martes, 3 de abril de 2012

Zedillo gobernó para amarrar la hegemonía neoliberal


Las encuestadoras, una especie de cártel desregulado y opaco

Con careta de gran demócrata, el ex presidente durante su gestión tejió una red que le garantizó la transexenalidad, que abarca ámbitos nacionales y aun el trasnacional, con el propósito de blindar el librecambismo

Arturo Cano

Periódico La Jornada
Martes 3 de abril de 2012, p. 12
Ahora resulta que muchos combatían al “villano favorito”, mientras su archienemigo tejía una poderosa red de poder transexenal con un fin: garantizar la hegemonía del modelo neoliberal y la permanencia en relevantes cargos, con todo y alternancia, de sus cuadros. El villano es, naturalmente, Carlos Salinas. Y el ganón Ernesto Zedillo.

En un artículo publicado en estas páginas (“El sexenio de Ernesto Zedillo visto desde el presente”, 24 de marzo), el investigador Miguel Ángel Romero Miranda desarrolla la anterior hipótesis y pone nombres a la red creada por el ex presidente.

Explica: “La izquierda tiene agravios justificados en contra de Salinas, y eso fue aprovechado por el zedillismo para hacer del ex presidente el punching bag distractor, mientras entronizaba su poder transexenal bajo la careta de respeto al pluralismo. Durante el sexenio de Zedillo el PRD gobernó por primera vez dos delegaciones”.

Luego vino el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas y desde entonces el PRD gobierna la capital. “No es un asunto menor. Pero al final, el resultado neto es la consolidación de un modelo que la izquierda personifica en Salinas, mientras Zedillo opera y teje su propia red de poder en alianza con el PAN.”

Así, no sería Salinas, el neoliberal por antonomasia, el responsable de la hegemonía de un modelo por el cual ha transitado el país a lo largo de 30 años. Comenzó con Miguel de la Madrid, fue continuado por Salinas, pero “ninguno como Ernesto Zedillo, quien tejió una red de poder transexenal en el ámbito jurídico, político y económico y a nivel trasnacional, para así blindar el paradigma de la economía y la política neoliberal”.

Romero pone de ejemplo el desplegado de personalidades publicado hace unos días, donde “la agenda de preguntas y temas que se proponen no cuestiona el modelo neoliberal y sólo plantea ajustes”.

Académico-investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco desde 1988, Romero forma parte del grupo de la revista El Cotidiano, de la cual es director desde 2004. Ahí ha publicado más de 100 artículos, la mayoría relativos a partidos políticos y procesos electorales.

Aquí, extractos de la entrevista.

Las trampas del “gran demócrata”

Romero enlista los ingredientes de la red zedillista. Empieza por los órganos de regulación económica que creó Zedillo y le permitieron “gobernar a decretazos y garantizar el esquema de mercados oligopólicos en el que se sustentan los poderes fácticos que forman parte de la red de poder transexenal”.

En otro ámbito pone al tribunal electoral y el IFE ciudadano, organismos que, a primera vista, apuntalaron “un loable desarrollo institucional”, pero que fueron utilizados “para un ajuste de cuentas interno que pasó por el sacrificio del propio partido que lo llevó al poder, es decir, el PRI. La transexenalización del poder zedillista tenía como condición la derrota del PRI en 2000”.

Romero atribuye a Zedillo un papel que usualmente se asigna a Salinas, en tanto articulador del triunfo incontestable del modelo neoliberal.

La responsabilidad del “error de diciembre”, dice Romero, “es el único resquicio que le ha quedado a Salinas para culpar a Zedillo. Pero ni sus toneladas de escritos han permitido a Salinas una reivindicación. Salen sus libros y nadie los comenta, publicita o debate. Salinas es un marginado de los medios masivos de comunicación”.

A Romero, sin embargo, le parece más interesante cómo el debilitamiento del PRI cerró, o al menos limitó, cualquier posibilidad de que Salinas utilizara esa vía para contratacar. “Vista así, la maniobra zedillista parece magistral: él se encumbró como el gran demócrata que demolió al PRI y dio lugar a la alternancia política, y a su vez desarmó el instrumento político que hubiera permitido el regreso y la venganza de su enemigo acérrimo.”

