Golpismo y operación descaro
En
general se define el descaro como aquella actitud de una persona o un
grupo, que realizan acciones abiertamente inadecuadas y sin disimulo
alguno.
En política internacional, tal definición es
absolutamente consignable a la conducta llevada a cabo por personas y
gobiernos que, sin pantalla alguna, en forma descarada y con ausencia de
decoro y deferencia al pueblo de Venezuela y a su gobierno, se han
encargado de generar una situación de desestabilización, bloqueos,
sanciones, amenazas de intervención militar e incluso intentos de
magnicidio con tal de llevar adelante sus objetivos políticos.
Propósitos cuyos hilos son manejados desde Washington y con
ramificaciones en España, Colombia y secundados por gobiernos de países
comparsa como Chile, Guatemala, Brasil, Paraguay, Honduras y Argentina
entre otros.
Una Operación Golpista Multimillonaria
Una realidad donde, además, instituciones de triste andar, como es el
caso de la Organización de Estados Americanos (OEA), dirigida por el
uruguayo Luis Almagro, se dedican a denigrar la labor que dicha
organización regional debe cumplir en aras de lograr la armonía entre
nuestras naciones y no acompañar el sonido de los tambores de guerra.
Una OEA acompañada de un fiel escudero: el denominado Grupo de Lima,
conjunto de países que se conformaron como tal tras una reunión de 14
gobiernos de derecha en la ciudad de Lima, capital de Perú en agosto del
año 2017, decididos a derrocar a Maduro. El trasiego político de este
grupo, cuyos fondos financieros no parecen tener límites, se ha sometido
en condición de servidumbre a lo que diga y ordene Washington. Un Grupo de Lima que además vive en su seno una esquizofrenia política ya
que al mismo tiempo que interviene en los asuntos internos de
Venezuela, llama a la desestabilización y el golpismo declara “la
transición debe ser conducida por los propios venezolanos,
pacíficamente, sin uso de la fuerza, junto con llamar a todos los
miembros de las fuerzas armadas a reconocer al presidente encargado Juan
Guaidó como su comandante en jefe” además de esquizofrénico refleja un
desdoblamiento que debe ser tratado clínicamente.
El Grupo de Lima no ha escatimado en gastos, tomando en cuenta la
cantidad de veces que se han reunido y se han autoconvocado, además de
tener como invitados permanentes al mundo opositor venezolano,
incluyendo el último mes al diputado suplente, autoproclamado Presidente
encargado de Venezuela, Juan Guaidó, quien viaja en el avión
presidencial colombiano, tiene acceso a una abundante billetera
proporcionada por el gobierno estadounidense y cuyo “cuerpo diplomático”
ha sido contratado por los gobiernos de los países donde ha nombrado
ilegalmente a estos personajes como representantes diplomáticos de un
gobierno de fantasía. Tal es el caso de la Sra. Guarequena Gutiérrez en
Chile y la Sra. Elisa Trotta, ambas contratadas en dependencias del
gobierno de Sebastián Piñera y de Mauricio Macri, respectivamente. Tales
hechos hacen indispensable que se transparente, vía parlamentos y
contralorías, cuánto dinero público se ha destinado en el proceso para
desestabilizar y propiciar un Golpe de Estado contra el gobierno
venezolano.
El descaro en materia de poseer fondos ilimitados para acosar a
Venezuela se expresó el día sábado 23 de febrero pasado cuando el
multimillonario Richard Branson – dueño de la empresa Virgin - organizó
con la complicidad del gobierno de ultraderecha colombiano dirigido por
Iván Duque y el beneplácito de la administración Trump, el llamado
festival de Música “Venezuela Aid Live”. Fachada de una operación
política, que a un costo de 70 millones de dólares estuvo destinada a
generar el marco propicio para una asonada, un golpe de Estado, que
fuera impulsado por un llamado al levantamiento y sedición de las
Fuerzas Armadas Bolivarianas. El objetivo, explicó Branson, era recaudar
decenas de millones de dólares a través de donaciones y enviarlas a
Venezuela, aunque no está claro cómo, señaló la BBC de Londres.
