De última hora, la contraorden de no avalar la reforma que elimina el fuero
castrense
Condenable sumisión del Senado ante Ejército y gobierno, dice
Pablo Gómez
Establece que tribunales civiles juzguen a soldados por desaparición forzada,
tortura o violación
Andrea Becerril
Periódico La Jornada
Domingo 29 de abril de 2012, p. 8
Domingo 29 de abril de 2012, p. 8
Al no legislar para eliminar el fuero militar cuando integrantes de
las fuerzas armadas cometan delitos contra civiles, el Senado
quedó sometido en forma lamentable y condenable a la decisión del gobierno federal y del alto mando del Ejército, sostuvo el senador Pablo Gómez, del PRD.
Durante más de año y medio, el perredista participó en los trabajos para
modificar el Código de Justicia Militar, que concluyeron el pasado día 19 con la
aprobación en comisiones del dictamen que establecía la jurisdicción de los
tribunales civiles en casos de desaparición forzada, tortura, violación,
asesinatos y demás delitos cometidos por integrantes del Ejército y la
Marina.
El dictamen no se votó finalmente ante el pleno. Al respecto, Gómez Álvarez
reveló que durante las negociaciones, el gobierno de Felipe Calderón trató de
impedir que se aprobara la parte medular de la reforma, y hasta el final
insistió en propuestas que significaban dar paso a
tribunales militares con careta de civiles, lo que era inaceptable.
Beltrones y González Morfín se plegaron a exigencias
Lamentó que los coordinadores de PAN y PRI, José González Morfín y
Manlio Fabio Beltrones, respectivamente, se hayan plegado a las presiones del
Ejército y la Marina para frenar en el último momento esa reforma, que el Estado
debe realizar a fin de cumplir con la sentencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos y con tratados internacionales.
Reveló que, incluso, el presidente de la Comisión de Justicia, el panista
Alejandro González Alcocer, se molestó por la
contraordende no avalar el dictamen aprobado en comisiones, el cual señala que los elementos del Ejército y la Marina infractores sean procesados en juzgados federales especializados, pero el gobierno pretendía que fueran juzgados especiales –prohibidos en la Constitución–, con un titular especialista en la disciplina y la legislación militar, o un militar en retiro.
Tal pretensión –expuso– fue rechazada por los legisladores, porque aun siendo
militares bajo retiro, siguen sujetos a la disciplina castrense, y en esa
condición de subordinados no se les puede nombrar titulares de un juzgado,
porque éstos tienen la condición de ser independientes e imparciales y no
recibir órdenes de nadie.
En un esfuerzo por lograr consenso, los dictaminadores establecieron que los
jueces a los que fueran remitidos los elementos de las fuerzas armadas deberían
tener conocimiento de las leyes militares, pero
ello no dejó satisfechos a algunos generales y desde el gobierno federal insistieron en juzgadores especialistas en la materia, pero nadie es especialista en el tema del Ejército si no opera dentro de éste.
Explicó que los legisladores escucharon otras propuestas del Ejército, como
la de remitir a penales militares a elementos castrenses sentenciados, a fin de
no exponerlos en cárceles civiles a represalias del crimen organizado,
pero no que seguirían siendo juzgados en tribunales militares con careta de civiles, porque eso era un fraude, un gatopardismo evidente.
El dictamen fue votado por unanimidad el pasado día 19,
pero González Alcocer ya no lo circuló para firmarlo, lo cual es una irregularidad, una violación al reglamento.
Agregó que el panista
estaba molestoporque recibió la contraorden para detenerlo, a unos días de que concluyera el periodo de sesiones, e incluso reconoció que
la mayoría de los integrantes de la comisión que habían votado en favor, ya no quisieron firmar porque recibieron una contraindicación.
Gómez Álvarez recalcó que el Ejército y la Armada no aceptan que el Estado
mexicano va a tener que asumir el criterio internacional admitido por la inmensa
mayoría de los países, de eliminar el fuero de guerra en el caso de delitos y
violaciones de derechos humanos de civiles. Es un criterio –recalcó– secundado
por la Suprema Corte.
Sólo faltó que el Congreso fuera congruente.
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