El cártel de los encuestadores

–¿No tienen razón los encuestadores? Son los políticos, no ellos mismos, quienes los hicieron oráculo.

Ernesto Zedillo, en la Expo Management efectuada el 12 de junio de 2008 en el Centro BanamexFoto Marco Peláez
–Las encuestas que surten mayor efecto son las que tienen como caja de resonancia a los medios, en particular a la televisión. Estamos frente a una pieza mediático electoral de tres elementos: las firmas demoscópicas, que integran una especie de cártel desregulado y opaco; los medios masivos de comunicación, que dan resonancia a las encuestas y se callan cuando éstas fallan, y los intelectuales orgánicos, que acreditan y difunden las encuestas desde los medios y apuntalan su función de orientación de las preferencias electorales. A esta especie de subsistema de la red de poder transexenal no es nada fácil entrar, pero sí que te saquen de la nómina y de los canales de la opinión pública.

–¿Las encuestadoras “reconocidas” son un club de intereses donde la mano de Zedillo mueve las cifras?

–En pocos países podría documentarse el control oligopólico de las empresas encuestadoras y sus voceros en los medios y el ámbito intelectual por un ex presidente. Putin envidiaría tal dominio. Hay que decir las cosas con precisión: existen tres dueños de las tres encuestadoras más conocidas que formaron parte del gobierno de Zedillo en puestos altamente relevantes: Jesús Reyes Heroles (GEA-ISA), Ulises Beltrán (BMG) y Liébano Saénz (GCE). Lo curioso es que hasta el momento nadie haya resaltado esta información.

Televisa no necesariamente ha votado

–Dada la cercanía de Peña Nieto con Televisa, ¿por qué sostiene que el PRI estará “indefenso” frente a encuestadoras, intelectuales orgánicos y medios? ¿No ya se decidió por Peña?

–Televisa está en esa red y todavía estamos por ver por quién vota y a quién descarta. Por lo demás, es claro que el impacto de las redes sociales en la definición del voto es una situación novedosa y ello puede devaluar, en forma sustantiva, el poder y la influencia de los medios tradicionales. Está por verse.

“Es en esta etapa del proceso electoral donde se ve el real potencial que tiene Televisa y si se conecta con la forma tan sui generis que tienen de funcionar los órganos reguladores; se verá por qué hasta el momento no se ha permitido la creación de una tercer cadena.”

El PRI y el intocable paradigma de Zedillo

–¿Cuál es el PRI que sigue respondiendo a Zedillo?

–Tras la derrota del PRI y consumada la alternancia política, el llamado equipo zedillista desertó de las filas priístas para instalarse en instituciones estratégicas para la gobernabilidad económica: SCT, SHCP, SE, la Bolsa de Valores, así como las consultorías que se alimentan de los generosos contratos públicos. Otros distinguidos zedillistas militan ahora en el PAN. Eso es lo más evidente, pero, siguiendo los vínculos de la red de poder que hemos mencionado, se pueden ubicar personajes y grupos que aún se mueven en el PRI y se identifican con el zedillismo. ¿Quién ganó y quien perdió en el proceso electoral interno de 2006 para elegir candidato del PRI a la Presidencia? ¿Quiénes ganaron en 2012? La respuesta a esas interrogantes responde la pregunta.

Romero sostiene que una asignatura pendiente es una reforma del régimen político, creado para una “sociedad uniforme que ya no existe”, con un presidente que con 34 por ciento de los votos tiene “todas las facultades que le otorga un sistema diseñado para mandatarios que obtenían votaciones abrumadoras”.

Se requiere, dice, “compartir el poder y desdramatizar las elecciones, de modo tal que el que gane no gane todo y el que pierda no pierda todo”.

La fórmula sería modernizar el presidencialismo, agregándole algunos elementos de sistemas parlamentarios.

“La reforma del régimen político vuelve a ser indispensable y, mientras se eluda esta asignatura, seguiremos peleando contra molinos de viento y el modelo neoliberal seguirá rampante y las instituciones serán las propias de un Estado frágil”, concluye el director de El Cotidiano.

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