Publicado 30 septiembre 2017
Durante
todos estos años, muchas esposas, madres y hermanas de los
desaparecidos de la Caravana de la muerte, recorren el desierto buscando
algún pequeño resto de sus seres amados. La historia de estas mujeres
se palpa en el documental de Patricio Guzmán, "Nostalgia de la luz".
La llamada
“Caravana de la Muerte” recorrió Chile hace 44 años de sur a norte
dejando a su paso decenas de personas asesinadas, torturadas y
desaparecidas. El hecho fue parte de los primeros crímenes del dictador
Augusto Pinochet, a sólo una semana de haber perpetrado el golpe
cívico-militar contra el presidente Salvador Allende.
"No habrá piedad con los extremistas", fue la frase que pronunció el genocida en advertencia a sus opositores, un 18 de septiembre de 1973, según constató Mario Amorós, autor del libro "Después de la lluvia: Chile, la memoria herida".
A partir de esa premisa, Pinochet planificó uno de los principales operativos militares, a cargo del general Sergio Arellano Stark.
La intención del operativo era que una comitiva recorriera el país de sur a norte ejecutando a decenas de prisioneros partidarios de Allende sólo por el hecho de tener una tendencia política de izquierda.
Fue así como la caravana inició su recorrido el 30 de septiembre de ese año a bordo de un helicóptero militar por ciudades ubicadas al sur de Santiago, entre Rancagua y Puerto Montt.
La caravana de la muerte continuó el 16 de octubre por el norte del país, entre Arica y La Serena. La brutal misión terminó el 22 de ese mes con un saldo de al menos 72 víctimas.
La justicia
Pinochet fue arrestado un 16 de octubre de 1998 cuando se encontraba en Londres (Reino Unido), luego de que el juez español Baltasar Garzón ordenara su aprehensión por crímenes de lesa humanidad.
Para ese entonces el dictador era senador vitalicio y había viajado a Londres para recibir tratamiento médico. Sus fueros como exmandatario no lo protegieron debido a que el magistrado se apoyó en el principio de jurisdicción universal y logró que la justicia británica detuviera al exgeneral.
El proceso duró 16 meses. Finalmente la Cámara de los Lores británica resolvió que Pinochet no gozaba de inmunidad y podía ser juzgado.
A pesar de esta decisión, los temores por el estado de salud del
genocida llevaron al gobierno de Tony Blair a liberarlo por razones
humanitarias, regresando a Chile en marzo de 2000, donde no fue juzgado,
muriendo sin condena en diciembre de 2006.
Arellano Stark fue condenado a seis años de prisión por su participación en los asesinatos, pero en diciembre de 2015 fue suspendida la sentencia por aludir demencia.
El general en retiro padecía de alzheimer. Finalmente, falleció el nueve de marzo de este año en su domicilio particular.
En contexto
El 22 de septiembre de este año el juez chileno Mario Carroza, dedicado a la investigación de violaciones de derechos humanos, reabrió la causa de la denominada Caravana de la Muerte.
El magistrado tomó la decisión luego de conocer los primeros informes de la Policía de Investigaciones (PDI) sobre el libro de novedades de la guardia de la cárcel de La Serena, documento donde figura la salida de medio centenar de reos que fueron trasladados hasta el regimiento de la ciudad en octubre de 1973 por orden del general Sergio Arellano Stark.
El archivo fue entregado por una mujer hace poco más de dos meses al Museo de la Memoria, bajo reserva. La donante le indicó al funcionario que el documento estaba guardado en su casa y que se decidió a donarlo para que sirviera en alguna indagatoria.
"No habrá piedad con los extremistas", fue la frase que pronunció el genocida en advertencia a sus opositores, un 18 de septiembre de 1973, según constató Mario Amorós, autor del libro "Después de la lluvia: Chile, la memoria herida".
A partir de esa premisa, Pinochet planificó uno de los principales operativos militares, a cargo del general Sergio Arellano Stark.
La intención del operativo era que una comitiva recorriera el país de sur a norte ejecutando a decenas de prisioneros partidarios de Allende sólo por el hecho de tener una tendencia política de izquierda.
Fue así como la caravana inició su recorrido el 30 de septiembre de ese año a bordo de un helicóptero militar por ciudades ubicadas al sur de Santiago, entre Rancagua y Puerto Montt.
La caravana de la muerte continuó el 16 de octubre por el norte del país, entre Arica y La Serena. La brutal misión terminó el 22 de ese mes con un saldo de al menos 72 víctimas.
El dato:
La muerte del periodista y militante comunista, Carlos Berger, fue uno
de los casos más conocidos. Él fue fusilado en Calama el 19 de octubre.
Su muerte es narrada por el libro "Morir es la Noticia".
Pinochet fue arrestado un 16 de octubre de 1998 cuando se encontraba en Londres (Reino Unido), luego de que el juez español Baltasar Garzón ordenara su aprehensión por crímenes de lesa humanidad.
Para ese entonces el dictador era senador vitalicio y había viajado a Londres para recibir tratamiento médico. Sus fueros como exmandatario no lo protegieron debido a que el magistrado se apoyó en el principio de jurisdicción universal y logró que la justicia británica detuviera al exgeneral.
El proceso duró 16 meses. Finalmente la Cámara de los Lores británica resolvió que Pinochet no gozaba de inmunidad y podía ser juzgado.
Arellano Stark fue condenado a seis años de prisión por su participación en los asesinatos, pero en diciembre de 2015 fue suspendida la sentencia por aludir demencia.
El general en retiro padecía de alzheimer. Finalmente, falleció el nueve de marzo de este año en su domicilio particular.
El 22 de septiembre de este año el juez chileno Mario Carroza, dedicado a la investigación de violaciones de derechos humanos, reabrió la causa de la denominada Caravana de la Muerte.
El magistrado tomó la decisión luego de conocer los primeros informes de la Policía de Investigaciones (PDI) sobre el libro de novedades de la guardia de la cárcel de La Serena, documento donde figura la salida de medio centenar de reos que fueron trasladados hasta el regimiento de la ciudad en octubre de 1973 por orden del general Sergio Arellano Stark.
El archivo fue entregado por una mujer hace poco más de dos meses al Museo de la Memoria, bajo reserva. La donante le indicó al funcionario que el documento estaba guardado en su casa y que se decidió a donarlo para que sirviera en alguna indagatoria.
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