miércoles, 4 de enero de 2012

El catálogo de la CIA para matar a Fidel Castro



El catálogo de la CIA para matar a Fidel Castro

La revista Life hace un repaso por todas las estrategias fallidas que intentaron acabar con la vida del líder cubano.








En MONCADA – Excélsior 03 ENE 2012 12:52
Fidel Castro tal vez tenga tantos intentos de asesinato como detractores.

Desde que el líder de la Revolución Cubana tomó el mando de su país, en 1959, sus enemigos, encabezados por Estados Unidos, lo han perseguido con todo tipo de artimañas para, en el mejor de los casos, derrocarlo, o matarlo.

Según datos del Libro de Récords Guinness, el ex presidente cubano sobrevivió hasta el 2006 a 638 intentos de asesinato, convirtiéndose en la persona a la que más veces se ha intentado asesinar en la historia.

Luego de los rumores de ayer en la red social Twtter sobre su supuesta muerte, la revista estadunidense Life hizo un repaso por las estrategias fallidas que Washington llegó a utilizar para acabar con la vida del ex gobernante, que en 2008 cedió el poder a su hermano menor, Raúl Castro.

Muerte acuática

Conociendo la afición que el mayor de los Castro tenía por el buceo, los servicios de inteligencia norteamericanos propusieron regalarle un traje venenoso que hiciera efecto al primer uso. El problema radicó en que no encontraron la manera de cómo lograr que el comandante aceptara un obsequio bastante inusual.

Otra propuesta fue colocar una concha explosiva en el lugar preferido de Fidel para practicar buceo. La idea fue rechazada por varias razones, entre ellas: un accidente de ese tipo levantaría muchas sospechas.

Calada mortal

La pasión de Castro por el tabaco también fue pretexto para un intento de asesinato.

El plan era colocar sustancias tóxicas en el alijo personal de puros del revolucionario. Aún existe el debate respecto a si esta maquinación tenía el objetivo de asesinarlo o conseguir que se le cayera la barba, otro de los símbolos del Castrismo.

Una confabulación similar pretendía impregnar sus puros con sustancias alucinógenas para que el líder cubano hiciera el ridículo en público.

Otro complot sugería incluir material explosivo en el tabaco, con la intención que al encenderse ocurriera un estallido.
Ningún plan fue llevado a cabo por las dificultades que representaba llegar hasta los cigarrillos personales de Castro.

Banquete venenoso

La CIA también intentó envenenar a Fidel por medio de los alimentos, colocando bacterias probadas, pero la oportunidad de utilizarlas nunca se materializó.

Quitarle la barba

Con ayuda de la mafia, a la que Castro arrebató los casinos durante la revolución, la CIA planeó eliminar a Castro, aunque no está claro si alguna de las estrategias se llegó a poner en práctica.

Uno de los planes era colocar sales de talio, utilizadas como agente para remover cabello, en los zapatos de Fidel con la intención de que perdiera la barba, a manera de humillación. Hasta el día de hoy el vello facial permanece, indemne, en el rostro del ex mandatario.

Amores que matan

Una ex amante de Castro fue preparada por la CIA para envenenarlo con el uso de unas píldoras que debían ser vertidas en bebidas o alimentos. Pero el plan se vino abajo cuando las píldoras se derritieron en el escondite: un frasco de crema.

Agente

El agente de la CIA Feliz Rodriguez se ofreció como voluntario para asesinar a Fidel Castro con un rifle con mira telescópica en 1961, pero nunca obtuvo el permiso para hacerlo.

Estrategia no oficial

En el año 2000, el operador de la CIA Luis Posada Carriles, un cubano anticastrista vinculado al terrorismo, colocó 200 gramos de explosivo bajo el podio donde Castro daría un discurso en Panamá.

El equipo de seguridad del líder cubano descubrió el atentado.

Invasión desastrosa

El 17 de abril de 1961 las fuerzas armadas norteamericanas hicieron uno de sus mayores ridículos en una ocupación fallida a Cuba, que terminó con la captura de los soldados estadunidenses y un fuerte coraje del flamante presidente John F. Kennedy.

El Anticristo

Sacando provecho de las creencias católicas de la mayoría de los cubanos, los estadunidenses intentaron hacer creer a los isleños que Castro era el Anticristo, sugiriéndoles un levntamiento social para derrocarlo.

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