lunes, 30 de octubre de 2017

Cada año hace alrededor de 30 mil calaveritas de azúcar en Oaxaca
La familia Colmenares: casi cinco generaciones endulzando la muerte
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Por cuatro generaciones, la familia del artesano oaxaqueño Luis Colmenares Martínez se ha dedicado a la fabricación de calaveritas de azúcar para celebrar el día de Todos SantosFoto Jorge A. Pérez Alfonso
Jorge A. Pérez Alfonso
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 30 de octubre de 2017, 
Oaxaca, Oax.

Luis Colmenares Martínez mantiene viva una de las mayores tradiciones de las fiestas de Todos Santos: la elaboración de calaveritas de azúcar, de las cuales hace hasta 30 mil cada año.
Su bisabuela adoptó este oficio y su hijo, Sergio Francisco, será la quinta generación a cargo de endulzar la muerte.
Colmenares Martínez, de 57 años, tiene más de 30 creando calaveritas. No es tan fácil. Tenemos que empezar con la preparación en junio. De otra forma, no nos da tiempo. Hacemos entre 25 mil y 30 mil; de las más pequeñas se elaboran entre 8 mil y 10 mil.
Para su preparación se hace una mezcla de azúcar, agua y jugo de limón que se coloca en moldes. Esto lo hace únicamente con su familia. No contratamos gente porque es nuestro arte. Me lo enseñó mi mamá y si lo enseñamos lo va a hacer otro. La segunda razón es que, aunque parezca fácil, es peligroso, porque hay quemaduras muy fuertes.
Indica que la producción de calaveritas culmina en septiembre, cuando se inicia la decoración de cada una. En esta parte sí se contrata a seis personas para que, junto con la familia, se apliquen patrones también heredados de la bisabuela. Las entregas se realizan a partir del 20 de octubre.
Luis Colmenares comenta que es una labor cansada, pero la hacemos con mucho gusto porque para nosotros es importante que las tradiciones no mueran, y mientras la gente siga comprando, nosotros seguiremos haciendo esta artesanía que deseamos siga viva.
Recuerda que uno de los consejos que más valora de su madre es que si se iba a dedicar a este oficio, aprendiera a hacerlo bien. “Me gusta mi trabajo, aunque he enfrentado varios casos en que los clientes me dicen que las calaveras que vienen de la Ciudad de México son más baratas.
“Siempre les dijo que la calidad no se puede comparar, porque las nuestras están muy bien hechas y adornadas. Esa es la gran diferencia.
Cuando haces bien las cosas se aprecia que tu trabajo te gusta. Mi mamá me dijo: mientras las hagas con cariño, adelante; cuando ya no te guste, déjalo, porque en ese momento las calaveras no quedarán bien y no se cumplirá con el objetivo, que es endulzar las fiestas y tratar de recordar a los difuntos con alegría.
Las piezas elaboradas por la familia de Luis Colmenares Martínez se ofrecen en toda la región de los Valles Centrales de Oaxaca; otra parte se entrega en la Ciudad de México y una más se exporta.

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