domingo, 30 de abril de 2017

    OEA: burdel agotado




    En mi interpretación desde los hechos de Panamá en diciembre de 1989 cuando la invasión y derrocamiento de Manuel A. Noriega la OEA se reafirmaba como un organismo en congelamiento. El desprecio de sectores y gobiernos llevó a saber de su desprestigio. Nada se hizo y muy al contrario, muchos reafirmaban que con sus indulgencias y protecciones no contarían.
    Así entró la OEA a los años 90 y el nuevo Siglo XXI. Pero ya en este siglo la OEA recobró su papel, más declarativo, participativo y amenazante. ¿Por qué esta situación? Tras el triunfo y avance de la revolución venezolana y el avance del bolivarianismo en Suramérica y el Caribe expresado en nuevos gobiernos y en grupos de base, populares y revolucionarios, entonces la OEA intervino.
    Intervinieron reclamando a las prácticas y modelos de estas organizaciones y gobiernos los cuales no eran vistos de buena manera desde Norteamérica y poco a poco fueron engrandeciendo su poder después de los sucesos donde triunfó el regreso de Cuba y la dura crítica que quebró la autonomía pasada de esta organización donde hasta perdón le hicieron pedir por su comportamiento de décadas en contra de la mayor de Las Antillas.
    A partir de allí se habló de una nueva política en el seno de este organismo, cosa que no sería aceptada por Norteamérica ni por el país más agazapado de esta organización, “Canadá”.
    En mi opinión los radicales no son Argentina, Uruguay, Colombia, Brasil o México, no, ellos solo representan el “Castillo del odio” el cual cuando cumpla su papel se derrumbarán, prueba de esto es el caso de Brasil. ¿Se derrumba o no Brasil? Veamos el enorme paro general en el cual están participando más de 40 millones de brasileros.
    México. Lo de esta nación es aún mucho más asqueante. México está a punto de ser intervenida por sus mismos habitantes y sancionada por muchas organizaciones mundiales. México con el modelo actual ya no le sirve más al capitalismo. Por eso su descarado Estado y gobierno echan el resto por congraciarse con las últimas oportunidades del imperio.
    Las violaciones a los derechos humanos superaron en horror a las del Estado Islámico -y ya es mucho decir- y las fosas comunes aparecen hasta en los jardines del Palacio Nacional. Por eso el gobierno mexicano se las tiene que jugar en contra de Venezuela y todo para evitar sanciones que ya se le abren las puertas. En vez de hacerse al menos los bravos en contra del nuevo muro que les impuso EE.UU. se hacen los bravucones en contra de nuestro país.
    En medio de todo esto por eso no es difícil abandonar la OEA, hay que cumplir con un protocolo que ahora parece ser de millones de dólares (más de 8 millones de la moneda norteamericana).
    Pero varios de los países OEA ven estratégico que Venezuela renuncie a aquella membresía, puesto que su prolongada permanencia realmente va tener como consecuencia la aplicación de la amenazante Carta Democrática y posterior a esto, vendría el derrocamiento de otras naciones como El Salvador, Nicaragua, Ecuador y Bolivia.
    Esta decisión se hizo muy dura porque nosotros no nos despedimos de ese organismo antes de que todo esto sucediera, digo esto porque Hugo Chávez fue el más visionario al crear la UNASUR y la CELAC. Y en esos organismos debemos replantear las nuevas relaciones internacionales las cuales sabe el mundo actual se están necesariamente por todo nuestro contexto escribiendo desde esta región de América Latina y el Caribe.
    La OEA no vale un naipe del actual suburbio internacional. La OEA es el descrédito y como un burdel en decadencia va hacer que Venezuela junto a otros países desplieguen nuevas relaciones internacionales.
    * Miguel A. Jaimes N. Doctor en Ciencias Gerenciales, Magister Scientiae en Ciencia Política y Politólogo.

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