jueves, 28 de febrero de 2019

México SA
Economía: primer tijeretazo // Empresarios: para Ripley
 
Sin novedad en el frente: primer año de gobierno, primer tijeretazo a la expectativa de crecimiento económico del país. De acuerdo con el Banco de México para 2019 las perspectivas sobre el particular se revisan (léase recortan) de entre 1.7 y 2.7 por ciento a entre 1.1 y 2.1. Y para 2020 el intervalo se ajusta a una proporción igual a la citada. Eso sí, las previsiones consideran que se mantendrá un marco macroeconómico sólido y finanzas públicas sostenibles.
Es la historia de todos los arranques sexenales (y en algunos casos del sexenio completo): el gobierno entrante estima un crecimiento de más tanto y la realidad se la tira a menos cuánto. En el caso concreto de la administración de López Obrador, el cálculo inicial (Criterios Generales de Política Económica) apuntaba a un avance –por llamarle así– de entre 1.5 y 2.5 por ciento, pero el Banco de México –primera llamada– ya se la tumbó en medio punto porcentual.
el Banco de México ya puso el primer pero con base en la dinámica legada por el gobierno de Peña Nieto: “el ajuste para 2019 refleja diversas consideraciones. En el ámbito externo, se ha observado una pérdida de dinamismo en el comercio mundial y en la actividad económica global más marcada de lo anticipado, lo que se prevé influya sobre la evolución de la demanda externa de México.
En el ámbito interno, explicó el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León (un itamita perteneciente al círculo de Luis Videgaray y José Antonio Meade) en el segundo semestre de 2018 y, sobre todo, a finales de ese año, se observó una desaceleración más pronunciada a la estimada, lo que condujo a un menor nivel del PIB al cierre de 2018, lo que a su vez genera una menor base para el crecimiento de 2019. La mayor debilidad de diversos indicadores de la demanda interna a finales de 2018 sugiere que la desaceleración podría prolongarse a inicios de 2019”.
Entonces, bajo ese marco, se supone que vendrían mayores recortes a la expectativa de crecimiento (la que, de entrada, es bastante limitada), los cuales, dicho sea de paso, han sido la constante cuando menos en lo que va del presente siglo, o lo que es lo mismo, en los gobiernos de Fox, Calderón, Peña Nieto y, por lo visto, López Obrador.
Por ejemplo, para su primer año de gobierno (2013) Peña Nieto y sus tecnócratas pronosticaron un crecimiento de 3.5 por ciento, pero en los hechos, como la realidad aparte de ser cruel es bastante cabrona, el resultado fue de apenas 1.1 por ciento. Y el raquitismo en materia de crecimiento se mantuvo a lo largo del sexenio que movería a México.
Lo mismo sucedió en el primer año (y en el sexenio completo) de Vicente Fox, el mismo que en su campaña electoral garantizó un crecimiento anual promedio de 7 por ciento, lo que resultó ser, como él mismo, la mayor tomadura de pelo del siglo XXI, porque en los hechos a duras penas alcanzó 2.3 por ciento como promedio anual.
Pero bueno, en su primer año en Los Pinos el futuro empresario mariguanero (quien nunca pierde la oportunidad de probar su mercancía) prometió un crecimiento de 4.5 por ciento, pero su logro fue una caída de 0.3 por ciento.
Cómo olvidar al inenarrable haiga sido como haiga sido, Felipe Calderón, quien registra el peor resultado económico: 1.9 por ciento como promedio anual, lo que ya es decir. Para su primer año en Los Pinos este nefasto personaje prometió un crecimiento de 3.6 por ciento, pero sólo logró 3.2.
Para un primer año, el mejor registro corresponde a Manuel Ávila Camacho (1941, 9.7 por ciento), y el peor a Ernesto Zedillo, con un desplome de 6.2.
Las rebanadas del pastel
Para Ripley: aquellos organismos empresariales que financiaron la feroz campaña negra contra el Pejecandidato, promovieron el peligro para México e hicieron cochinada y media para evitar que AMLO llegara a la Presidencia de la República, hoy, indignados, exigen respeto a visiones opuestas y legitimidad para quienes piensan diferente a López Obrador. ¡Ole!
Twitter: @cafevega

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