manipulación informativa de los
medios de comunicación, pero también contra una clase política –de todos los
partidos– anquilosada y con poca interlocución con la sociedad y en especial con
los jóvenes.
Generaciones aplastadas
Sus estructuras directivas llevan décadas y hay ya varias generaciones aplastadas porque los partidos no cambian, como tampoco sus formas de relacionarse con los jóvenes, dice Concha. Agrega que existen estructuras caducas que se contraponen con una realidad social de mayor inserción de los jóvenes en la actividad política, acorde con la evolución demográfica del país.
Por su parte, el consejero electoral Lorenzo Córdova opina que en esta
elección y en los sucesivos procesos
vamos a advertir las consecuencias de lo que en otros ámbitos se denomina bono demográfico, que se expresará claramente en el peso de los jóvenes en el padrón electoral y, en consecuencia, en los resultados.
De acuerdo con los datos del listado nominal, en las elecciones del primero
de julio ejercerán su voto por primera vez 3.4 millones de jóvenes (de entre 18
y 19 años); asimismo, alrededor de 10 millones más lo harán por primera vez en
una elección presidencial (20-23 años).
Suman casi 14 millones que por primera ocasión incidirán en la elección
presidencial, cuando en 2006 Felipe Calderón fue ganador oficial de la elección
con 15 millones de votos. Sin embargo, las consideraciones demográficas
consideran al sector juvenil hasta los 29 años, lo que supondría que en este
sector habría 25 millones de electores, alrededor de 30 por ciento del listado
nominal.
Responsable del Departamento de Sociología de la UAM Iztapalapa, Enrique Cuna
destaca el reciente encuentro de jóvenes en la Estela de Luz, lo que revela que
su movimiento no es sólo contra Peña Nieto, sino también es una crítica al
gobierno, donde fijan postura frente a corrupción e impunidad.
El resultado final del estudio de Cuna sobre la participación electoral
juvenil, financiado por el PNUD, augura un posible abstencionismo juvenil de 75
por ciento. Indica que ello no refleja desinterés por la política,
sino es una forma de expresar una crítica severa al sistema de partidos y a un modelo de democracia que sólo los deja expresarse cada tres o seis años.
Esta tendencia podría modificarse con los sucesos recientes, aunque el
investigador de la UAM duda que haya un vuelco, por el conservadurismo de las
clases medias.
Por sí mismo, el movimiento (juvenil) va a desencadenar mayor participación electoral, pero no implica que se legitime el sistema democrático, concluye Cuna.
Por su parte, Hugo Concha apunta que las expresiones recientes de la juventud
son muy positivas para la democracia mexicana, pues con el uso de las redes
sociales como catalizador han permitido gran comunicación entre los adolescentes
de diversos estratos sociales en contra de estructuras políticas que no
responden a sus expectativas, así como los medios de comunicación tradicionales,
alejados de sus funciones,
que operan más como actores políticosa partir de sus propios intereses económicos.
Sostiene que ha habido un proceso paulatino de concientización política de
los jóvenes, que con las nuevas formas de relacionarse (redes sociales) han
encontrado un potencial que se ha dirigido, entre otros aspectos, contra los
medios de comunicación. Han puesto un hasta aquí y la clase política apenas lo
ha esbozado muy tímidamente, lo que ha consolidado la presencia de los
poderes reales, fuertemente descalificados por la juventud.
En cuanto a la clase política, sondeos institucionales han evidenciado la
pésima imagen de los partidos, sus dirigentes y legisladores ante la sociedad,
asegura Concha, en especial entre el sector juvenil, pues resultan los peor
calificados.
Cuna subraya que un proceso electoral que se mostraba frío y en el que
prevalecía el desencanto ahora cobra otro rumbo con la irrupción de los jóvenes,
estigmatizados como sector apático.
Ahora vemos una expresión muy activa que, independientemente del resultado, obligará a quien gane la elección a dialogar con los jóvenes sobre su futuro y pensar en que la cultura política que nos ha gobernado, donde la simulación juega un papel muy importante, ya no es suficiente.
Advierte que ha fallado el modelo de comunicación de candidatos basado en la
espotización, muy ajeno para entablar un intercambio real sobre la
problemática juvenil.
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