Para el logro de los objetivos de este show mediático, celebrado en
las cercanías del Puente la Tienditas, se poseían todos los ingredientes
de las recetas del manual desestabilizador: camiones cargados de
supuesta ayuda humanitaria, que deberían cruzar desde territorio
colombiano a Venezuela. Artistas que clamaban en sus notas musicales por
la “libertad de Venezuela”. Cientos de periodistas con un libreto
aprendido, esperando cual aves carroñeras, que se desatara el
pandemónium, corriera la sangre y el mundo exigiera una intervención
militar para “salvar a Venezuela”. Es tan evidente el despropósito y la
hipocresía estadounidenses y sus aliados, que el mismo gobierno que
pretende ampliar un muro en la frontera con México, con relación a
Venezuela, exige su gobierno abra sin más, su frontera. Permitiera la
entrada de camiones sin control alguno, haciendo humo el derecho
soberano que le corresponde. La orden de Washington y sus acólitos era
que los camiones debían entrar a como diera lugar. Sus instrumentos
desestabilizadores encabezados por Guaidó el encargado, diputados de la
declarada en rebeldía Asamblea Nacional lo intentaron, se subieron a los
camiones, mostraron su decisión al mundo y al primer escollo corrieron a
guarecerse a sitios menos expuestos ¿Así llaman al martirio estos
héroes de cartón?
La “Operación descaro” fracasó. La Fuerza Armada Nacional
Bolivariana, tanto en la frontera con Brasil, como con Colombia se
mantuvieron en sus puestos. Resistieron el embate de elementos
paramilitares y sus disparos desde territorio colombiano. Acosados por
guarimberos contratados por la oposición como se denunció ampliamente.
Al margen de medio centenera de soldados que desertaron, una cifra
misérrima para las expectativas opositoras, la soberanía venezolana
mantuvo en alto sus banderas y su determinación “no pasarán” y no
pasaron. Los cantantes españoles, voceros de Repsol y la monarquía
corrupta española: Miguel Bosé, Alejandro Sanz, como el grupo mexicano
Maná, el intérprete de temas misóginos Maluma, entre otros (gran parte
de ellos radicados en Miami) tocaron, cobraron y se fueron no sin antes
mostrarse complacientes con una intervención “de cualquier tipo”, que,
por supuesto no descarta la militar, contra Venezuela. No se escuchó de
estos personajes crítica alguna al pobreza reinante en Colombia, allí
mismo en la región donde tocaron, no hubo mención a los 266 líderes políticos, gremiales, indígenas colombianos, asesinados por los paramilitares y la ultraderecha colombiana durante el año 2018. Tampoco hubo mención al narcoestado colombiano.
La “Operación Descaro” contó con la presencia de presidentes
sudamericanos, que acompañaron a Iván Duque de Colombia, como fue el
caso del mandatario del régimen chileno, Sebastián Piñera, fuertemente
cuestionado por la oposición chilena por hacerse presente en un acto
claramente cómplice de actividades golpistas. En todo caso, vista la
trayectoria política de Piñera no resulta extraño ese apoyo intrínseco
al golpismo, visto que el multimillonario presidente chileno, fue uno de
los adherentes civiles de la dictadura militar de Pinochet, al que sólo
parece haber abandonado cuando ya la victoria de las fuerzas opositoras
era inminente. Característica que muestra el olfato para los negocios y
la política que suele mover a este polémico empresario devenido primer
mandatario chileno. Piñera estuvo acompañado por figuras señeras del
antichavismo latinoamericano como es el caso del presidente paraguayo,
Mario Abdo, y el Secretario General de la Organización de Estados
Americanos (OEA), Luis Almagro. Pero se notó la ausencia de los
presidentes de Honduras, Brasil, Argentina, más hábiles a la hora de
apoyar a la oposición, pero no mostrarse en un show de baja estofa.
