El Tololoche, compadre del Chapo, explica al fiscal de NY
el mejor negocio del mundo
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de noviembre de 2018
Miércoles 28 de noviembre de 2018
Nueva York. Si es cierto lo que ofrecen los testigos presentados por Washington hasta ahora, Joaquín El Chapo
Guzmán fue uno de los empresarios más exitosos del modelo neoliberal
mexicano, encabezando una operación comercial y financiera trasnacional
dedicada a satisfacer una insaciable demanda estadunidense que generó
para México cientos de millones de dólares mensuales, empleo y para él y
los suyos, una vida de lujo, incluyendo jets, yates, mansiones, ranchos
y Rolex.
Por segundo día, Miguel Ángel Martínez, El Tololoche,
gerentede El Chapo durante los primeros años de su narconegocio, y testigo contra su compadre, respondió a la fiscalía en un tribunal federal en Brooklyn, narrando cómo su jefe
se agarró del auge cocaineroa principios de los años 90 en lo que
era el mejor negocio del mundo.
No reveló casi nada nuevo, pero Martínez detalló las acciones del traslado de la cocaína de los cárteles colombianos,
mezclado con producto nacional como mariguana y heroína, al mercado
estadunidense. Como otros testigos cooperantes con la fiscalía, habló de
túneles, camionetas con doble fondo, vagones de tren y hasta latas de
chiles para trasladar toneladas de
mercancíaa Estados Unidos (EU), y usar algunos de esos métodos para retornar con paquetes de dólares en efectivo.
Entre 1987 y 1993, Martínez calculó que se trasladaron en total 150 toneladas de cocaína.
Detalló el éxito de su negocio. Según el testigo, a principios de los 90, El Chapo
tenía cuatro jets, casas en todas las playas, ranchos en todos los estados. Se compró una mansión en Acapulco de 10 millones de dólares, y en Guadalajara tenía una casa no sólo con albercas y canchas, sino con un zoológico con tigres, leones, panteras y venados, que podía visitarse con
un trenecito. En una Navidad ordenó la compra de 50 vehículos para regalarlos a sus trabajadores. También tenía un yate que se llamaba El Chapito.
Viajábamos por todo el mundo, agregó, incluyendo
toda Europa, Brasil, Argentina, Colombia, Panama, Perú, Cuba, Japón, Hong Kong y Tailandia (donde intentaron hacer negocio para el envío de
heroína blancaa México para venta en EU). Aunque no lo acompañó, informó que Guzmán visitó una clínica en Suiza
donde te ponen células para que te mantengas joven.
Habló de cómo El Chapo mantuvo a cuatro o cinco esposas
(cuando estaba preso en Almoloya, a cambio de pagos a oficiales de la
prisión, pidió un celular, prendas de ropa y
visitas íntimascon todas).
Su jefe contrataba la composición de corridos sobre él y sus cuates, hasta por 500 mil dólares.
A Martínez le llegó a pagar un millón de dólares anuales y le obsequió un Rolex de oro con diamantes.
Martínez describió tareas e infraestructura, desde organizar contactos y redes del cártel,
sobornos a policías, medidas de seguridad, almacenes, casas con cuartos
secretos y sistemas hidráulicos para esconder dinero y droga, las
guerras contra bandas que se expresaron de manera espectacular –entre
ellas el asesinato accidental del cardenal Posadas Ocampo en
Guadalajara– y la logística y tecnología para mover droga y dinero por
la República y del otro lado de la frontera.
Martínez fue arrestado en 1998 y extraditado a EU en 2001, donde
empezó a cooperar con las autoridades, aun en este juicio. Se supone que
es testigo protegido. Los abogados defensores se preparan para el
contrainterrogatorio de Martínez y cuestionar su credibilidad y
descalificarlo ante el jurado que tiene en sus manos el veredicto final
sobre El Chapo. Así, la fiscalía preguntó al testigo si había
sido drogadicto. Él respondió que en en los años 90 lo fue; consumía
hasta cuatro gramos de coca a diario, a tal extremo que se
perforó el tabique y debieron insertarle cartílago. Pero aseguró que
dejó eso hace 20 años, y que su memoria no fue afectada.
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