lunes, 26 de febrero de 2018

El albazo de Lorenzo
John M. Ackerman
 
Al consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, le preocupa que los candidatos a la Presidencia de la República se proclamen ganadores la noche del 1º de julio antes de que existan resultados oficiales. Tiene miedo de que los actores sociales y políticos confíen más en sí mismos que en las instituciones. Y sobre todo le angustia que la noche de la elección, la voz del candidato puntero en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, cuente con mayor legitimidad que la suya.
Pero en lugar de tomar medidas contundentes para recuperar la legitimidad perdida y garantizar un proceso electoral estrictamente apegado a derecho, el consejero presidente prefiere simplemente arrebatar los reflectores a López Obrador. Como un adolescente envidioso de la buena estima de la que goza el chico más estudioso del salón, busca opacar a su rival por medio de ruidosos aspavientos en lugar de hacer su tarea.
La herramienta que quiere utilizar Córdova para dar su albazo mediático la noche de la elección es el famoso conteo rápido. Este ejercicio estadístico no es, en realidad, un conteo, sino una muestra de un pequeño porcentaje de los resultados electorales iniciales, no definitivos, asentados en algunas de las actas de escrutinio y cómputo.
Este mecanismo se presta a una terrible manipulación política. Por ejemplo, en su desesperación por anunciar el supuesto triunfo de Alfredo del Mazo antes de la medianoche del 4 de junio de 2017, el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) recortó de manera arbitraria casi la tercera parte de las casillas originalmente incluidas en la muestra científica.
Posteriormente, los operadores del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), los consejos distritales y el tribunal electoral local harían su trabajo para garantizar que las cifras finalmente oficiales se cuadraran con los números del conteo rápido dados a conocer de manera totalmente irregular la noche de la elección. Todo esto ha sido denunciado públicamente con gran valentía por el único consejero electoral independiente del IEEM, Gabriel Corona.
Todo parece indicar que se prepara un operativo similar para el próximo 1º de julio. En lugar de esperar los resultados oficiales y definitivos, que se darán en un primer momento con los conteos distritales del 4 y 5 de julio y finalmente con el conteo final realizado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en agosto, Córdova está empecinado en dar a conocer el resultado la misma noche de la elección presidencial.
Para lograr este fin, el INE primero emprendió una modificación a todas luces ilegal al reglamento de elecciones. Los consejeros introdujeron una etapa previa al conteo formal de las boletas en que primero se abrirían todas las urnas de las diferentes elecciones simultáneas y se acomodarían las boletas que hayan sido colocadas en cajas equivocadas.
Este procedimiento ya fue rechazado por el TEPJF con el argumento de que el INE pretende instrumentar un mecanismo que conlleva una manipulación injustificada de las boletas electorales, la cual es susceptible de generar duda sobre los resultados que se obtengan. Específicamente, los magistrados argumentan que esta “manipulación podría dar lugar al extravío –intencional o accidental– de las boletas electorales” (SUP-RAP-749/2017).
Aunque los criterios de interpretación utilizados por el TEPJF fueron excesivamente legalistas y limitados, su conclusión en este caso es correcta. No vale la pena modificar el procedimiento oficial de conteo en aras de satisfacer los deseos de protagonismo mediático del consejero presidente.
Pero Córdova no acepta su derrota. Con el fin de dar la vuelta a la resolución del TEPJF, ahora propone utilizar los datos asentados en el cuaderno de operaciones, una hoja de apuntes que utilizan los funcionarios de casilla como documento de trabajo antes de llenar las actas formales, para alimentar el conteo rápido la noche de la elección. Es decir, Córdova quiere salir a declarar el ganador de la contienda presidencial con base en un muestreo parcial de unos apuntes en lápiz que no cuentan con las firmas de los representantes de los partidos y pueden tener múltiples tachaduras y enmendaduras.
Córdova critica la lamentable práctica frecuente de autoproclamación de victorias con base en resultados no oficiales de parte de los candidatos y dice que quiere combatir la especulación y la incertidumbre. Pero, en realidad, está haciendo justo lo contrario. Al apurarse a dar a conocer un resultado supuestamente oficial con base en información ni oficial ni definitiva, la autoridad solamente abonará más a las dudas legítimas sobre su propia honestidad e independencia, así como con respecto a la certeza del resultado electoral.
En general, en lugar de dedicar tanto esfuerzo a la batalla sobre el horario de divulgación de un ejercicio estadístico sin validez alguna, los consejeros electorales deberían mejor canalizar sus energías a tareas más importantes y sustanciales, como la detección y la detención del enorme flujo ilegal de recursos hacia las campañas electorales y la eliminación de los masivos operativos de compra y coacción del voto que, sin duda, tendrán lugar el día de los comicios.
Twitter: @JohnMAckerman

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