Como corolario del concierto en el lado colombiano la guinda de la
torta era ver cómo la oposición al gobierno legítimo venezolano entraría
lo que ellos llaman “ayuda humanitaria” sin que degenerara dicha acción
en un enfrentamiento que dejara muertos y heridos que sirviera para el
solaz de las cadenas de información internacional, que apostados
mayoritariamente en el lado colombiano querían ser testigos predilectos
de un baño de sangre. Los camiones avanzaron por el puente y terminaron
incendiados, dos de ellos, por jóvenes contratados por partidarios de
Guaidó en el lado colombiano, sin poder entrar un milímetro en suelo
venezolano. La impotencia de diputados opositores venezolanos era
evidente, no había posibilidad de cambiar la firme determinación del
gobierno y se pasó a la etapa enfrentamiento, que también fue un fracaso
pues, al margen de algunos ataques a puestos militares fronterizos
venezolanos, la refriega no pasó de aquellas clásicas en nuestros
países. Bombas lacrimógenas, gritos, atención médica por gases y fin de
la película. Músicos para Miami, asistentes al concierto tratando de
volver a Venezuela en momentos que el presidente maduro declaró el
rompimiento de relaciones con Colombia. Impotencia de la ultraderecha
venezolana, declaraciones histéricas de la administración Trump
prometiendo más sanciones, más bloqueo y no descartando el uso de fuerza
militar.
El presidente Piñera, por su parte, con la cola entre las piernas
tuvo que devolverse a chile para lidiar con los problemas que aquejan a
este país sudamericano y que no se solucionan desestabilizando a países
hermanos. El bajo crecimiento económico no es culpa de Venezuela. La
crisis en el sistema sanitario, los incendios forestales, inundaciones y
otros fenómenos naturales deben ser atendidos y solucionados, al igual
que la corrupción de los cuerpos armados que tiene a un ex Comandante en
jefe del ejército procesado por robos reiterados. Chile y su casta
política, mayoritariamente se ha situado permanentemente contra el
chavismo. El ex Presidente Ricardo lagos fue el primero en reconocer a
Pedro Carmona “El Breve” cuando dieron el Golpe de Estado contra Chávez
el año 2002. La democracia Cristiana chilena, una parte del partido
Socialista chileno y las fuerzas de la derecha han sido parte del apoyo a
las fuerzas golpistas venezolanas. Como también ha sido obsequioso el
novel Frente Amplio, cruzado por contradicciones que lo tienen en un
segundo plano en el marco político nacional.
Estados Unidos, que día a día intensifica las acciones
desestabilizadoras contra Venezuela, ha anunciado más sanciones contra
el país sudamericano. El reconocido halcón estadounidense Elliott
Abrams, nombrado por Trump como enviado especial de la Casa Blanca para
Venezuela, sostuvo que su país impondrá sanciones adicionales contra el
pueblo venezolano entre esta semana y la siguiente como medida de
presión contra el Gobierno del presidente Nicolás Maduro. Esta noticia
se da en el marco de los deseos de Washington que el Consejo de
Seguridad de la ONU, adopte una resolución que obligue a Venezuela a
permitir la entrada de lo que Washington y la oposición que patrocina
llaman “ayuda humanitaria” y que el gobierno de Maduro califica más
acertadamente, como un caballo de Troya.
Guaidó y el Martirologio
Abrams, ante medios de prensa señaló el martes 27 de febrero que “Estados
Unidos no se encuentra realizando preparativos de una intervención
militar en Venezuela, pero todas las alternativas son posibles en lo que
respecta a cambiar el Gobierno del país sudamericano. El presidente
Trump ha dicho que todas las opciones están sobre la mesa” esto, en
respuesta a la noticia emanada de Moscú, por el secretario del Consejo
de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, quien afirmó que EE.UU. se
encuentra desplegando sus fuerzas especiales en Puerto Rico como parte
de los movimientos destinados a provocar el derrocamiento de Maduro. El
Consejo de Seguridad se reunió estos días y evidenció la división
existente en torno a la situación venezolana. Estados Unidos y sus
incondicionales apoyando al diputado suplente y autoproclamado
presidente encargado Juan Guaidó. China, Rusia, Irán, India, México
entre otros dando cuenta de su rechazo a la política de
desestabilización y golpismo contra el gobierno legítimo de Venezuela.
