30 años del Caracazo, punto de partida del progresismo en América Latina
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AP Photo / Fernando Llano
La
rebelión popular del 27 de febrero de 1989 en Venezuela fue la chispa
que encendió el motor de la Revolución bolivariana y que años más tarde
dio origen al chavismo y la década progresista de América Latina.
Hace
30 años Caracas y otras ciudades venezolanas protagonizaron la primera
gran insurrección popular contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez que
culminó en un gran baño de sangre. En un país petrolero, con las
riquezas naturales de Venezuela, la pobreza alcanzaba a un 80% de la
población. El neoliberalismo había hecho mella.
La
protesta estalló en Guarenas, al este de la capital, cuando estudiantes
y trabajadores rechazaron el alza de los precios en el transporte
público. Así comenzaron los asaltos a mercados donde los venezolanos
tomaban lo que no podían adquirir con su trabajo y esfuerzo, y la
sublevación llegó a la capital.
El mismo año en que caía el muro de Berlín, el pueblo venezolano se
rebelaba contra el neoliberalismo y los centros financieros que habían
sumido a Venezuela en una profunda deuda. Para el Gobierno de Pérez, los
venezolanos debían pagar más y por ello autorizó a los cuerpos armados a
disparar con munición de guerra contra los civiles.
La mayor masacre de la historia de Venezuela culminó el 8 de marzo.
Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, dijo
en 2018 que el número de fallecidos superó los 3600, según el sitio Correo del Orinoco.
A partir del Caracazo, en América Latina comenzó un ciclo de luchas
populares que continuó tres años después con la rebelión del teniente
coronel Hugo Chávez y sus compañeros.
El 4 de febrero de 1992, Hugo Chávez encabezó una rebelión
cívico-militar junto a un grupo de jóvenes militares provenientes en su
mayoría de los cuarteles de Maracay, estado de Aragua.
Al no controlar la situación en la capital, Chávez decidió rendirse y
pidió hacerlo por televisión, donde lanzó un mensaje de esperanza al
pueblo venezolano: "El país tiene que enrumbarse hacia un destino
mejor".
Desde la cárcel, Chávez fue ganando popularidad hasta que en 1994 fue indultado por el nuevo presidente Rafael Caldera.
La ironía es que Caldera fue derrotado el 6 de diciembre de 1998 por
Hugo Chávez, que fue electo presidente de Venezuela con el 56,5% de los
votos, cargo que ocupó hasta su muerte en 2013.
El Argentinazo
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REUTERS / Manaure Quintero
Las
manifestaciones de diciembre de 2001 conocidas como Argentinazo, fueron
la consecuencia de la profunda crisis que vivía el país patagónico tras
una década de políticas neoliberales bajo la presidencia de Carlos
Menem que privatizó decenas de empresas públicas provocando un enorme
desempleo.
El desencadenante fue la imposición del "Corralito", que restringía
la extracción de dinero en efectivo de los bancos por más de un año.
Con el lema "¡Qué se vayan todos!", la revuelta llevó a la renuncia
del entonces presidente Fernando de la Rúa, dando lugar varias semanas
de inestabilidad durante las cuales el país tuvo cinco presidentes y se
declaró el default de la deuda externa.
En la elecciones de 2003, el expresidente Menem anunció su decisión
de renunciar a su candidatura, lo que automáticamente convirtió a Néstor
Kirchner en presidente electo con el 22,2% de los votos.
Durante los 12 años de los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner
que terminaron en 2015, se redujo la pobreza, la indigencia y
desempleo, el país rechazó, con otros países de la región, el Tratado de
Libre Comercio ALCA y logró el pago total de la deuda al Fondo
Monetario Internacional
Trabajadores unidos en Brasil
Aunque el triunfo del progresismo en Brasil no estuvo impulsado por
una rebelión popular, sí fue una respuesta a décadas de dictadura
militar y políticas neoliberales. Luiz Inácio Lula Da Silva se postuló a
la presidencia en Brasil en tres ocasiones, en 1989, 1994 y 1998. Pero
fue en 2002, como candidato del Partido de los Trabajadores, cuando
logró obtener la victoria.
Durante sus ocho años como presidente, Lula protagonizó una
transformación social y económica. Sus programas sociales Hambre Cero y
Bolsa de Familia contribuyeron a sacar de la pobreza a unas 30 millones
de personas en menos de una década.
Su último mandato culminó en enero de 2011, cuando asumió el poder la
primera mujer en la presidencia del Brasil, Dilma Rousseff, quien dio
continuidad al legado de Lula, hasta que fue destituida por el Congreso
en 2016.
Guerra del agua en Bolivia
Entre enero y abril del año 2000 tuvo lugar en Cochabamba
una serie de protestas cuyo detonante fue la privatización del
abastecimiento de agua potable municipal. Las poblaciones indígenas y
campesinas sufrieron el golpe asfixiante de las multinacionales que
agregaron elevados costos al consumo del agua, hasta el punto en el que
la recogida de la lluvia fue un acto ilegal. El agua dejó de ser un
derecho para los bolivianos.
Este proceso llevó a Evo Morales a la presidencia de Bolivia en 2005,
al mando del Movimiento al Socialismo, quien se convirtió en el primer
presidente indígena del país altiplano.
En su Gobierno, Boliva ha conocido importantes transformaciones
sociales, convirtiéndose en uno de los países de mayor crecimiento
económico en la región, reduciendo drásticamente la pobreza y el analfabetismo y reconociendo los derechos de los pueblos originarios en la la Constitución del Estado Plurinacional promulgada en 2009.
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