Reporte económico
México. Energía y Petróleo
David Márquez Ayala
E
l Balance Nacional de
Energía de la SENER (2017) indica que en ese año México tuvo un consumo
total de energía de 9 mil 250 petajoules y una producción de 7 mil 027
pj, esto es, el país tuvo un déficit energético de 24%. Cifra
apabullante para una economía que tres décadas antes era holgadamente
autosuficiente, y parámetro de la magnitud del patrimonicidio neoliberal
en contra de los bienes y recursos nacionales.
De la energía primaria producida en 2017 (7 mil 027 pj) el 90.5%
provino de fuentes no renovables: Hidrocarburos 84.5 (petróleo crudo
62.0, condensados 21.6 y gas natural 1.0); carbón 4.4 y nuclear 1.6. El
restante 9.5% provino de fuentes renovables, mismas que apenas crecieron
a 0.5% anual a tasa media en la década 2008-2017, mientras que la
producción de fuentes no renovables cayó -4.0% anual (Gráfico 1).La producción de petróleo crudo en particular, que llegó a 3.4 millones de barriles diarios (MMbd) en 2004, en 2018 ya sólo fue de 1.8 millones bd, casi la mitad. De estos últimos, 1.2 MMbd se siguieron exportando al desplomarse también la capacidad de refinación de Pemex a sólo 600 mil barriles diarios, la mitad de 2014 (Gráfico 2). Cabe mencionar que – según referencia de la US Energy Information Administration – un barril de petróleo crudo contiene 42 galones y al procesarse rinde 45 galones de gasolinas y otros petrolíferos, esto es, tiene una "ganancia" de tres galones.
Con el desplome en refinación, en 2018 sólo se produjeron en el país 741 mil barriles diarios de petrolíferos y se tuvieron que importar 980 mil bd (Gráfico 3). México exportó el barril de petróleo crudo a un precio promedio de 61.3 dólares e importó el barril de gasolina a 85.5 dls. El déficit de la balanza petrolera llegó a -23 mil 190 millones de dólares.
En el último sexenio también se derrumbó la producción de
petroquímicos de 10 mil 694 Mt (miles de toneladas métricas) en 2012 a 5
mil 986 Mt en 2018.
Así mismo, por la baja exploración, las reservas de petróleo crudo
equivalente del país han caído consistentemente en lo que va del siglo,
de 60 mil 204 millones de barriles al 1o de enero de 2000, a 27 mil 125
millones al 1o de enero de 2019 (7,897 probadas, 7,939 probables y 9,270
posibles). Así, inicia el año con un horizonte de autoabasto seguro de
petróleo (reservas probadas/producción 2018) de sólo 11.8 años.
Hoy el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 – el único digno de
tomarse en serio de las últimas tres décadas – asume el desastre
energético del país y se encamina a superarlo en todos los órdenes:
producción, refinación, y autosuficiencia; recuperación petroquímica (y
fertilizantes); limpia y reordenamiento de Pemex y CFE; rehabilitación
de las seis refinerías existentes y la audaz apuesta de construir la
nueva de Dos Bocas; modernización de las plantas generadoras de
electricidad (en especial de las vetustas hidroeléctricas); y un marcado
énfasis en las fuentes de energía renovable (limpia), que esperamos se
potencie con tecnologías propias (UNAM, IPN, industria) para convertir
al país en un inmenso generador de energía eléctrica y calorífica a
partir del sol y el viento en comunidades, desiertos, costas, casas,
edificios,...
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