Bajo la Lupa
Arreglo Rusia-EU para la reconfiguración de Medio Oriente: los tiempos del gas
Alfredo Jalife-Rahme
Las fichas se mueven velozmente en el tablero de ajedrez mundial con sus especificidades regionales. Una pieza clave es la confirmación por el Senado de Chuck Hagel como secretario del Pentágono, lo cual Jim Lobe (Asia Times, 27/2/13) juzga como “una derrota mayúscula para los neoconservadores de línea dura, notablemente para el Comité de Emergencia para Israel (ECI, por sus siglas en inglés) y su cabeza, Bill Kristol, de Weekly Standard”. ECI es el siamés del Comité del Peligro Presente (ver Bajo la Lupa, 5/8/12) que alberga al superfascismo de Iberoamérica.
Thierry Meyssan, director del portal galo Réseau Voltaire (24/2/13), tomó en cuenta la llegada de Hagel cuando destapó –en el hebdomadario ruso Odkano (26/1/13), muy cercano al zar Vlady Putin– el plan de reparto de Medio Oriente entre Rusia y Estados Unidos (EU) que ganó fuerte tracción en el primer encuentro en Berlín entre John Kerry, flamante secretario de Estado, y su homólogo ruso, Sergi Lavrov.
Meyssan rememora que “en 1916, Francia y Gran Bretaña se repartían Medio Oriente con los acuerdos Sykes-Picot. Casi un siglo después, EU y Rusia están discutiendo un nuevo plan de reparto que beneficiaría a ambos países y pondría fin a la influencia franco-británica en la región”.
Ya existía un flujograma de arreglo sobre Siria entre Putin y Obama en la cumbre del G-20 en Los Cabos, que fue desactivado por los cronogramas electorales.
No es lo mismo Medio Oriente, pletórico en hidrocarburos, antes que después de la “revolución energética” del fracking del gas esquisto (shale) mediante la cual EU adquiriría su autosuficiencia energética. El factor del shale gas concluye la “doctrina Carter” de la década de 1980: acceso al petróleo del golfo Pérsico como imperativo de seguridad nacional.
El analista francés explaya que de igual manera se tambalearía el acuerdo de 1954 entre EU y la monarquía saudita –abasto petrolero a cambio de apoyo irrestricto a la dinastía– cuando hoy la “doctrina Obama” versa sobre su política del “pivote” en Asia: la “contención” de China, lo cual obliga a redesplegar al ejército de EU de Medio Oriente. Se trata de un juego geoestratégico de los tres principales actores del mundo y, a juicio de Meyssan, “hay que hacer el máximo esfuerzo para impedir (¡supersic!) una alianza militar entre China y Rusia. Para ello es conveniente ofrecer a Rusia algo (¡supersic!) que desvíe su atención de Extremo Oriente”.
¿La magistral jugada Nixon-Kissinger de los años 70, que sacó a China de la órbita soviética, esta vez es al revés: jalar a Rusia de la seducción china?
Meyssan, sefardita progresista, considera que la relación “demasiado estrecha con Israel” asfixia a EU y daña sus intereses con mil 600 millones de musulmanes, además de que la “escandalosa injerencia” del premier Netanyahu en la elección presidencial de EU amerita un “castigo”.
La estabilización de Siria, sin ganadores ni perdedores entre el gobierno de Bashar Assad (quien resultó “amigo” de John Kerry) y los rebeldes –en imitación a la solución de las varias guerras civiles del Líbano vecino–, sería avalada por un referendo y constituiría la piedra de toque para una tramitación regional –al estilo del formato de la Conferencia de Madrid de 1991 a varias pistas– que, además del retorno de las alturas del Golán a cambio del control acuífero del lago Tiberiades por Israel, incluye el retiro israelí a las fronteras de 1967 y la creación de un Estado palestino “definitivo” que incorpora a Jordania bajo la férula de los Hermanos Musulmanes. Increíble: ¿Hamas gobernando desde el mar Mediterráneo en Gaza pasando por Cisjordania hasta la frontera con Irak?
