jueves, 1 de febrero de 2018

La Lenin, la gran casa azul de los cubanos (+ Video, Fotos e Infografía)

Escrito por  Yandry Fernández Perdomo/Especial para CubaSí
“Hay un pedazo de mi corazón que se queda junto a ti”. Precisamente, en este nuevo aniversario de la fundación de La Lenin, volver a recordar esos intensos momentos es volver a vivir la sensación de que “Mi Lenin sigue aquí”.


Inicia septiembre de 1973 y una nueva escuela habita en la zona campestre de las cercanías de Managua, al sur de La Habana. Fue la mayor construcción concebida en el país hasta la fecha después de la misma terminación de la majestuosa Universidad de La Habana muchas décadas atrás. Se trataba de la Escuela Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin, o La Lenin como muchos, desde ese entonces, comenzarían a llamar a ese auténtico palacio de paredes azules que relucía en medio de todo el panorama donde se encuentra enclavada.

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Bajo el concepto de “escuela-ciudad”, La Lenin fue concebida para unir los factores de estudio y trabajo en un ambiente docente. Esta colosal construcción se hizo realidad gracias a la ejecución del Grupo Nacional de Construcciones Escolares del entonces Departamento de Edificaciones Sociales y Agropecuarias y del Ministerio de Educación con su proyectista general Andrés Garrudo Marañón quien tuvo el respaldo de más de 850 obreros y el apoyo incondicional de los primeros alumnos y profesores que hacían suyos los primeros cimientos de la institución. Cabe destacar que la estructura de este centro ocupó un área total de fabricación de 98,500 metros cuadrados y la escuela ocupa 70 hectáreas en total.


Dos hechos históricos en una misma tarde

Aunque la escuela ya estaba terminada desde el inicio del curso en septiembre de 1973, no fue hasta la tarde invernal del 31 de enero de 1974 que La Lenin abrió sus puertas de manera oficial.


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Eran aún las 5 de la tarde y los alumnos permanecían de pie a la espera de dos importantes personalidades. Estaban cansados y a su vez ansiosos pues desde días anteriores habían estado preparando el encuentro donde quedaría inaugurada su majestuosa escuela. Media hora después arribaban en un auto descapotado y de pie, Leonid I. Brezhnev, primer presidente de la extinta URSS en visitar Cuba y el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, que en aquel entonces ostentaba el cargo de Primer Ministro de la República.
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Posteriormente, Brezhnev y Fidel realizaron un recorrido por las instalaciones y unas horas más tarde, se efectuaba un gigantesco acto cultural donde La Lenin se convertía en la bandera y guía de muchas otras instituciones que se construyeron en diferentes partes del país como un sistema de escuelas vocacionales que, bajo rigurosa preparación académica, formaría importantes profesionales cubanos. Y así fueron y siguen siendo en la actualidad.

De las ciencias a la escuela del corazón

Después de más de 44 años de este hecho, imaginar que La Lenin albergaría un gran sentido de pertenencia y amor fraterno entre aquellos que transitaron sus pasillos quizás no formó parte de los enormes planos de su arquitecto Andrés Garrudo Marañón. Las sensaciones que se sienten al entrar y después salir graduado de aquel centro son difíciles de explicar. Solo las conocen, quienes tuvieron la oportunidad de vivirlas.


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Tantos años de convivencia, de amores, de encuentros y desencuentros, de profesores que fueron auténticos padres, de momentos bajo un trampolín o las conversaciones en el área docente han formado un sentimiento de complicidad y de genuina hermandad que comienza con un aplauso que identifica a cada uno de los “lenineros” y termina con el coro de la graduación que cada año sus alumnos recitan de memoria.

Hoy los egresados de La Lenin están en todas partes, no solo de Cuba sino del mundo entero y en donde quiera que estén se reúnen y vuelven a trasportarse en la memoria hacia aquel palacio azul donde seguramente, como dicen muchos, se vivieron los mejores años de sus vidas y se formaron auténticos hombres y mujeres de bien.

Hace aproximadamente un año escribí un artículo y publiqué un video de algunas entrevistas que realicé antes de graduarme de La Lenin. Aprovechando esta misma etapa de añoranzas que sentimos los que alguna vez estuvimos en aquella escuela, dejé abierta una interrogante a los egresados de la vocacional sobre cómo la describirían con una sola palabra. Estos fueron los resultados de cada uno de los comentarios sobre esta pregunta:


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Tengo esperanza de que esta escuela vuelva a tener el gran esplendor que siempre tuvo en todas las épocas a pesar de las dificultades que siempre han sido constantes en todas las etapas del país. Hacen falta más voluntades que recursos. La canción La Lenin toda dice en uno de sus versos: “Hay un pedazo de mi corazón que se queda junto a ti”. Precisamente, en este nuevo aniversario de la fundación de La Lenin, volver a recordar esos intensos momentos es volver a vivir la sensación de que “Mi Lenin sigue aquí”.

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