martes, 12 de febrero de 2013

Inflación y devaluación

Venezuela 0
El vicepresidente de Economía Financiera venezolano, Jorge Giordani, anunció el viernes pasado una devaluación del bolívar de 46,5%, quedando a 6,30 por dólar estadounidense. La divisa nacional mantenía una tasa cambiaria de 4,30 desde 2010.
Medida que aliviaría las finanzas del Gobierno pero que presionará la inflación, que en el 2012 estuvo entre las mayores del continente (en el 2011 de 27.6%; en el 2010 de 27.2%). A pesar de los controles que Chávez siempre puso a la economía y la ley del 2012, que amplío el control del Estado sobre los precios., la inflación “nominal” trepó hasta el 22%. He dicho” nominal” porque ahora la devaluación del “viernes gris” expresa la verdadera caída de valor de la moneda venezolana.
El “viernes negro” fue el día 18 de febrero de 1983, cuando los sueños de bonanza, de la “Venezuela Saudita”,-la del “ta barato, dame dos”, la de los viajes a Miami los fines de semana-, se acabaron. Durante los años 70, la nación recibió el equivalente a 400.000 millones de dólares por el petróleo, cuyo precio estaba alimentado por la crisis energética mundial y el conflicto árabe- israelí.
Puede ser interesante al propósito ver el andamiento en los años de la devaluación que cuanto más “bajo control” tanto más se disparó (hay que acordarse que en el 2008 Gobierno eliminó tres ceros a la moneda y emitió nuevos billetes).
venezuela
De todos modos el ministro Giordani ya encontró los culpables: los especuladores; y la solución al problema: mayores cobros de impuestos a los que más recursos manejan.
“Que pague más el que más tiene, eso es justo”.
Acostumbrados discursos y mismas recetas cuando no se sabe, no se quiere, identificar el problema tomando, de consecuencia, medidas equivocadas.
Así ¿Qué es realmente la inflación? ¿Porqué suben los precios? Porque el gobierno devalua su moneda? Y ¿porqué hay una cortina de humo alrededor de estos conceptos?
De veras ningún asunto hoy es tan discutido (o tan poco entendido) como la inflación.
Un precio es un tipo de intercambio entre un bolívar (un dólar, un euro, un peso) y una unidad de un bien. Cuando la gente tiene más bolívares, valoran menos cada bolívar. Luego los bienes aumentan de precio, no porque los bienes sean más escasos que antes, sino porque los bolívares son más abundantes y por tanto menos valorados.
Quien sea consciente de estos acontecimientos debería sin duda apreciar una conexión lógica entre los precios constantemente en aumento y la expansión continua de la oferta monetaria.
Los banco centrales y los gobiernos, únicos responsables del fenómeno comúnmente llamado inflación, llenan continuamente la cabeza de pájaros al público, equivocando causa y efecto, o mejor encubriendo las causas y hablando sólo de los efectos. De hecho, el término inflación originalmente significa aumentar (inflar) la oferta monetaria. Hoy el término se usa habitualmente para indicar la consecuencia más evidente de la creación del dinero, el aumento generalizado de los precios.
Ya Mises, en le 19541, se había percatado de este “semantic trick” cuando escribió
“A fin de que evitar de ser culpabilizados por la nefasta consecuencias de la inflación, los gobiernos hacen uso de un artificio semántico: intentan cambiar el sentido de las palabras. Llaman a “inflación” la inevitable consecuencia de la inflación, o sea la alza de los precios. Quieren enterrar en el olvido el hecho che el alza está causado por el aumento de la cantidad de dinero, de lo que nunca hablan”
Si bien la economía de régimen nos enseñe que la inflación es un aumento del nivel de los precios, la inflación de los precios es el resultado de la inflación monetaria: es el aumento de la cantidad de dinero circulante en relación con los bienes disponibles.
¿Y la devaluación? Es el nombre correcto del resultado de la inflación: el dinero que vale menos, que está devaluado en relación a los bienes ofrecidos en el mercado.
Pero hay también la devaluación impuesta por el gobierno (se le llama devaluación competitiva) que es un artificio con el cual los gobiernos intentan de promover las actividades del país favoreciendo a las exportaciones (por ejemplo, ahora en Venezuela, el dólar está más valorado frente al bolívar de casi un 50%. Quiere decir que el dólar y las monedas conectadas –euro, peso- pueden comprar en Venezuela el 50% más de un producto con la misma cantidad).
En está manera las empresas venezolanas (también en la zona euro, en voz baja, se habla de devaluación) aumentaran las exportaciones y podría parecer que haya un desarrollo en el país.
Pero es una pura ilusión, un espejismo.
¿Como se puede crear valor, desarrollo, devaluando? Hay una contradicción en los términos: devaluación y recuperación económica son totalmente divergentes, aunque hayan economistas de matriz keynesianas (Krugman e Roubini) que lo sostienen.
La demanda de exportaciones, por más que intensa, no puede generar ningún crecimiento económico.
El desarrollo es un proceso de formación de capital, o sea de renuncia al consumo y al gasto corriente en vista de un mayor consumo y gasto futuro. La acumulación de capital es lo que permite la inversión en bienes de producción que llevan a un aumento en la productividad, un verdadero desarrollo, una real creación de riqueza.
Las exportaciones suben porque los precios de los productos a la venta se bajan: pero se bajan no por una mayor eficiencia, por una mayor productividad, sino porque los exportadores aprovechan una transferencia de riqueza.
La devaluación oficial, la planificada por el gobierno, implica la transferencia de recursos económicos de la producción interior a la exterior a beneficio de los países extranjeros importadores. El país devaluado, exportador, tendrá que exportar de más para conseguir el mismo monto de importaciones.
La devaluación aparece como un verdadero subsidio a la exportación por los gobiernos y como todos los subsidios, todas la intervenciones, ocasiona redistribuciones y distorsiones en el aparato productivo y en el país.
Al final, menor productividad, mayor pobreza para “casi” todos.

No hay comentarios: