Alemania: Sin sorpresas, nazis se consolidan
Escrito por
Arnaldo Musa/ Cubasi
Las más recientes elecciones alemanas
demostraron una realidad que se hacía sentir a gritos: los nazis
cuadruplicaron su votación, y con el 13,3% de los votos emitidos ya
tienen representación en el Parlamento y es la tercera fuerza política
del país más rico de Europa. Ángela Merkel volvió a triunfar por cuarta
vez consecutiva, con sus partidos conservadores de derecha disminuyendo
su porcentaje del 41% de los comicios anteriores a 33%, en tanto la
socialdemocracia, el principal partido opositor, cosechaba una nueva
derrota, cayendo sus simpatías a la quinta parte del electorado, en
tanto las agrupaciones de izquierda casi desaparecían del escenario
político, con menos del 2%. Estos son los datos conocidos, ya
divulgados, por una prensa que especula con frases de que Europa acaba
de recibir un electroshock, cuando en verdad en Alemania se consolidó un
avance nazi que ya era visible en Francia y Austria, entre otras
naciones del llamado Viejo Continente. También se le llama el gran golpe
de la extrema derecha, pero ello no es realmente así, porque en la
nación centroeuropea no hay una política de contención al nazismo, por
lo cual los gobernantes de las últimas décadas se están poniendo la soga
al cuello, y no hacen mucho por evitarlo, independientemente de que
ahora Merkel se ve obligada a pactar con diversas fuerzas de derecha y
centro para evitar el acoso nazi. Aunque los dirigentes de Alternativa
por Alemania (AfD) admiten que tiene influencia nazi, no quiere que se
le compare con el Partido Nacional Socialista de Adolfo Hitler, pero
nunca ha renegado de los métodos utilizados por aquel. Esta vez la
violencia contra los débiles puede ser más sutil, porque ya está siendo
proporcionada por una clase dominante que admite que es muy difícil
extirpar tal influencia de diversos sectores de la nación. Parece algo
complicado explicar esto, pero, realmente no es así, porque los nazis de
aquella generación se valieron de sectores de anteriores gobernantes
socialdemócratas, de su divorcio con el pueblo, para ascender a primeros
planos, controlar los diversos mecanismos de la nación y propugnar el
predomino de la raza aria, además de apelar a posiciones contrarias a
las potencias imperialistas principales para propugnar nacionalismo y
orgullo al pueblo alemán. Incluso el proletariado fue beneficiado, no
solo con los impuestos a la burguesía, sino con la ocupación nazi de
zonas externas ricas industrialmente, donde explotaban a trabajadores
foráneos y se apoderaban de negocios de sectores no afines, como los
judíos. CONTRASTES APROVECHABLES Alemania representa el 30% del Producto
Interno Bruto de toda Europa, este año está exportando más que nunca y
sus empresas viajan con viento en popa y a toda vela por el mundo…
aprovechable. Pero esa riqueza, que dispara los ingresos de quienes más
tienen, han puesto al borde de la hambruna a más de 16 millones de
personas, algo increíble. Pero lo más contrastante es que si se mira el
voto de la extrema derecha, el AFD obtuvo sus mejores resultados en el
centro, el norte y el sur del país. En otras palabras, en las regiones
más prósperas y no -como se podía creer- en los lugares maltratados de
la otrora República Democrática Alemana. La explicación tal vez resida
en una pésima, y malvada, distribución de la opulencia que genera
desigualdad, frustración y rencor. En todo caso, poco importa si la
verdadera razón de ese avance se debe a la ultra-flexibilización del
mercado laboral, que precarizó a millones de personas, o a la llegada de
1,3 millones de refugiados que, por otra parte, parecen en vías de
perfecta integración. Los populismos, los odios y los racismos nunca
necesitaron pretextos. Por su parte, exaltados por el triunfo, los
líderes de la AfD, afirmaron que ejercerán "una oposición constructiva"
en el próximo Parlamento. Entiéndase: Haremos todo lo posible para que
haya cada vez menos Europa. Ese programa complicará, sin duda, los
objetivos de la Canciller en su próximo mandato. La líder más veterana
del Consejo Europeo solo esperaba conocer la amplitud de su triunfo para
lanzar una serie de ambiciosos proyectos para el bloque. Una de las
principales iniciativas -para lo cual cuenta con la complicidad del
presidente francés, Emmanuel Macron-, es transformar el Mecanismo
Europeo de Estabilidad, creado durante la crisis del euro en 2010, en un
verdadero Fondo Monetario Europeo. Macron propone, por su parte, crear
rápidamente un superministro de Finanzas, que manejará un presupuesto
común y rendirá cuentas ante un parlamento específico de los países que
comparten el euro. A pesar de ciertas reservas, Merkel acepta -en líneas
generales- ese proyecto. El vertiginoso ascenso de la extrema derecha
alemana también podría poner freno al otro gran objetivo europeo de la
Canciller: avanzar en el proceso de integración, en particular en la
zona euro. En las actuales circunstancias, todo dependerá de lo que
Merkel negocie con los miembros de su futura coalición. Y en lo que
respecta a la influencia del nazismo en Alemania, este nunca dejó de
existir, porque fue eliminado desde afuera, principalmente gracias a la
Unión Soviética, y nunca desde su interior, donde hoy esos elementos
pululan en el ejército, entre otros sectores claves de la nación,
mientras quienes deben estar obligados a sacarlos fuera de juego transan
con ellos y aseguran que son imposibles de extirpar, lo cual demuestra
que no hay sorpresa en la entrada nazi al Parlamento.