El presidente Valdimir Putin, durante una reunión con militares, el viernes pasado en Pskov, en el oeste de RusiaFoto Reuters
El diablo está en los detalles y en los cronogramas: a diferencia de hace 21 años, irrumpe el factor iraní, al que se le reconoce su “papel en la región” a cambio de su retiro de Latinoamérica, en particular, de Venezuela.
Más que tratativa regional, es más bien de trueques birregionales. ¿Cuál sería la consecuencia del supuesto retiro de Irán de Venezuela para el Mercosur?
Según Meyssan, los “perdedores” serían: Francia (el presidente Hollande salió disparado a Moscú para controlar los daños), Gran Bretaña e Israel “que perderá su influencia en EU (¡supersic!)”, mientras “Irak será desmantelado, y posiblemente (sic) Arabia Saudita” que pudiera ser dividida en tres pedazos. La balcanización de Irak –que Bajo la Lupa adelantó hace 10 años– gestaría un “Kurdistán independiente y Turquía estaría llamada a convertirse en un Estado federal que concedería autonomía a su región kurda”.
Si, de acuerdo con el investigador galo, el fracking del gas esquisto representa el primer factor del giro geoestratégico de EU en Medio Oriente, ergo, la implementación del arreglo político-militar Putin/Obama “va acompañado de un acuerdo económico-energético, ya que lo que realmente interesaba a la mayoría de los protagonistas de la guerra contra Siria era la conquista de sus reservas de gas”.
Así, “con el posicionamiento de sus tropas en Siria, Moscú mejoraría su control sobre el mercado del gas para los próximos años”.
Meyssan no dice nada sobre Líbano, que conoce como pocos, pero se infiere que si Bashar Assad, a quien coloca entre los “ganadores”, controla el paquete jordano-palestino y lidera las negociaciones árabes con Israel, al unísono del reconocimiento del “papel iraní”, ergo, en el país de los cedros operaría un paradójico statu quo dinámico que favorece la demografía chiíta del Hezbolá.
Rusia irrumpe con vigor en la parte oriental del mar Mediterráneo, donde operaría en tres años el escuadrón de la quinta flota, según Indian Defence (27/2/13). Putin conserva así en Siria los intereses que perdió en Libia, otro punto candente del mar Mediterráneo árabe.
DebkaFile (28/2/13), presunto portal del Mossad (servicio de espionaje israelí), afirma que “EU se une a Rusia para trazar líneas de cese al fuego para finiquitar la guerra en Siria” cuando “la administración Obama finalmente llegó a la conclusión de que la única manera de contener a las fuerzas islamistas y retener un control módico sobre los rebeldes era subirse a los planes para Siria del presidente Vladimir Putin, pese a que preserva el poder de Bashar Assad hasta 2014”.
En su portal Indian Punchline (27/2/13), el ex diplomático indio M. K. Bhadrakumar alerta que “EU y Rusia buscan dar un gran paso adelante en Siria”, mientras en su artículo en Asia Times (28/2/13) expone la red geopolítica que ha tejido la gasera rusa Gazprom mediante suculentos contratos para explotar los pletóricos yacimientos de Israel y Chipre en la costa oriental del mar Mediterráneo, donde Líbano tendría relevantes reservas (voltaire.net.org, 9/8/10). Así, la “cuenca del Levante” (Egipto, Franja de Gaza, Israel, Líbano, Siria y Chipre) tendría 122 millones de millones (trillones en anglosajón) pies cúbicos de gas y 1.7 mil millones de petróleo.
Se rediseña la cartografía de Medio Oriente y se dibuja sincrónicamente el nuevo mapa geopolítico del gas en la “cuenca del Levante”. Llegaron los tiempos del gas desde México hasta Siria.
Twitter: @AlfredoJalife
Facebook: alfredojalife.com
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