Publicado 27 abril 2017 (Hace 5 horas 3 minutos)
Balada Para Elisa es una de las obras más conocidas de todos los tiempos. La famosa pieza para piano encierra historias acerca de lo que inspiró a Ludwig van Beethoven a componerla hace 207 años, el 27 de abril de 1810.
Muchos historiadores y musicólogos cuestionaron la autoría de Beethoven en Para Elisa, los que sostienen que la obra es suya cuentan que la pieza estuvo inspirada en una joven aprendiz de piano llamada Teresa.
En 1810, Beethoven asistió a un recital que iba a ejecutar aquella niña llamada Teresa, quién tenía fama de precoz pianista que deslumbró a todos los presentes, hasta que llegó el momento de interpretar una obra del compositor alemán.
Aturdida, la joven pianista se vio incapaz de interpretarla y abandonó la sala entre lágrimas, Beethoven corrió tras ella y para calmarla prometió componerle una sonata. Al día siguiente, la joven pianista recibió una partitura, que al pasar de los años se convirtió en inmortal. Se titulaba “Para Teresa” (Recuerdos del 27 de abril de 1810).
Varias investigaciones coinciden en que la pieza debe su popular nombre a la confusión del musicólogo Ludwig Nohl, que en 1865 descubre el documento de la partitura en mal estado y al intentar transcribir el manuscrito original, debido a la mala legibilidad de la dedicatoria, donde parecía estar escrito “Elise” (como pareció entender Nohl) debió leerse, en realidad, “Therese”.
El musicólogo berlinés Klaus Martin Kopitz, en sus investigaciones sobre quién fue la “Elisa” para quien Beethoven compuso la popular balada, explica que el alemán dedicó la obra en La menor “A la memoria de Elisa", refiriéndose a Elisabeth Röckel, con quién el pianista sostenía una buena relación de amistad.
El director del Archivo en la Casa de Beethoven en Bonn, Bernhard Appel, se muestra dudoso de la hipótesis de Kopitz, alegando que Elisa era un nombre común en aquellos años. Para probar quién fue realmente Elisa, dice Appel sería fundamental cuál fue el destino que tuvo el manuscrito original antes de desaparecer.
Todo lo que existe de la obra es una versión incompleta, un boceto de la partitura en una hoja de papel que Beethoven supuestamente habría usado para anotar sus ideas.
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