miércoles, 11 de enero de 2012

Bajo la Lupa


Barack Obama saluda a la multitud durante una visita a la Agencia de Protección
“Giro estratégico” de Obama: desglobalización militar de EU y contención de China

Alfredo Jalife-Rahme


Aambiental (EPA, por sus siglas en inglés) en Washington, ayerFoto Ap

El 5 de enero el presidente Barack Obama acudió en forma imprevista al Pentágono para anunciar su nuevo giro estratégico”, que viene asentado en el documento de 8 páginas Sostener el liderazgo global de EU: prioridades para la defensa del siglo XXI.

Obama sostuvo que se daban por concluidas “las largas guerras de la pasada década”, en alusión nada velada al fracaso del bushismo bélico que, a mi juicio, significó el suicidio unipolar de Estados Unidos.

A vuelo de pájaro puedo comentar que tanto la derrota militar estratégica de Estados Unidos en Irak (donde resultó triunfador Irán sin disparar una sola bala) como el empantanamiento de Estados Unidos en Afganistán obligaron a un reajuste de Obama para concentrarse en la región Asia-Pacífico con el triple propósito de contener a China, fracturar a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y seducir a India.

El costo del aventurerismo militar del bushismo durante una década en Medio Oriente –que Joseph Stiglitz (premio Nobel del Economía y ex funcionario clintoniano) calcula en más de 2 billones de dólares– mermó considerablemente las arcas de Estados Unidos y profundizó tanto su deuda impagable como sus déficit descomunales.

El recorte del presupuesto militar –anunciado por Leo Panetta, secretario del Pentágono, y el general Martin Dempsey, jefe de las fuerzas armadas conjuntas– asciende a casi medio billón de dólares escalonado en 10 años (sin contar otro tanto que deberá promover el Congreso a inicios de 2013), disminuye tanto el número de efectivos terrestres como de la marina y se concentra en el despliegue de los drones (aviones automatizados teledirigidos), con mayor énfasis en la ventaja tecnológica de Estados Unidos mediante la seguridad cibernética (que dispone ya de un centro de comando propio, a la par de los otros en los cuatro rincones del planeta y sus mil bases militares).

A mi juicio, todo el nuevo giro estratégico de Obama abandona a su triste suerte a Europa, retrae su presencia en Medio Oriente, con una ubicación ultracondensada en el golfo Pérsico para el despliegue de sus portaviones (que gozan de supremacía global), y se redespliega (con el retiro de las tropas de Irak y Afganistán) en la región Asia-Pacífico para cercar y contener a China. De la fracasada globalización militar del bushismo, Obama emprende la graciosa huida mediante la desglobalización militar en la fase de decadencia de Estados Unidos.

Donna Miles, del servicio de prensa del ejército, resume el documento de marras: “Creciente importancia estratégica de Asia y el Pacífico”; “los intereses económicos y en materia de seguridad de Estados Unidos están inexorablemente vinculados al desarrollo de la región Asia/Pacífico de 39 países”; “la emergencia de India y China como dos gigantes asiáticos”; “inversiones para una asociación estratégica de largo plazo con India que sirva como ancla económica regional que mejore la seguridad en la amplia región del océano Índico”; ascenso de China como poder regional y la preocupación por “la falta de transparencia de China sobre sus intenciones estratégicas”; “330 mil miembros del Comando del Pacífico de Estados Unidos permiten el libre flujo de comercio”; “mantener la paz en la península coreana, en particular con el nuevo liderazgo norcoreano”.

David Ignatius, de The Washington Post (7/1/12), aduce que “Obama cierra el libro de la era 11/9” y considera que los “recortes presupuestales del Pentágono hacen una diferencia, tanto hacie el interior como al exterior. Marcan un giro genuino, uno de los más importantes desde 1945”: un “verdadero cambio con grandes consecuencias estratégicas” en los que las “fuerzas terrestres son recortadas considerablemente”.
¿Ya no podrá, entonces, Estados Unidos invadir simultáneamente dos países para ahora consagrarse de lleno a su destrucción automatizada desde los cielos? ¿Mediante el control del Internet global pretende Estados Unidos con la guerra cibernética controlar las redes electrónicas de sus adversarios, quienes ingenuamente compraron los dispositivos de las trasnacionales de Estados Unidos para ser mejor espiados?

Según David Ignatius, se trata del “fin de la era 11/9”, cuando la muerte de Osama desembocó en que “en el mundo árabe Estados Unidos dialogue con los Hermanos Musulmanes y los salafistas (nota: ultrafundamentalistas islámicos)”, mientras las “tropas de Estados Unidos regresarán de Europa a casa, probablemente en mayores números a lo esperado”. Europa “puede sentirse abandonada” y pregunta si los “alemanes replicarán acercándose a Rusia”. ¡Ni dudarlo!

David Ignatius refiere que con el giro de Obama “China se siente nerviosa comprensiblemente” y aduce que los “chinos no son tan estúpidos (sic)” y saben bien que Estados Unidos se les va a la yugular.

Vaticina que “está a la vista un periodo de rivalidad y tensión en el Pacífico”, con tres puntos nodales: 1) la reciente expansión de Estados Unidos a Burma, donde hipócritamente dejó de lado los derechos humanos; 2) “la delicada transición del liderazgo en Norcorea”, donde la cooperación o la colisión de Estados Unidos y China están en el aire, y 3) la Asociación Transpacífica (TPP por sus siglas), para arrebatarle la supremacía comercial a China y a lo que pretende incorporarse estérilmente el “itamita México neoliberal” en la fase del panismo calderonista. ¿TPP contra BRICS?

La “asociación estratégica de largo plazo” que propone Estados Unidos a India ha sido puesta en relieve por The Times of India (5/1/12), que lo resume estupendamente: “Estados Unidos identifica a China como una amenaza a su seguridad y busca la asociación con India”.

Obama, Panetta y el general Dempsey insisten en que Estados Unidos “mantendrá la superioridad militar global” (Robert Burns, AP, 5/1/12).

La feroz crítica del Partido Republicano no se hizo esperar. El representante Howard Buck McKeon, jefe de los Servicios Armados de la Cámara de Representantes, en una declaración oficial sentenció que “es una estrategia de liderazgo en retroceso para un Estados Unidos rezagado”, mediante una “retirada del mundo con el disfraz de una nueva estrategia”.

No anda tan errado McKeon, a grado tal que Panetta como el general Dempsey han pasado mucho tiempo en la televisión en forma conjunta para intentar convencer a los escépticos de que “Estados Unidos todavía tiene el ejército más poderoso del mundo a pesar de los recortes” (China Daily, 9/1/12).

El general Dempsey comentó estar preocupado de que algunos países puedan malinterpretar el debate que los estadunidenses tienen sobre el cambio de estrategia y la necesidad de recortar los gastos militares: “Puede haber algunos en el mundo que nos vean como un país en decadencia y, peor, como militares en decadencia. Y nada está más alejado de la verdad”.

El secretario del Pentágono, Panetta, recalcó que un mal cálculo sobre la fortaleza de su país puede ser “perturbador” en el trato con naciones como Irán o Norcorea: “Estados Unidos es el mayor poder militar e intentamos permanecer como el mayor poder militar”, y agregó que su presupuesto de defensa todavía sería de lejos el mayor del mundo, casi del tamaño de los 10 siguientes mayores presupuestos de defensa combinados del planeta.

La próxima vez abordaré la reacción tanto de Rusia como de China al “giro estratégico” de Obama” que marca la lucha por la supremacía multipolar del siglo XXI.

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