La Guardia Nacional de López Obrador
Publicado: 27 nov 2018
Militarizar
o desmilitarizar: esa es la cuestión. ¿La creación de una Guardia
Nacional implica una traición o un cumplimiento de las promesas de
campaña de Andrés Manuel López Obrador?
Las reacciones al Plan
Nacional de Paz y Seguridad del presidente electo no se hicieron
esperar. Los 'comentócratas' del viejo régimen y no pocas organizaciones
de la sociedad civil se han ido directamente a la yugular del
presidente electo. Le han dicho de todo, desde traidor hasta
incongruente y mentiroso.
La acusación central es que López
Obrador, supuestamente, estaría consolidando la militarización de la
seguridad pública y que esto generará más violaciones a los derechos
humanos y convertirá al presidente de la República en un dictador. Sé
que es difícil, pero les recomiendo leer y documentarse primero antes de
vociferar mentiras.
La propuesta de creación de una Guardia
Nacional es el último punto de un amplio plan de seguridad y paz cuyo
énfasis es resolver de raíz el problema de la violencia por medio del
combate a la corrupción, una reforma del sistema de Justicia, una nueva
regulación de las drogas, el fomento del empleo y la educación, un
proceso de desarme y amnistía transicional, así como una necesaria
reforma carcelaria.
Se propone nada menos que una transformación
radical de la lógica de guerra impulsada por Felipe Calderón, Enrique
Peña Nieto, Barack Obama y Donald Trump a una lógica de paz, basada en
el estricto respeto a los derechos humanos y el fomento al desarrollo
social.
¿Pero qué tal la creación de una Guardia Nacional con la
participación de policías militares? ¿No implica esto una continuidad de
la estrategia de Calderón y, además, una forma de desacatar la decisión
de la Suprema Corte sobre la Ley de Seguridad Interior? Falso.
Las
reformas que propone Morena no caminan hacia una mayor militarización
sino, precisamente, hacia la desmilitarización de la seguridad pública.
En
primer lugar, la mayor parte de los integrantes de la Guardia Nacional
provendrán de la Policía Federal y de miles de nuevos reclutas desde la
ciudadanía, no de las fuerzas militares. Segundo: los integrantes de la
nueva corporación no contarán con ningún 'fuero de guerra', sino que
tendrán que someterse a los tribunales civiles, como cualquier policía.
Tercero: la Guardia Nacional tendrá un papel estrictamente auxiliar con
respecto tanto a la nueva Secretaría de Seguridad Pública como a la
Fiscalía General de la nación.
Las instituciones de seguridad
pública serán de carácter civil y la investigación de los delitos
corresponde al Ministerio Público, dice en nuestro artículo 21
constitucional. La reforma que propone Morena respeta de manera absoluta
estos principios democráticos fundamentales.
Finalmente, no se
modificará un ápice el artículo 129 de la Constitución, que señala: "En
tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que
las que tengan exacta conexión con la disciplina militar". Este es el
artículo que obligó a la Suprema Corte a anular la despótica Ley de
Seguridad Interior y que garantiza la disciplina política y pública de
las Fuerzas Armadas.
López Obrador quiere que los militares
regresen a sus cuarteles, pero retirar de golpe a todos los soldados de
la calle este 1 de diciembre sería sumamente peligroso y generaría un
enorme vacío de poder. Hay que trazar una ruta responsable de remplazo
paulatino de los militares por fuerzas civiles altamente capacitadas.
Esto es lo que propone el próximo presidente.
Por supuesto que se
vale criticar y cuestionar las propuestas de las autoridades, ¡faltaba
más! Sin embargo, siempre es recomendable hacerlo con conocimiento de
causa y sin caer preso de intereses facciosos, cuyo único objetivo es
acabar con la enorme esperanza del pueblo mexicano en construir juntos
un nuevo régimen de justicia y paz.
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