Tres hombres raptan a Manuel Esquer en la escuela
Levantan, retienen y torturan a estudiante de la UAM-Xochimilco
Me hacían preguntas sobre mi actividad política universitaria, relata
Arturo Sánchez Jiménez
Periódico La Jornada
Sábado 20 de diciembre de 2014
Sábado 20 de diciembre de 2014
A Manuel Esquer se lo llevaron el lunes. Tres hombres, a las afueras del plantel Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), lo subieron a un auto, lo amenazaron de muerte, torturaron y finalmente lo liberaron el martes en la ciudad de Toluca.
En el camino me pidieron las contraseñas de mis redes sociales. Todo el tiempo me llevaron con el rostro cubierto y sólo sé que estuvimos algunas horas en lo que me pareció el cuarto de un hotel, relató el joven.
Manuel concluyó hace poco sus estudios de sociología en la UAM y ha participado activamente en las acciones organizadas por los estudiantes en apoyo a los normalistas de Ayotzinapa.
Momentos antes de su liberación, un mensaje fue publicado en su perfil de Facebook por alguien que tenía posesión de su cuenta:
Ahí les dejamos a su palomita no la mayugamos tanto (sic). Sigan de culeros.
Manuel asegura –desde un lugar
que no es mi domicilio, pero donde estoy protegido– que antes de estos hechos
consideraba necesario organizarnos y manifestarnos ante el clima de violencia que se vive desde el 26 de septiembre en México. Ahora siento la misma necesidad, pero anímica, emocional y físicamente no puedo.
El lunes pasado, alrededor de las tres de la tarde, Manuel Esquer salió de las instalaciones de la UAM-Xochimilco. Acudió a ver a uno desus maestros, pues después de su titulación continuaría sus estudios de posgrado.
Cuando iba caminando, en una acción muy rápida, me sujetaron por detrás. Cuando reaccioné estoy en un vehículo. Me piden que vaya con la cabeza agachada y me cubrieron la vista para evitar que pudiera ver. Ahí me preguntaron las contraseñas.
El vehículo se detuvo un rato después y Manuel comenta que pudo escuchar cuando una cortina metálica se abría y cerraba. Lo bajaron del coche y entró a la habitación de lo que considera era un hotel.
“Desde el primer momento en el que se dirigieron a mí me llamaron por mi nombre. Me amenazaron de muerte y me golpearon con la mano abierta. Cuando llegamos a la habitación me quitaron los tenis y me pegaron con una tabla en las plantas de los pies. Me hicieron cortadas con navajas y quemaduras con cigarros en los brazos y en el torso; me quitaron un piercing que tenía en la ceja. Siempre fueron tres voces las que escuché y nunca perdieron la calma.”
Una jeringa penetró en el cuerpo del joven en algún momento de su estancia en aquel lugar.
Con eso perdí la noción del espacio y del tiempo. Hay lapsos que no recuerdo, pero me subieron al vehículo. De repente me pidieron que me quitara los pantalones, luego me dijeron que bajara del auto. Estaba oscuro y pregunté dónde estaba. Me dijeron que en Toluca.
Sus captores le arrojaron su ropa y algunas de sus pertenencias, entre ellas su celular. Luego se comunicó con sus familiares quienes lo recogieron más tarde en la catedral de la capital mexiquense. Ya había amanecido.
Manuel no sabe quiénes eran los hombres que lo retuvieron. Alcanzó a ver un taxi del Distrito Federal que se alejaba cuando lo dejaron en Toluca, pero nada más. Las preguntas que le hicieron sus captores estaban relacionadas con su reciente actividad en la universidad.
Profesores e investigadores de la Unidad Xochimilco señalaron que estas acciones contra estudiantes
son sistemáticas. Hay una estrategia para amedrentar y atemorizar a quienes se movilizan y a la comunidad universitaria en general. Por ello, comentaron los docentes que prefirieron no citar su nombre,
es muy importante que las autoridades universitarias se manifiesten en apoyo a los jóvenes; que haya pronunciamientos firmes para que de alguna manera los proteja.
De momento, Manuel, su familia y asesores legales, analizan interponer denuncias penales y acudir a las instancias protectoras de los derechos humanos.
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