El canciller venezolano Jorge Arreaza de Venezuela ha condenado la
política de desestabilización contra su país, los atentados permanentes,
el bloqueo, sanciones y una conducta que ha significado miles de
millones de dólares en pérdidas contra el pueblo venezolano. Arreaza
sostuvo con vehemencia que se debe respetar el derecho internacional. Por su parte, el representante de Rusia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Vasili Nebenzia, aseguró que
“hoy no deberíamos discutir la situación en Venezuela sino la situación
en torno a Venezuela, y advirtió que “en Latinoamérica ha surgido un
impostor, quien dice ser presidente de un país y unos minutos después
fue reconocido por Estados Unidos, algunos países de Europa y países
latinoamericanos que primero dudaron y luego reconocieron a este
individuo como presidente”. Nebenzia precisó que “ningún jurista que se
respete apoyaría esta violación de la ley, esta burla”.
La Operación Descaro fue un completo fracaso, pero ello no debe
descuidar al gobierno venezolano, debe estar más alerta que nunca en sus
fronteras, alentando la lucha diplomática, política, comunicacional.
Denunciar el robo al que está siendo sometido por parte de Estados
unidos, Gran Bretaña, España que han congelado los activos que le
pertenecen al pueblo venezolano. Estamos siendo testigos de una
violación del derecho internacional por parte de Estados Unidos y sus
socios, estamos en presencia de un Golpe de Estado que ha fracasado
porque el pueblo venezolano no acepta que sean los marines o mercenarios
intervengan en los asuntos internos de su país. Somos testigos de una
gesta heroica del pueblo venezolano que resiste los embates de su
vecino, entregado en cuerpo y alma a los deseos de Washington. De un
gobierno chileno que desea ser parte de la banda principal de la
asociación delictiva llamada Grupo de Lima.
El gobierno de Venezuela debe actuar con cautela, las sombras detrás
del proceso de desestabilización de su gobierno son poderosas. Los
intereses por las riquezas venezolanas han desplegado sus alas y no
desean detenerse. Estados Unidos y sus socios europeos, Colombia, Brasil
quieren parte de su tajada en la meta de fragmentar Venezuela y robar
su petróleo, el coltán, el oro, tener acceso a su importante ubicación
geoestratégica, impedir la presencia de inversiones rusas y chinas,
dejarla como lo que ha querido siempre Estados Unidos. Un patio trasero.
Y en ese norte Juan Guaidó es simplemente una pieza más, un títere sin
importancia, desechable.
Y tan prescindible es que se puede generar una situación tal que
posibilite el asesinato de este diputado suplente, que por definición de
Washington y sus amigos pasó al primer plano autoproclamándose como
presidente encargado. No es casual que esta última semana las
informaciones y entrevistas concedidas por el autoproclamado Guaidó
signen la pregunta respecto a un posible atentado. Guaidó es
desechable y ello signa el peligro que pueda ser eliminado físicamente,
en una operación de falsa bandera destinada a culpar al gobierno
venezolano, al presidente Maduro o los colectivos chavistas. Sus viajes
clandestinos entre Colombia y Venezuela, sus salidas al extranjero a
pesar de la prohibición pueden generar el marco preciso de su
aniquilación, ya que el llanto y la emoción suelen nublar la razón y el
análisis profundo. Para Washington y los poderes detrás del golpismo
contra Venezuela, todo vale y el martirologio puede llevar apellido
Guaidó.
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