Las más recientes elecciones alemanas demostraron una realidad que
se hacía sentir a gritos: los nazis cuadruplicaron su votación, y con el
13,3% de los votos emitidos ya tienen representación en el Parlamento y
es la tercera fuerza política del país más rico de Europa.
Ángela Merkel volvió a triunfar por cuarta vez consecutiva, con sus partidos conservadores de derecha disminuyendo su porcentaje del 41% de los comicios anteriores a 33%, en tanto la socialdemocracia, el principal partido opositor, cosechaba una nueva derrota, cayendo sus simpatías a la quinta parte del electorado, en tanto las agrupaciones de izquierda casi desaparecían del escenario político, con menos del 2%.
Estos son los datos conocidos, ya divulgados, por una prensa que especula con frases de que Europa acaba de recibir un electroshock, cuando en verdad en Alemania se consolidó un avance nazi que ya era visible en Francia y Austria, entre otras naciones del llamado Viejo Continente.
También se le llama el gran golpe de la extrema derecha, pero ello no es realmente así, porque en la nación centroeuropea no hay una política de contención al nazismo, por lo cual los gobernantes de las últimas décadas se están poniendo la soga al cuello, y no hacen mucho por evitarlo, independientemente de que ahora Merkel se ve obligada a pactar con diversas fuerzas de derecha y centro para evitar el acoso nazi.
Aunque los dirigentes de Alternativa por Alemania (AfD) admiten que tiene influencia nazi, no quiere que se le compare con el Partido Nacional Socialista de Adolfo Hitler, pero nunca ha renegado de los métodos utilizados por aquel.
Esta vez la violencia contra los débiles puede ser más sutil, porque ya está siendo proporcionada por una clase dominante que admite que es muy difícil extirpar tal influencia de diversos sectores de la nación.
Parece algo complicado explicar esto, pero, realmente no es así, porque los nazis de aquella generación se valieron de sectores de anteriores gobernantes socialdemócratas, de su divorcio con el pueblo, para ascender a primeros planos, controlar los diversos mecanismos de la nación y propugnar el predomino de la raza aria, además de apelar a posiciones contrarias a las potencias imperialistas principales para propugnar nacionalismo y orgullo al pueblo alemán. Incluso el proletariado fue beneficiado, no solo con los impuestos a la burguesía, sino con la ocupación nazi de zonas externas ricas industrialmente, donde explotaban a trabajadores foráneos y se apoderaban de negocios de sectores no afines, como los judíos.
CONTRASTES APROVECHABLES
Alemania representa el 30% del Producto Interno Bruto de toda Europa, este año está exportando más que nunca y sus empresas viajan con viento en popa y a toda vela por el mundo… aprovechable.
Pero esa riqueza, que dispara los ingresos de quienes más tienen, han puesto al borde de la hambruna a más de 16 millones de personas, algo increíble. Pero lo más contrastante es que si se mira el voto de la extrema derecha, el AFD obtuvo sus mejores resultados en el centro, el norte y el sur del país. En otras palabras, en las regiones más prósperas y no -como se podía creer- en los lugares maltratados de la otrora República Democrática Alemana. La explicación tal vez resida en una pésima, y malvada, distribución de la opulencia que genera desigualdad, frustración y rencor.
En todo caso, poco importa si la verdadera razón de ese avance se debe a la ultra-flexibilización del mercado laboral, que precarizó a millones de personas, o a la llegada de 1,3 millones de refugiados que, por otra parte, parecen en vías de perfecta integración. Los populismos, los odios y los racismos nunca necesitaron pretextos.
Por su parte, exaltados por el triunfo, los líderes de la AfD, afirmaron que ejercerán "una oposición constructiva" en el próximo Parlamento. Entiéndase: Haremos todo lo posible para que haya cada vez menos Europa.
Ese programa complicará, sin duda, los objetivos de la Canciller en su próximo mandato. La líder más veterana del Consejo Europeo solo esperaba conocer la amplitud de su triunfo para lanzar una serie de ambiciosos proyectos para el bloque.
Una de las principales iniciativas -para lo cual cuenta con la complicidad del presidente francés, Emmanuel Macron-, es transformar el Mecanismo Europeo de Estabilidad, creado durante la crisis del euro en 2010, en un verdadero Fondo Monetario Europeo.
Macron propone, por su parte, crear rápidamente un superministro de Finanzas, que manejará un presupuesto común y rendirá cuentas ante un parlamento específico de los países que comparten el euro. A pesar de ciertas reservas, Merkel acepta -en líneas generales- ese proyecto.
El vertiginoso ascenso de la extrema derecha alemana también podría poner freno al otro gran objetivo europeo de la Canciller: avanzar en el proceso de integración, en particular en la zona euro. En las actuales circunstancias, todo dependerá de lo que Merkel negocie con los miembros de su futura coalición.
Y en lo que respecta a la influencia del nazismo en Alemania, este nunca dejó de existir, porque fue eliminado desde afuera, principalmente gracias a la Unión Soviética, y nunca desde su interior, donde hoy esos elementos pululan en el ejército, entre otros sectores claves de la nación, mientras quienes deben estar obligados a sacarlos fuera de juego transan con ellos y aseguran que son imposibles de extirpar, lo cual demuestra que no hay sorpresa en la entrada nazi al Parlamento.
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