viernes, 28 de junio de 2019

  / VIERNES 28 DE JUNIO DE 2019

COMEXI | Reformas financieras del G20 a prueba

Por: Rodrigo Delgado
En estos días se reúnen en Japón los jefes de Estado del foro internacional más importante, el G20. La agenda marcada por el anfitrión señala temas como el envejecimiento poblacional, la promoción del libre comercio, la lucha contra la contaminación y preservación de la diversidad de los mares. Con los años la reforma a la gobernanza financiera internacional ha pasado a ocupar un lugar secundario en el encuentro.
Oficialmente el Financial Stability Board (FSB) como organismo operador del G20, dio por concluido en 2017 el proceso de reformas post crisis del sistema financiero internacional y dio inicio a una nueva etapa basada en la evaluación de los impactos, como mencionó el Director General del Banco Internacional de Pagos, Agustín Carstens, en una conferencia a inicios de mes: “A medida que nos acercamos a la cima de la fase de implementación y pasamos a la fase de evaluación, existe un mayor riesgo de complacencia y retroceso en la promulgación de las normas acordadas a nivel mundial”.
El proceso de evaluación no está exento de obstáculos, a que a medida que se exacerban los nacionalismos, el compromiso con los estándares internacionales se debilita, muestra de ello es la implementación parcial de las reformas de Basilea III para la supervisión bancaria, tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos.
No hay que olvidar que aún quedan temas pendientes que el G20 propuso regular desde 2008, año en el que se dio la crisis financiera que provocó que las instituciones no bancarias se encontraran fuera del alcance regulatorio. Al día de hoy no se ha concluido el proceso de regulación para estas figuras. A 10 años de la crisis financiera la economía global ha logrado mayor estabilidad y con bajo crecimiento, quizás dar por concluida la etapa de reformas haya sido prematuro.
Por lo pronto, bajo el programa de evaluaciones, el FSB está llevando a cabo dos trabajos: “Evaluación de los efectos de las reformas regulatorias en empresas medianas y pequeñas” y “Evaluación de las reformas a los bancos demasiado-grandes- para-quebrar”. En este último las aportaciones de los países emergentes como el nuestro pueden ser particularmente relevantes, ya que México es país de acogida de algunos de los bancos clasificados como “sistémicos” dado el impacto que tendría su quiebra a nivel global.
Afortunadamente esta nueva etapa de trabajo también viene acompañada por la apertura de los organismos internacionales a sectores como la academia y la sociedad civil, mediante llamadas a colaborar con propuestas teóricas y estudios. Cabe recordar que antes, solamente la industria financiera y sus principales gremios estaban en condiciones de hacer oír su voz.
Esperemos que exista quien levante la mano por parte de nuestros centros de estudios financieros como el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM o el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas para participar en las diversas etapas de estos trabajos, pues la perspectiva de los principales centros financieros evidentemente tiene diferencias con las de los países en los que se establecen los bancos. Esperemos que, ante la inminencia de un nuevo ciclo de reformas, la perspectiva de los países en desarrollo tenga un peso aún mayor del que tiene hoy, con un frente en común entre autoridades, academia e industria para un sistema financiero internacional más equilibrado.
Asociado COMEXI
@rodrigodelmen

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