domingo, 1 de octubre de 2017

Banderas de Cuba y de EEUU

¿Quiénes son las víctimas de los 'ataques acústicos' en Cuba?

© AP Photo/ Fernando Medina
Firmas
 
Desde que en agosto se diera a conocer la increíble historia de los diplomáticos estadounidenses que aparentemente han sufrido pérdida auditiva y otros daños en Cuba, las especulaciones al respecto no han cesado. Pero lo cierto es que hasta ahora, Washington no ha presentado ni una sola prueba y ni siquiera a las supuestas víctimas.
A pesar de eso, de los informes de expertos que aseguran que tal 'ataque' es imposible por las leyes de la física, la medicina y la lógica o de las declaraciones del Gobierno cubano negando cualquier implicación y dispuesto a colaborar en la investigación, la Administración Trump ha decidido recortar drásticamente el personal de su embajada en La Habana y suspender indefinidamente la emisión de visas. También se ha recomendado a los ciudadanos estadounidenses no viajar a la isla. "Consideramos que la decisión anunciada por el Departamento de Estado (de EEUU) es precipitada y va a afectar las relaciones bilaterales, en particular, la cooperación en temas de interés mutuo y los intercambios de diversa naturaleza entre ambos países", dice el comunicado firmado por la directora para EEUU del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal.


Y sí, ciertamente es una decisión que implica una marcha atrás en el proceso de normalización de relaciones, iniciado el 17 de diciembre de 2014 entre los gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro tras más de 50 años de distanciamiento. Los que estaban en su contra, a uno y otro lado del estrecho de la Florida, son quizás los únicos beneficiados en esta historia. Porque sin dudas las relaciones bilaterales se resentirán por esto. Se hará más difícil el diálogo y la cumplimentación de los acuerdos en temas de interés común como la protección al medio ambiente, la seguridad o los vuelos directos, entre muchos otros. Se dificulta hasta la propia investigación de los alegados incidentes sonoros, sin ir más lejos.


También sufrirán los ámbitos científico, académico y cultural. Especialistas y artistas de uno y otro lado ven truncarse la posibilidad de proyectos conjuntos y de intercambios provechosos tanto para cubanos como para estadounidenses. Según fuentes oficiales cubanas, entre enero y agosto de este año el número de viajeros estadounidenses se incrementó en un 173 % en relación con el año anterior, en que la cifra total de visitantes del vecino norteño alcanzó las 280.000 personas, a pesar de que aún tienen restricciones para hacer turismo. Advertir a los norteamericanos del supuesto peligro que corren, aunque no se conoce ni un solo caso de turista aquejado por los extraños incidentes, los afectará todavía más en su derecho de conocer Cuba.


Pero dañará con fuerza a los muchísimos cubanos, en su mayoría del sector no estatal, que brindan servicios para estos visitantes. Desde los que han encontrado en plataformas como Airbnb una vía de subsistencia, hasta los que ruedan los 'almendrones' de los años 50 por las calles de La Habana o los que han invertido todos sus ahorros y esperanzas en algún paladar u otro negocio por cuenta propia. Afectará la prosperidad de villas como Trinidad, que de alguna manera han conseguido ese milagro de que la mayoría de sus habitantes puedan vivir dignamente gracias a su hospitalidad y a su trabajo. Las víctimas, en realidad, no son esos diplomáticos hasta ahora sin nombre ni cara, que, si existen, ojalá encuentren pronto un diagnóstico certero y una cura a sus males.
Tampoco lo es el Gobierno cubano, que aunque sentirá mermar algún ingreso, verá en esto una prueba más de que el archienemigo vuelve a las andadas y reforzará la mentalidad de plaza sitiada, con todo lo que esto implica para los de abajo. Las víctimas tienen el rostro de esa abuela que tras varios intentos de pedir visa para visitar a sus nietos nacidos en EEUU, ve esfumarse ahora la esperanza del pronto abrazo. De la esposa que se tiene que seguir resignando al 'ciberamor' en la wifi de un parque público, o del adolescente que esperaba terminar su curso para reunirse con el resto de su familia.
Las verdaderas víctimas son una vez más, los cubanos de a pie, que como si no les bastara con Irma, sufren ahora los vientos del huracán Trump, más terrible e irracional si cabe.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

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