domingo, 8 de enero de 2012

BAJO LA LUPA


Los militares chinos replican a Hillary Clinton y a Project 2049 Institute

Alfredo Jalife-Rahme

Militares estadunidenses aguardan ser remplazados en Kandahar, Afganistán. Imagen de enero de 2002Foto Ap
L
os militares chinos no están mudos y replicaron en China Military Online (27/12/11) –mediante uno de sus portavoces, Lin Zhiyuan, experto de Asuntos Estadunidenses del Departamento de Investigación Militar Mundial de la Academia Militar de Ciencias”– las posturas sobre la estrategia de Estados Unidos (EU) para “regresar a Asia” tanto de Project 2049 Institute (ver Bajo La Lupa, 4/1/12) como de la secretaria de Estado, Hillary Clinton (Bajo la Lupa, 18/12/11).

Lin considera que el “objetivo de EU es restaurar plenamente (sic) su influencia en la región Asia-Pacífico”, por lo que “implementa una estrategia global que comporta varios enfoques en su despliegue”.

Aduce que en los pasados 10 años EU se consagró totalmente al “antiterrorismo” y “se empantanó en sus guerras en Irak y Afganistán”, por lo que “realizó un lento (sic) progreso en Asia”. Hoy su objetivo primordial consiste en “revivir (sic) con el fin de liderar el mundo”, motivo por el cual abandona gradualmente sus tropas de Irak y Afganistán y concentra su acción en Asia.

Califica la relación de China y EU de “ni amigo ni enemigo”, pero que significa la “más importante relación geopolítica”, así como de “relación particular (sic) entre una creciente gran potencia y la única superpotencia unipolar”.

Considera que la estrategia integral de EU hacia China otorga la “misma prioridad tanto a la cooperación como a la prevención” con una “intensificación de los esfuerzos de rebalance en la seguridad con China” al unísono de la adopción de “medidas integrales para suprimir a China” al “instigar a sus aliados a pagar, contribuir y contener (sic) a China”, cuando EU ha fortalecido su penetración en la periferia de China mediante “ayuda humanitaria (sic), intercambios militares y ventas de armas”.

Aduce que algunos pensadores de la Marina de EU están muy interesados en la teoría del “corazón territorial” (heartland), del geógrafo inglés Halford Mackinder, quien preconizó que “quien controle el heartland, domina la isla mundial (Eurasia)”.

Refiere que los seguidores de Mackinder “han aplicado esta estrategia a Asia y creen que al controlar el mar del sur de China harán que la Marina y la Fuerza Aérea de EU controlen el este de Asia y por ende dominen la Isla Mundial (Eurasia)”.

A Lin se le pasó agregar que las teorías geopolíticas de Mackinder fueron antecedidas (con más de medio siglo) por las del “dominio marítimo” en el océano Índico del almirante Alfred Thayer Mahan (Bajo la Lupa, 18/12/11).

A mi entender, los estrategas de EU aplican una doble estrategia en pinzas para contener a China: del lado occidental implementan las teorías euroasiáticas del británico McKinder y del lado oriental administran las tesis marítimas del estadunidense Mahan.

Lin evalúa el despliegue de EU: “la situación en Europa se encuentra bajo control de EU”, mientras la “situación en Medio Oriente es benéfica a EU”. ¡De acuerdo!

Delinea que “el centro geográfico del mundo se está transfiriendo del Atlántico al Pacífico”, por lo que la “región Asia-Pacífico se ha convertido en el centro económico y político del mundo”, lo que deriva en que “EU se encuentre ansioso (sic) de encontrar una nueva vía (sic) para consolidar su posición dominante en esta región”, dado que la “situación política interna y la lucha política en EU han entrado en fase crítica y su economía permanece deprimida”, razón por la cual el gabinete Obama “necesita ser más agresivo, en términos militares como diplomáticos, para crear las condiciones favorables para relegirse”.
Según Lin, la “estrategia global de EU exhibe una disposición de estabilización en Europa, una “reducción” apropiada en Medio Oriente y una “expansión” en la región de Asia-Pacífico. ¿La teoría Mahan por encima de la de McKinder?

Llama la atención que Lin no cite a Rusia –en referencia a la supuesta “estabilización” de Europa–, ni mucho menos a América Latina (AL) ni África, en cuyos dos teatros se libra una descarnada guerra geoeconómica entre EU y China.

Finalmente, Lin arguye que el “ajuste estratégico de EU significará (sic) un gran (sic) desafío a la situación geopolítica en la región Asia-Pacífico y al orden (sic) mundial”.

No oculta que la “intervención de EU en algunos puntos calientes regionales resultará en un mayor entorno estratégico complicado al ascenso pacífico de China”.

Quizá Lin se refiera a AL –específicamente a Sudamérica– y a África como los “puntos calientes regionales” que no cita. De ser así, en Sudamérica se antoja que el foco incandescente de EU se concentre en desestabilizar a Venezuela y a la periferia del ALBA.

En forma paralela, el general retirado Vladimir Dvorkin –prominente becario del Instituto de Relaciones Internacionales y Economía Mundial de la Academia de Ciencias de Rusia– señaló que el escudo misilístico antibalístico de defensa (AMD, por sus siglas en inglés) de EU en el Pacífico pone a “China en mayor riesgo que a Rusia”.

Dvorkin reveló que “Japón y Sudcorea están ya equipados con los sistemas de defensa misilísticos Aegis (Russia Today, 28/12/11)”. Escribió que “Japón y Sudcorea poseen respectivamente dos destructores equipados con sistemas Aegis” y “los japoneses planean aumentar a seis”.

En similitud a la venta de los bienes raíces donde la “localización” es todo, Dvorkin considera que la “localización de estos activos (sic) particulares de defensa misilística son una mayor amenaza a las fuerzas militares de China que a las de Rusia”, pues “seguramente amenazan el potencial disuasivo nuclear de China”. Aduce que la otra colocación del ADM por EU en la periferia europea de Rusia se complementa con la que está funcionando cerca de China.

EU no suelta prenda y en los días finales de 2011 lanzó, en su clásico juego del “garrote y la zanahoria”, a dos pesos pesados para enviar relevantes señales contradictorias a China –Paul Krugman y a Richard Haass– para quizá obligarle a recapacitar sobre las supuestas bondades del G-2 de reparto de condominio global que siempre no fue.

El muy influyente Paul Krugman –mejor escritor que economista y político (por desgracia, muy sesgado)–, con un Premio Nobel de Economía a cuestas, exagera el estallido de la burbuja de bienes raíces de China y su “quiebra” subsecuente (NYT, 18/12/11).

El aún más influyente Haass, director del poderoso Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), después de un análisis de corte forense en el que descuartiza la política exterior de China, considera que su “mayor riesgo” es “interno” (FT, 28/12/11), para luego diluir su vino y sugerir que aún es “prematuro” aplicar la “contención”.

Quizá la mejor respuesta provenga del lúcido economista Stephen Roach –a quien Wall Street ha hecho el vacío por su actitud serena sobre China–, a quien preocupa más el deterioro económico de India que de China (Money News, 29/12/11), y cuyo desenlace, a mi juicio, tendrá profundas repercusiones geopolíticas en el Índico –sobre lo que versa el transcendental “giro estratégico” de Obama que abordaré la próxima vez.

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