jueves, 30 de julio de 2015

Diversas partes de Santiago, capital de Chile, fue el miércoles escenario de un nuevo “cacerolazo” contra la delincuencia.
Los participantes salieron a las calles de diversos puntos de la ciudad capitalina, especialmente en el sector oriental, e hicieron sonar ollas y las bocinas de sus automóviles con el fin de llamar la atención del Gobierno contra la delincuencia que en los últimos años ha aumentado en el país.
La protesta, asimismo, se enmarca en el ataque que sufrió el pasado 23 de julio el subteniente de carabineros, Óscar Muñoz,quien recibió un disparo en la cabeza en medio de un procedimiento policial en el municipio de Peñalolén, en Santiago.
Por lo tanto, varios familiares de los uniformados también realizaron protestas para reclamar por la situación que a veces sufren los carabineros al momento de enfrentar a los delincuentes.
“Sentimos que realmente no se puede vivir en paz, estamos absolutamente encerrados en nuestras casas mientras los ladrones se pasean tranquilamente por las calles”, declaró uno de los manifestantes que portaba una pancarta en la que se leía “No más asaltos”.
Los participantes en “cacerolazo” llevan pancartas contra la delincuencia en Chile. 29 de julio de 2015

La primera manifestación de este tipo se realizó el 1 de julio pasado. Los participantes advirtieron que las protestas se repetirán una vez al mes.
Algunos de los convocantes a estas manifestaciones son Frente contra la Delincuencia, la Confederación Nacional del Transporte de Carga Terrestre y dirigentes vecinales de varias comunas capitalinas.
Los “cacerolazos” nacieron durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), cuando los chilenos poco a poco comenzaron a protestar contra el régimen militar haciendo sonar sus ollas desde el interior de sus casas y departamentos.
haj/ktg/mrk

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